jueves, mayo 05, 2016

Karl Marx y su legado internacionalista



Hace 198 años nacía Karl Marx, el fundador del socialismo científico. Uno de los teóricos más prolíficos, militante toda su vida, una de las grandes personalidades de la historia. Sobre su vasto legado elegimos concentrarnos en el internacionalismo, aportando algunos elementos marxistas a las discusiones que atraviesan a la izquierda argentina, en ocasión del 1° de Mayo.

“¡Proletarios del mundo uníos!” no es sólo un gran final para un gran libro2, encierra tal vez su principal idea política en forma de programa. Por eso Marx, como Engels, hicieron titánicos esfuerzos por poner en pie una organización internacional de los trabajadores y en 1864 fueron parte de la fundación de la Primera Internacional. Esta era la expresión de la idea, planteada años antes en el Manifiesto Comunista, de que “la lucha de los trabajadores es nacional por su forma pero internacional por su contenido”, uno de los más importantes aportes programáticos del marxismo a la historia del movimiento obrero.
La crisis que atravesaba el capitalismo en ese momento y los intentos de la burguesía de descargarla sobre los trabajadores, habían reavivado la lucha y la organización del movimiento obrero, sobre todo de Inglaterra y Francia. Así, en la década de 1850, surgieron en Gran Bretaña, las Trade Unions (sindicatos), que tomaban tanto demandas sindicales como políticas (como el derecho al voto y poder ser elegidos). Marx y Engels siempre buscaron fusionarse con la vanguardia de lucha del momento que, más allá de su ideología, peleaba por los derechos de los trabajadores. Lo hacían con la intención de agrupar a todas las organizaciones obreras reales existentes en el mundo e infundirles una más clara conciencia comunista en cuanto a sus objetivos y a los medios de acción que debían emplearse para alcanzar dichos objetivos. El internacionalismo de Marx no era entendido como una idea abstracta, moral o dogmá- tica, sino como una necesidad estratégica para la lucha de los trabajadores.
Convencido por el hecho de que ignorar la solidaridad y la organización que debe existir entre los obreros de los distintos países sólo podía llevar a un fracaso de todos los esfuerzos que se hicieron dentro de las fronteras nacionales, planteaba que el movimiento obrero tenía que seguir con atención la polí- tica exterior. La liberación de la clase obrera no puede realizarse si las clases que la dirigen aprovechan los prejuicios nacionales para enfrentar a los obreros de los distintos países, derramar la sangre de los pueblos en las guerras y despilfarrar sus riquezas. Marx llegó muy pronto a ser el principal orientador de la Internacional, escribió sus principales documentos, sus manifiestos y estatutos. Fue “el alma de esta organización” – como dijera Lenin– que unificó al movimiento obrero de los diferentes países. Al tiempo que combatía las teorías de las diversas corrientes obreras que existían dentro de la Internacional, como las anarquistas y socialistas utópicas, entre otras, las orientó por el cauce de una actuación conjunta. En el Manifiesto Inaugural enfatiza todos esos principios internacionalistas: “No ha sido la prudencia de las clases dominantes, sino la heroica resistencia de la clase obrera de Inglaterra a la criminal locura de aquellas, la que ha evitado a la Europa Occidental el verse precipitada a una infame cruzada para perpetuar y propagar la esclavitud más allá del océano Atlántico2. La aprobación impúdica, la falsa simpatía o la indiferencia idiota con que las clases superiores de Europa han visto a Rusia apoderarse del baluarte montañoso del Cáucaso y asesinar a la heroica Polonia (…) han enseñado a los trabajadores el deber de iniciarse en los misterios de la política internacional, de vigilar la actividad diplomática de sus gobiernos respectivos, de combatirla, en caso necesario, por todos los medios de que dispongan; y cuando no se pueda impedir, unirse para lanzar una protesta común y reivindicar que las sencillas leyes de la moral y de la justicia, que deben presidir las relaciones entre los individuos, sean las leyes supremas de las relaciones entre las naciones. La lucha por una política exterior de este género forma parte de la lucha general por la emancipación de la clase obrera.
¡Proletarios de todos los países, uníos!”. Que a tantos años de escrito el Manifiesto Comunista y de la Primera Internacional, la frase “la lucha de clases es nacional por su forma pero internacional por su contenido”, sea parte del discurso que cerró el acto del 1° de mayo frente a la embajada de Brasil cuyo mensaje fue que los revolucionarios de hoy debemos plantear un combate al golpe institucional de Brasil y contra el ajuste; y apoyar la lucha de clases que están dando los jóvenes y la clase obrera en Francia, expresa que el legado internacionalista de Marx comienza a ser retomado.

Emilio Salgado
Jazmín Jimenez

Notas:

1. Nos referimos al Manifiesto Comunista publicado en febrero de 1848, escrito por Marx y Engels a pedido de La Liga de los Comunistas de la cual eran militantes.
2. Se refiere a la guerra civil de los Estados Unidos (1861-1865). Los dos bandos enfrentados fueron las fuerzas de los estados del Norte (la Unión) contra los recién formados, Estados Confederados de América, integrados por once estados del Sur, que proclamaron su independencia. Fue una lucha entre dos tipos de economías, una industrial-abolicionista (Norte) y otra agraria-esclavista (Sur).

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