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sábado, julio 16, 2016
Senegaleses en Argentina, otra historia de refugiados
Es una de las últimas olas migratorias llegadas al país. En su mayoría son hombres, jóvenes y de fe musulmana. Escapando de la pobreza en la excolonia francesa, ya suman tres mil.
Venden relojes, lentes para el sol y bijouterie. Todo bien acomodado en planchas de telgopor forradas con lienzos rojos. Están en las esquinas, en las puertas de los supermercados, en plazas, ferias, estaciones y paradas de colectivos. Hablan poco. Pero responden con una sonrisa a quien los encara para intercambiar, al menos, unas pocas palabras.
Son senegaleses en Argentina, desde hace años miembros del cosmopolita paisaje urbano de Buenos Aires y otras grandes ciudades del país.
Miles de historias en una
Hanne Fallou, más conocido en La Plata como Pablo, es una de los aproximadamente tres mil personas senegalesas que desembarcaron hace años en Argentina. Con la paciencia obligada por tener que transmitir ideas en un castellano aún duro (aunque se le propuso, él desistió de hablar en francés) conversó con La Izquierda Diario sobre su vida y la de sus coterráneos, sobre su su país y sobre las razones que los hacen cruzar el Océano Atlántico y viajar más de 7 mil kilómetros en busca de un futuro mejor.
“Mi nombre en mi documento es Hanne Fallou, pero acá me bautizaron Pablo. Tengo 36 años y llegué a Argentina el 5 de febrero de 2008”, arranca en forma de presentación.
¿Cómo llegaste a La Plata?
- Primero llegué a Buenos Aires porque tenía gente conocida de Senegal. Me junté con mis compañeros, trabajé un tiempo y tuve contacto con gente de La Plata que me dijo de instalarme acá. Llegué en tren un domingo, para trabajar cerca de la plaza San Martín, y me quedé. Vivo en la zona céntrica con un amigo.
¿De tu país te fuiste en 2008 o antes?
- De Senegal salí muy joven. Estuve en Francia, una parte de mi familia vive allá. Y viví también en Brasil, antes de venir a Argentina.
En general las familias senegalesas se van a los países más cercanos, de la misma comunidad donde no se necesite visa, donde puedan ir en tren o en auto. Pero muchos vienen a América Latina. Muchos que llegan a Argentina pasan antes por Brasil, ya que ese país está abierto para nosotros. Y a Ecuador y Bolivia también van.
Pero ahora el gobierno de Senegal cambió y es más “occidental”, está sirviendo más a Francia y eso genera que tengamos menos contacto con América Latina.
¿Por qué vos y muchos otros eligieron Argentina?
- Argentina está en el Grupo de los Veinte, y eso hace pensar que es uno de los mejores países para emigrar. Cuando llegué, la situación me gustó y sabía que antes había venido gente de Europa como inmigrante. Muchos eligen otros países, pero lo importante es cómo querés vivir.
Mi hermana, mi mamá, mi papá viven en Estados Unidos. Ellos me dicen que allá tienen todo pero no están tranquilos. Hay gente que le gusta porque tiene plata pero a mí me gusta un país donde se puede estar tranquilo, progresar, andar tranquilo sin que nadie te moleste. En Estados Unidos hay mucha violencia, la gente está paranoica.
Y además allá en estos momentos hay mucho racismo
- En Estados Unidos hay, sobre todo, un racismo económico. Que es otra forma de racismo. Puede ser que ahora haya más agresión pero no tanto racismo a causa del color porque ahora allá estudiamos, nos desarrollamos pero el racismo económico es más fuerte ahora.
Pero ahora hay más racismo por el color de piel que hace unos años
- Sí, hay mucho maltrato. Porque si la policía mata, todo el mundo lo sabe pero el maltrato es todo el tiempo y no se puede decir nada. Eso acá no pasa. Porque acá hay muchas organizaciones solidarias, hay organismos de derechos humanos, que cuidan a la gente y toman sus causas. Eso en Estados Unidos no existe. Siempre hablo con mi familia y es otro mundo, otra forma de pensar la vida.
“No sólo se comunica con la lengua”
Pablo tiene su “negocio” en las puertas de una sucursal del Banco Provincia de La Plata. Allí ya tiene clientela, vecinos y varios amigos. Es uno de los senegaleses más conocidos en la capital de la Provincia de Buenos Aires, por los años que lleva instalado y por su intensa actividad en su comunidad.
¿Cómo es tu vida en Argentina?
- Antes de venir no sabía mucho. Pero no fue un problema. No me podía comunicar pero sabía mirar. No sólo se puede comunicar con la lengua sino con las manos, con la mirada. Hay otras formas de comunicarse.
¿Y cómo se toma la decisión de salir de Senegal y cruzar el océano?
- La gente de otros países que están en guerra civil no puede salir, no tiene la posibilidad. Quienes podemos salir vivimos en una situación más estable, sabemos bien cómo funciona el mundo. Mi país no está tan mal, pero yo quiero una vida mejor para mí y para mis hijos.
Llegan muchos hombres. ¿Vienen también mujeres senegalesas?
- Sí. Pero como no está bien venir si no hay una situación estable, primero vienen los hombres, buscan un trabajo, una casa y entonces después vienen las esposas y los hijos.
¿Ustedes mandan dinero allá para sus familias?
- Sí. En Senegal podés alquilar una casa muy buena por U$S 120. Si envías U$S 1.000 se puede vivir muy bien. Además es mi obligación. Tengo una mujer, hijos. Hago el sacrificio y no es para mí solo. Inmigrar es un mal necesario porque si no lo hacemos siempre estamos en una situación de pobreza.
¿Y tienen algún tipo de organización propia?
- Sí. Yo soy dirigente de la comunidad senegalesa acá, desde hace un año nos estamos organizando. Pero es difícil porque se necesita un abogado, tener una asociación legal y demás. Desde nuestra organización ayudamos a todos los que llegan. Si una persona llega hoy no viene con plata ni con trabajo y por eso es nuestra obligación asistirlo.
¿Qué problemas de tipo “legal” tienen?
- Por el momento no tenemos muchos problemas con el Estado nacional. El sistema que tenemos para regularizar la situación es simple. Tenemos otros problemas. Por ejemplo si quiero una habitación puede ser que tenga la plata pero no puedo acceder porque no tengo garantía y no la puedo conseguir. Lo mismo si queremos juntarnos para tener un local, no podemos alquilarlo legalmente. Ése es un problema.
¿Y cómo los trata el Estado en la calle? La policía, por ejemplo
- Con la policía por el momento no hay tantos problemas. Antes, cuando llegamos y caminábamos con el maletín, la policía quería verificar mi maletín, mi mochila por si teníamos drogas. Ahora ya saben qué llevamos en el maletín. Gracias a Dios ya no nos paran como antes. Acá en La Plata a veces hay problemas con Control Urbano, porque dicen que la venta ambulante no está permitida. Pero yo no tengo otra posibilidad para vivir.
¿Cómo está la situación laboral para ustedes?
- Ahora está un poco complicado con el nuevo gobierno, porque nos quieren sacar sí o sí de la calle. Pero nosotros no queremos trabajar más en la calle, esa es la verdad. Lo que pasa es que algunos senegaleses buscan trabajo en empresas o que los emplee algún conocido, pero trabajar así es igual que trabajar en la calle, ya que si una persona me quiere tomar para trabajar no me va a dar obra social ni nada. Trabajar en la calle tal vez es mejor que eso, porque soy monotributista y tengo obra social.
¿Todos son monotributistas?
- No, claro que no. Sólo los que llegamos antes de 2013, porque había un programa para legalizar a todos los que veníamos de Senegal. Los que llegamos antes de 2013 tenemos DNI , pagamos a la AFIP. Pero quienes vinieron luego están mucho más complicados. Hoy tenemos eso y lo queremos cuidar.
Pablo se refiere al régimen especial que la Dirección Nacional de Migraciones aprobó en 2013 para regularizar extranjeros de nacionalidad senegalesa. Camila Carril, subdirectora de Migrantes de la Defensoría del Pueblo porteña dijo en un reciente entrevista que “ese proceso, del que participaron muchas organizaciones, permitió la obtención de la residencia transitoria y permanente de muchos inmigrantes hasta mediados de ese año. Pero quienes llegaron después o no llegaron a presentar los papeles se encuentran todavía en una situación difícil porque no ingresan en ningún criterio de la ley migratoria”.
Como dice Pablo, la situación para ellos es complicada, ya que muchos no tienen siquiera el permiso transitorio, por haber ingresado al país por Brasil u otros países limítrofes.
“Tenemos tierra y recursos, pero nos sobra pobreza”
Pablo no tiene estudios primarios. Sólo pasó por la escuela islámica de su ciudad, como parte de la participación familiar en la vida religiosa. Su análisis de la realidad senegalesa y mundial es por demás lúcido. La experiencia de vida fue, sin dudas, una escuela en sí misma.
¿Cómo ves la situación de Senegal?
- Todo el mundo sabe que la gente de África no vive en buenas condiciones. Hay mucha pobreza, mucho analfabetismo, poca infraestructura. Tenemos una historia muy larga. Todo el mundo la conoce. La colonización, las guerras civiles que está provocando Occidente porque no quiere un continente con gente joven, con gente que estudie y se desarrolle para progresar. Tenemos tierra y recursos. Gracias a Dios, Senegal no tiene guerra civil como muchos otros países del continente.
¿Todos los jóvenes senegaleses piensan en emigrar?
- No es que estamos pensando en emigrar. Es que no hay muchas posibilidades. Mis hijos siempre están pensando qué día los voy a traer. Pero yo nunca dejo de pensar en volver a mi país. Seguro lo haré si algún día mi situación es favorable.
¿Allá la educación es pública?
- Es pública y gratuita. Pero en los últimos años es complicado. Antes, entre 2002 y 2012, era mejor. El 40 % se educaba, ahora sólo el 12 %. La mayoría del país es analfabeto.
¿Por qué si la educación es pública es tan alto el analfabetismo?
- Porque dicen que es pública, pero si hay cien jóvenes que quieren estudiar y hay vacantes para 17, obviamente quedan 83 afuera. Y esos 83 tienen que salir a trabajar desde pequeños.
¿La dependencia de Francia sigue siendo muy fuerte?
- Antes de 2012 teníamos un gobierno que había invertido en infraestructura y había cierto progreso. Pero Occidente no lo quería. Ahora el gobierno está girando y depende directamente de Francia. En Senegal, como en muchos países de África, Europa está imponiendo gobiernos intentando decirnos qué es lo mejor para nosotros.
¿Sos religioso?
- Sí, pero no somos fanáticos. Somos islamistas pero no fundamentalistas. Mucha gente dice que los atentados en Bélgica los hicieron los musulmanes. No son musulmanes, son fundamentalistas.
¿En Argentina alguien les cuestiona ser musulmanes?
- Sí, algunos. Yo explico que los Estados Unidos, Europa, Occidente, quieren que se crea eso para acaparar la riqueza mundial. No respetan nada. Inglaterra tomó las Islas Malvinas y no le interesa la gente que vive allí sino la riqueza natural, el petróleo. Lo mismo hacen con África y otros países, para acaparar la riqueza, para matar a la gente que no les gusta diciendo que no son civilizados, que están enfermos, dicen muchas cosas.
Cuando yo vine a Argentina me decían que los latinoamericanos son las personas más drogadas de la tierra. Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú. Si ves en la televisión sobre Brasil, muestran las favelas, gente con armas. Pero todos saben que ése no es el Brasil. Mi país no está tan mal pero muchos dicen que en África el 80% está enfermo de Malaria, de HIV y otras enfermedades.
Las potencias europeas también matan a los refugiados, dejándolos morir en el Mediterráneo
- Sí, yo lo sé muy bien. Pasan por el Mediterráneo porque desde hace años todo el sistema industrial de África empeoró, empezaron a faltar alimentos y Europa fue a sacarnos nuestros mares, nuestra riqueza y recursos naturales y no tenemos otra posibilidad más que emigrar.
Europa formó un frente para defender sus fronteras y mucha gente murió en el mar, africanos, sirios, iraquiés. Pero es culpa también de nuestros gobiernos, porque la mayoría aceptó y firmó el acuerdo y el acuerdo genera más pobreza de la que ya hay. Y como Europa necesita mano de obra muchos intentan llegar allá.
Sería la dominación y opresión pero con otra forma
- Por supuesto. En Francia, por ejemplo, el 57 % de la población es vieja y necesitan jóvenes, pero no quiere legalizar a todos. Mirá la copa de fútbol. En el equipo francés la mayoría de los jugadores es extranjera. El 80 % de la riqueza de Francia viene de sus excolonias africanas. El 75% de la energía de Francia es atómica y sacan el uranio de Nigeria. Si Nigeria mañana tiene un gobierno que defiende su riqueza nacional, Francia se queda sin energía.
Por eso parte de nuestros países están en guerra civil. Porque si no, no pueden controlar los recursos. Si tenés un país pacífico, no podés controlar su riqueza. Europa no tiene buena tierra para la agricultura, Europa no puede generar mucho para vivir, necesita sacar de otro lado.
Daniel Satur
@saturnetrocCelina Demarchi
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