Ante la condena de Lula y orden de prisión emitida por el juez Sérgio Moro, que busca proscribir a Lula y garantizar la continuidad del golpe, corrientes como el PSTU o la CST (corriente interna del PSOL, grupo hermano de Izquierda Socialista de Argentina), aplauden y manifiestan su aprobación, brillando por su cretinismo golpista.
Cuando parece que la posición escandalosamente golpista del PSTU no puede profundizarse más, vuelven a demostrar que ya están completamente ajenos a cualquier tipo de criterio marxista en su análisis de la realidad.
Esta vez, ante la condena de Lula y orden de prisión emitida por el juez Sergio Moro, que busca proscribir a Lula y garantizar la continuidad del golpe, el PSTU aplaude y manifiesta su aprobación. En esto, son acompañados también por otros grupos como la CST (corriente interna del PSOL, grupo hermano de Izquierda Socialista de Argentina), que brillan por su cretinismo golpista.
En un artículo divulgado en su sitio, afirman que “No se puede aceptar el argumento del PT, que defiende impunidad para Lula acusando a la justicia de selectiva”, y dicen que Lula “terminó en el mismo barro que ellos”, refiriéndose a sus aliados de la derecha golpista de ayer, que hoy son parte de la ofensiva contra Lula al lado de Sergio Moro. Dicho sea de paso, sin el apartado “Brasil necesita una revolución”, el que agita de forma absolutamente abstracta sus consignas en defensa del socialismo, ese texto podría haber sido firmado por el propio Sérgio Moro o algún juez de la Corte Suprema.
La confianza del PSTU en el poder judicial golpista es tan fuerte que ahora solo esperan la “prisión de todos ellos”, naturalizando el autoritarismo judicial, cuyos métodos liberales reaccionarios y antiobreros siguen siendo para el PSTU la mejor forma de ajustar cuentas con el PT. ¿Existe mayor cretinismo institucional que este?
Ante el hecho de que 11 jueces de la Corte Suprema decidan a quién millones de trabajadores podrán o no votar, el PSTU solo espera que la Lava Jato “vaya hasta el final” con su servicio, dejando en manos de la burocracia sindical de la CUT y del PT la defensa democrática del derecho al voto. Hace un excelente servicio al encubrimiento de la estrategia de conciliación de clases del PT.
Pero el PSTU, no contento en seguir negando la existencia de un golpe encubriendo su capitulación a ese ataque histórico con su palabrerío “rojo”, decidió ahora hacerle coro a la derecha, incluso usando sus propios dichos como “la justicia debe ser hecha para todos”, como en el artículo de CSP-Conlutas, ahora pasó a ser un entusiasta de la prisión de Lula y de que este poder judicial corrupto y privilegiado decida a quién puede o no puede votar el pueblo.
Sin siquiera ser coherente con lo que dice, el PSTU afirma al mismo tiempo que su entusiasmo con el poder judicial de Moro y de la Corte Suprema, y dice también que “No tenemos ninguna confianza en la Corte Suprema o en la imparcialidad de la justicia burguesa”. En su imaginación, entonces, tal vez sean los trabajadores los que están encarcelando a Lula (¿?). O tal vez creen que es necesario “disputar” al poder judicial, ya que dicen que la “salida es exigir la prisión a los demás corruptos”.
¿Exigirle a quién, PSTU? ¿A Moro? ¿A Gilmar Mendes? ¿A Cármen Lúcia? Sin saber a quién exigirle, pero aun así exigiendo, el PSTU sigue aplaudiendo el autoritarismo del poder judicial diciendo que “no le tiene confianza”. Una vez más, el sujeto histórico para el PSTU es la operación Lava Jato y el poder judicial golpista, y no los trabajadores organizados.
De manera aun más absurda, el PSTU justifica la arbitrariedad de la prisión de Lula con el argumento de que estas arbitrariedades son regla en el Estado y el poder judicial, con 290.000 presos que nunca tuvieron acceso a ningún juicio. En este razonamiento “muy profundo”, encarcelar a Lula sin pruebas no es una forma de fortalecer a este Estado y a este poder judicial contra el pueblo negro y pobre. De alguna manera inexplicable creen que, con la condena ilegal y arbitraria de Lula, estamos un paso más cerca de terminar con los encarcelamientos masivos de negros y pobres, la violencia policial, la arbitrariedad judicial de este Estado.
¿Cómo será eso, si ellos mismos admiten que “Todo esto fue y sigue siendo hecho de manera más intensa por el gobierno corrupto de Temer”? O sea que después del golpe, todos los abusos y mecanismos de represión a los trabajadores, al pueblo negro, a los pobres y a la izquierda solo se intensificaron. Es la misma lógica que su posición previa al juicio del tribunal de segunda instancia que condenó a Lula (TRF-4), cuando el PSTU se arrodilló ante el estado y nos tranquilizó diciendo que “no hay nada que el poder judicial y la policía ya no hayan probado y utilizado contra la clase trabajadora”.
Pero, un momento: después de su “exigencia” de fin de la impunidad, el PSTU tiene otra respuesta para darnos. “No será esta justicia de los ricos que va a terminar con la impunidad. (…) Estos jueces no harán justicia. Esta justicia está, y siempre estuvo, al servicio de los banqueros y grandes empresarios”. Una confusión digna de quien fue la quinta rueda del golpe institucional. La justicia está al servicio de los banqueros y grandes empresarios… ¡menos cuando encarcelan a Lula! Ahí está al servicio de los trabajadores.
Cualquier lucha seria contra la derecha, los golpistas y la burguesía pasa por enfrentar, con los métodos obreros, los ataques de este poder judicial y de este Estado. Para el escepticismo del PSTU, lo mejor sigue siendo escudarse en los expedientes de prisión de Moro y la Corte Suprema.
Fernando Pardal
San Pablo
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