Adriana era licenciada en Física, graduada en la Universidad Nacional de La Plata, y docente de la Facultad de Ingeniería de la UBA. En el ámbito del gremio docente universitario, fue una de las fundadoras del sindicato AGD-UBA.
El testimonio de Adriana en los juicios contra los genocidas de la dictadura militar y su militancia al frente de AEDD ocuparon un lugar invaluable en la lucha contra la impunidad.
El 4 de febrero de 1977, Adriana fue secuestrada en su casa en Tolosa por un grupo de tareas. Estaba embarazada de seis meses de quien sería su tercera hija. Fue llevada al campo de concentración de la Brigada de Investigaciones de La Plata y, más tarde, a la de Arana, donde supo que su marido Miguel Laborde también estaba secuestrado.
Mientras era trasladada al campo de concentración llamado “el Pozo de Banfield”, parió a Teresa, a bordo de un patrullero, ´asistida´ por el médico genocida Jorge Bergés, partero del ´circuito´ represivo a cargo de Camps.
Tras la retirada de la dictadura, fue de las primeras víctimas en declarar en el Juicio a las Juntas.
Siguió testimoniando, manifestando contra los genocidas, durante los 30 años de democracia, exigiendo la cárcel, común perpetua y efectiva a los represores, combatiendo las leyes de obediencia debida y punto final de Alfonsín y el indulto de Menem. En 2006, luego de la anulación de las leyes de impunidad, testificó en el primer juicio contra Miguel Osvaldo Etchecolatz, ante el Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata, y fue una de las principales impulsoras de la denuncia de la desaparición de Julio López. Cuando el gobierno kirchnerista coptó a una parte del movimiento histórico de derechos humanos para convertirlo en una agencia de la política oficial, Adriana defendió la independencia del EMVyJ y su compromiso indeclinable con la lucha contra la impunidad y la represión.
Sus compañeros de Asociación Ex Detenidos Desaparecidos la recordó con una charla virtual de la que participaron familiares, amigos, compañeros de militancia, entre ellos, Nora Cortiñas y nuestro compañero Néstor Correa, ex secretario general de AGD-UBA y militante del Partido Obrero (Tendencia). Correa recordó cuando Adriana, devastada por la quimioterapia, el 21 de octubre de 2010 “lloró y suplicó a sus hijos que la llevaran agarrada fuerte para ir a Plaza de Mayo para exigir justicia” por Mariano Ferreyra.
Adriana Calvo fue una luchadora indispensable. A 10 años de su muerte, decimos presente.
Lautaro Brodsky
13/12/2020
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