El gobierno nacional ha reforzado la asistencia alimentaria para el mes de diciembre, como respuesta precaria y de corto alcance al crecimiento de la pobreza y la miseria social. Cuando termina el año y se acercan las fiestas la desocupación se mantiene en niveles altísimos: aunque el Indec declare un 11,7% para el tercer trimestre del año, sumada la subocupación estaríamos por arriba del 25%.
Estas cifras siguen quedándose cortas. Resulta que a los 2.250.000 desocupados (11,7%) y a los 2.550.000 subocupados (13,4%), aún habría que sumarle 2.100.000 de personas que han perdido el empleo durante la pandemia y que son contabilizados como “inactivos”: un eufemismo estadístico que oculta a una porción significativa de la población que ha renunciado a buscar empleo producto de los resultados negativos.
Lo que está claro es que la desocupación y la pobreza han crecido en el país a un ritmo alarmante, como resultado de las políticas de gobierno que han priorizado el acuerdo con el capital financiero, los compromisos con las patronales y pacto con el FMI por sobre los interese sobreros y populares.
Un reciente informe de la UCA arroja que en el cuatrimestre que abarca desde julio a octubre el 44,2% de la población de las grandes ciudades del país se encuentra en la pobreza y que seis de cada diez menores de 18 años son pobres.
Entre los sectores más golpeados por la desocupación se encuentra la juventud y particularmente las mujeres, llegando al pico de una tasa de desocupación –sin sumar subocupación- del 23,1%. Y en cuanto a la actividad se destaca la caída del empleo en la construcción, comercio y entre las trabajadoras de casas particulares.
Otro dato importante es que la desocupación se acentúa con fuerza en la región el Gran Buenos Aires, con un 14,8%, por encima de la media. Córdoba la sigue con 14,3%. Ambas regiones que se destacan por sus cordones y parques industriales.
Sumados todos los sectores que se encontrarían buscando empleo –con los inactivos por fuera- estaríamos ante un 34,7% -6,6 millones de personas- de la población económicamente activa que presiona por un puesto de trabajo en el mercado laboral.
La devaluación del “Estado presente”
El Frente de Todos y Alberto Fernández se presentaron ante la población como la respuesta productiva y laboral ante la crisis económica agudizada bajo el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, a la fecha presentan un agravante en todos los indicadores de pobreza y trabajo.
Desde el gobierno nacional han decidido optar por una inyección excepcional de fondos en materia alimentaria, aunque muy por detrás de las necesidades populares, sin resolver ninguna de las reivindicaciones esenciales y más sentidas por la población trabajadora.
Desde la cartera que dirige el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, señalan la implementación de un “refuerzo extra” para la Tarjeta Alimentar, un bono de $9.400 para los 600.000 beneficiarios de los programas sociales –lejos de un cuarto IFE que alcanzaba a 9 millones de personas por $10.000- y el destino de fondos para unas 1.700.000 cajas navideñas. A su vez, señalan que se duplicarán los productos del Servicio Alimentario Escolar, con el propósito de incluir el mes de enero.
Para dar cuenta de la excepcionalidad de la precaria medida, y de su futura supresión, Arroyo declara que todo esto se da en el marco de una supuesta recomposición económica: “Hace casi un mes y medio que notamos una disminución en la cantidad de personas que acuden a los comedores comunitarios en el Conurbano bonaerense. Y según lo que pudimos relevar se debe a que hay más changas, trabajo informal, vinculado a la construcción y a la industria textil”.
Estas medidas del gobierno son un paliativo para intentar poner paños fríos en un año que concluye bastante caldeado.
El gobierno no ha podido exponer ninguna solución satisfactoria a la cuestión de la tierra, la vivienda, la crisis sanitaria, el trabajo, el salario o las jubilaciones, entre algunos de los principales temas planteados. El esquema montado para este fin de año siquiera escapa a lo que es habitual todos los años, cuando las fiestas y las golpeadas economías familiares necesitan de un refuerzo para poder afrontar las fiestas. Es más bien la expresión que tras un año de mandato no han logrado mejorar la calidad de vida de ninguna familia obrera, más bien lo contrario. ´
Esto es lo que ha dejado planteado la reciente movilización del sindicalismo combativo, junto al Sutna y los piqueteros independientes del Estado, que denuncia la política de hambre y miseria del gobierno, el FMI y la oposición patronal y reclaman una salida de los trabajadores a la crisis. El mismo planteo que se escuchar este 22 de diciembre en el acto del Frente de Izquierda Unidad en el Congreso.
Marcelo Mache
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