Sobre la cotización del agua en Wall Street y otros temas ecológicos nacionales e internacionales.
M.H.: El agua ahora cotiza en Wall Street.
A.B.: Esto ha sido sobreactuado en los medios como una manera de ver si alguien más se engancha con todo este modelo neoliberal. Porque en última instancia lo que está cotizando es el precio del agua para riego en California. Que es completamente distinto que el petróleo que cotiza en todo el mundo. Aquí es el riego en California y nada más. De modo que la pregunta no es por qué cotiza el agua, sino para qué han hecho todo este ruido.
Yo creo que es para convencernos de que las cosas funcionan mejor cuando se mete el mercado. Y ya sabemos que generalmente funcionan peor, cuando el mercado se hace cargo de asignar los recursos. Yo creo que tenemos que plantear que el agua para consumo humano es un derecho humano y que primero hay que asegurar el agua para los usos humanos inmediatos y el resto pasa a ser un recurso natural y hay que discutir cómo asignar el agua que queda. No toda el agua, sino la que no se usa para los seres humanos.
En ese punto hay dos ideas, unos piensan que el mercado es un buen asignador de recursos, yo creo que un recurso escaso no se puede dejar en manos de los especuladores, sino que es mejor que el Estado asigne prioridades.
Pero esto ha sido más que darle un valor de mercado al agua, ha sido un ensayo publicitario para que la gente empiece a acostumbrarse a la idea de que van a seguir intentándolo. Mucho más peligroso es lo que ha ocurrido en Chile con Pinochet y todavía no se ha corregido, que han privatizado los ríos. Los ríos corresponden a cierta empresa que hace plata como quiere con esos ríos. Eso es mucho más escandaloso por supuesto.
M.H.: La idea que tenía era que de pronto la cotización del agua californiana podía ser un paso hacia esto que usted comenta respecto de Chile en torno a la privatización del agua.
A.B.: Por supuesto, es un intento, a ver quién se prende, a ver qué dicen los medios, si es una buena idea o si es horrible. Yo pienso que es horrible. Pero ha habido mucha movilización pública en rechazo. Así que supongo que se quedarán con el agua de California y no mucho más.
M.H.: Este mes tuvo lugar una cumbre virtual convocada por la ONU, Reino Unido y Francia en alianza con Chile e Italia, en el 5° aniversario del acuerdo de París cuyo propósito es la adopción de medidas para combatir la crisis climática global, cinco años después parecería que sus compromisos no vinculantes no han tenido mayores efectos ¿Qué nos puede comentar al respecto?
A.B.: Que el acuerdo de París es el resultado de una de las reuniones por el cambio climático veintitantas, cada dos años se reúnen para decir que tienen que hacer algo para frenar el cambio climático, firman cosas y no las cumplen. Entonces vuelven a hacer otra reunión, firman nuevas cosas, se sacan la foto, no las cumplen, vuelven a hacer otra reunión y así sucesivamente.
Después de muchos años de esta dinámica, después de muchas reuniones por el cambio climático, decidieron hacer un anuncio escandaloso, firmaron una vez más, nadie piensa cumplir eso y efectivamente no lo cumplirán. Pero esto es lo habitual en ONU, la foto, los discursos grandilocuentes y poca realidad. Mucho más cuando hay intereses en juego.
Aquí hay que tocar a las petroleras, cerrar pozos de petróleo, restringir el uso del gas y la nafta. Hasta aquí el único país que se lo tomó en serio es Dinamarca que para el 2050 va a eliminar la producción de petróleo. Pero países como Argentina están expandiendo la producción de petróleo y gas, inclusive están subsidiando a las multinacionales.
Una cosa con la que obviamente uno está de acuerdo, que es el impuesto a las grandes fortunas, una parte de ese dinero va a ir a subsidiar a las petroleras en Vaca Muerta. Con lo cual, así no vamos a mejorar la situación del cambio climático, mientras se sigan tirando gases a la atmósfera.
M.H.: En esta reunión el gobierno argentino presentó lo que considera un compromiso más ambicioso de cara al 2030 revisando sus contribuciones a nivel internacional a través del gabinete de cambio climático que integran contradictoriamente los mismos responsables de planes extractivistas y el impulso a los combustibles fósiles y al fracking a través de Vaca Muerta. ¿Cómo se entiende esto?
A.B.: Yo creo que tiene la misma lógica que tiene la ONU. La gente quiere una foto y un discurso. La gente se lo cree. A la gente le encanta que se aprueben leyes, aunque después nadie las cumpla. Un ejemplo son las Leyes de Bosques y Glaciares, mucho entusiasmo y después nadie intentó cumplirlas.
M.H.: O con la Ley de humedales que parece que estuviera cajoneada.
A.B.: Con lo cual yo no tengo ningún entusiasmo en que se apruebe una ley más que no quieran cumplir. Yo creo que pasa algo parecido, hay intereses concretos que impiden que esto avance y si no puede avanzar en el mundo real que avance en el discurso.
La Ciudad de Buenos Aires está haciendo un plan de acción climática muy sofisticado, con mucho apoyo de los científicos, pero al mismo tiempo está urbanizando la costa del Río de la Plata que se va a inundar con el cambio climático. Me refiero a Costa Salguero.
Entonces, por un lado, hay grandes compromisos internacionales, unos libros preciosos que están por editar y, al mismo tiempo, se hace un desarrollo inmobiliario irresponsable en la costa del río.
M.H.: Quiero retomar un tema, el etiquetado a los alimentos envasados. He leído que el nutricionista Sergio Britos señala que si el Proyecto de ley se sancionara tal como está un 92% de los alimentos que consumimos aparecerían desalentados, con un sello negro o varios. Y no es cierto que el 92% de los alimentos envasados en nuestros comercios sean poco saludables.
A.B.: Eso puede obligar a la industria a envasar alimentos más saludables. El hecho de que todos o la mayor parte de los envasados tenga demasiada sal, azúcar o grasa es cierto. Tendrán que empezar a producir más sano. Eso es lo que les preocupa. Y, por otro lado, ya se sabe que cuanto menos envasado coma la gente mejor, más sano va a ser.
M.H.: He leído últimamente algunas notas sobre la llegada de Bill Gates a nuestro sistema agroalimentario.
A.B.: Yo creo que Bill Gates no importa, solo se menciona porque es una persona conocida. Lo que importa es un modelo productivo que satura el campo de productos químicos, que tiene una contaminación no solo química sino biológica porque han aprobado el trigo transgénico, inclusive en contra de los que venden cereales.
El trigo transgénico puede contaminar genéticamente al trigo tradicional por insectos que polinicen. Con lo cual el trigo tradicional pasa a ser trigo transgénico o por lo menos contaminado y hay muchos mercados que no aceptan transgénicos o trigo tradicional contaminado con transgénicos. Con lo cual se da la paradoja que se introduce una tecnología nociva y contaminante y que además es antieconómica. Es perjudicial desde lo económico para el país, no solo desde lo ambiental.
De modo que hay que parar con esta ilusión de que todo lo que ofrece la tecnología es lo mejor que hay. Ya hay un colectivo importante de científicos que rechaza este “trigo limpio”. Búsquenlo en internet que están rechazando con argumentos científicos diciendo que esto no hace falta.
M.H.: Esta va a ser nuestra última comunicación de 2020 me gustaría que les dé un mensaje a nuestros oyentes.
A.B.: No soy muy bueno dando mensajes, pero quiero recordar que va a haber una presión muy fuerte utilizando como pretexto la pandemia para aprobar o impulsar proyectos que significan daño ambiental. Tanto el fracking como la megaminería que en este momento están impulsando la gran minería contaminante en Chubut, como proyectos de construcción en la costa de CABA, como las megagranjas criadoras de animales, como más transgénicos y demás con la idea de que hay que salvar la economía.
Hay que estar alertas ante esto porque una vez que estén hechas las granjas para cerdos y el compromiso con una potencia importante como China va a ser muy complicado dar marcha atrás cuando se vea el daño que producen.
Mario Hernandez | 28/12/2020
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