lunes, diciembre 14, 2020

Reino Unido: huelga estudiantil contra las matrículas


Los estudiantes se organizan para denunciar los negociados privatistas. 

 Desde el lunes 7, más de seiscientos estudiantes de veinte universidades (Oxford, Cambridge, Goldsmiths, Londres, etc.) se sumaron a la huelga de matrículas, el boicot de no pago más masivo en cuatro décadas. Los estudiantes proponen la reducción matricular del 30% durante todo un año, asistencia alimentaria, no acumulación de intereses por meses adeudados y reapertura de los campus y clases presenciales cuando se dispongan los cuidados necesarios que eviten el contagio masivo de Covid-19. 
 Según un informe de NUS Consulting, las universidades británicas obtuvieron alrededor de 2.500 millones de dólares durante el año pasado y esto solo a través de las residencias, que succionan casi el 80% del préstamo estudiantil. Sin embargo, no se invirtió una sola libra en protocolos o en la contratación de más docentes para fraccionar la cantidad de estudiantes por curso. Tampoco se garantizó una asistencia psicológica gratuita por contexto de encierro o herramientas tecnológicas y de conectividad. 
 Hasta el momento hablaron pocas universidades y se limitaron a anunciar “que los estudiantes pueden interrumpir su contrato de alojamiento sin una sanción financiera” (The Guardian, 6/12). La preservación de sus ganancias en detrimento de la educación y la salud de toda la comunidad no tienen disimulo. 

 Manchester y Bristol, a la cabeza 

 A mediados de julio, los estudiantes de la Universidad de Manchester se dieron a la lucha y festejaron la reducción matricular del 30% mientras el campus esté cerrado. Tras su retorno en noviembre, además de este panorama, se encontraron que el único protocolo era vallar todo el campus y ofrecer una única entrada-salida controlada por la policía. Los estudiantes se organizaron para derribarlas cuando, sin previo aviso ni palabra mediante, la policía detuvo a un estudiante afrodescendiente alegando que “portaba la apariencia de quienes trafican drogas” (ídem, 28/10). Esto caldeó aún más la situación: en cuestión de días, el boicot de matrículas saltó de 300 a más de 1.000 estudiantes, que también exigen la renuncia de los rectores Keith Brown y Nancy Rothwell por militarizar la universidad.
 Por otro lado, cuando comenzó la cuarentena, la Universidad de Bristol cerró su campus y expulsó a todos los residentes con un aviso horas antes, prometiendo que enviarían bolsones de comida y otorgarían asistencia psicológica gratuita. La asistencia nunca llegó y los bolsones contenían escasos productos de limpieza y maníes (Epigram, 20/10). A mediados de octubre, la reapertura se dio en las mismas condiciones que en Manchester, con lo cual otro más de mil estudiantes concertaron el boicot a las matrículas y no aceptaron la reducción del 30% hasta enero (ídem, 3/12). 

 En defensa de la educación pública

 En ambas oportunidades, los estudiantes rechazaron la propuesta del 30% hasta enero, ya que contempla sólo el período de recesión vacacional y no garantiza una vuelta a clases segura. A la luz de esta experiencia, otra veintena de universidades se sumaron con el mismo reclamo. Y, de conjunto, denuncian los negociados millonarios detrás de la educación privada. El activista Matthew Lee expuso muy bien el panorama que se vive: «los estudiantes estamos hartos de ser vacas de efectivo para las universidades». A esta situación, se le debe oponer la lucha por la educación pública y gratuita.

 Álvaro Chust

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