Ajuste y FMI
Fernández presentó su primera cuadratura del círculo cuando dijo que avanzaba firmemente hacia un acuerdo con el FMI, claro que, en esta ocasión, sin “ajustes irresponsables”. Probablemente buscó explicar las razones por las cuales el acuerdo con el FMI continúa en un limbo, como muchos afirman ahora abiertamente, al menos hasta fin de año. La razón evidente es que un acuerdo de “facilidades extendidas” -liberación del mercado de cambios, de precios y tarifas, ajuste de gastos sociales- empujaría, cuanto menos, a una derrota electoral al gobierno, y cuanto más, a una rebelión popular. Algunos oficialistas, incluso, le advierten a Fernández que el acuerdo sería inviable en cualquier variante, porque la acumulación de vencimientos sucesivos de deuda en 2024-2025 -privados y “multilaterales”- terminaría con la declaración de un nuevo default. Naturalmente, ese acuerdo “irresponsable” (sic) sigue siendo la única carta del gobierno FF: por eso, apuesta a crear las condiciones de su aprobación a través del engaño y la manipulación. Es el caso de la carestía que avanza en medio de mentirosos “precios cuidados”; de la alteración de la movilidad jubilatoria y, de un modo general, del aumento exponencial de la desocupación y la pobreza. Sin embargo, para los oídos de Davos, y también para los de la UIA o el Consejo Agroexportador, ese ajuste sinuoso no colma las expectativas. El gran capital exige un programa de liberalización integral, que debe comenzar por el desmantelamiento de todas las medidas excepcionales impuestas por la pandemia – en materia de alquileres, despidos, tarifas y, por supuesto, restricciones a la circulación de personas. Los fracasos sucesivos del gobierno en encaminar estas contradicciones insuperables explican su inmovilismo.
Para rematar, Fernández no tuvo mejor idea que anunciar por enésima vez la formación de un “Consejo Económico y Social”. Busca sentar a las clases sociales en una mesa común, cuando en Argentina todas las tensiones entre unas y otras están revelando un carácter intolerable. Es probable, por eso mismo, que el inviable Consejo ni siquiera salga del Congreso, que es el lugar donde Fernández pretende sancionarlo.
Pandemia y vacunas
Fernandez abordó la pandemia con la fraseología de los fondos internacionales. Casi un año después de haber declarado “preferir la vida”, escuchamos ahora que “la opción no es la vida o la economía, sino la vida con más y mejor economía". Es la forma sinuosa de adherir al planteamiento aperturista de Davos 2021, que se tituló a sí mismo como el Foro del “Gran Reinicio”. Para desgracia de sus organizadores, el día anterior se había batido un nuevo record mundial en materia de muertes por Covid.
En medio de una guerra brutal y descarada por el acaparamiento de las vacunas, Fernández se animó a formular la exhortación que ningún presidente de bien se ahorra en estas horas: que deben ser “un bien público global”, esto cuando el “bien global” se ha convertido en el arma preferida de una nueva y encarnizada escalada de guerras comerciales, políticas y eventualmente militares. Por caso, el boicot indisimulado de AstraZeneca al abastecimiento a la UE le acaba de dar al Brexit una dimensión mucho más encarnizada que en el pasado reciente. En ese contexto, a Fernández no le alcanzó siquiera para reclamar por la exclusión de la vacuna para el 90% de la población mundial – incluso cuando en esa amplia mayoría se encuentra la Argentina, que ha recibido hasta ahora menos del 1% de las inmunizaciones necesarias. Cuando abogó por la vacuna “para los sectores más expuestos”, Fernández no hizo más que acoplarse a las ficciones sanitarias de las potencias y fondos internacionales presentes en Davos, a saber: vacunación prioritaria para los que la puedan pagar, y un plan ´asistencial´ para arrojar algunas cantidades residuales en el mundo ´carenciado´- en eso consiste, por ejemplo, el fondo Covax para América Latina, que tirará algunos miles de vacunas sobrantes en el subcontinente. Bien mirada, es la misma estrategia de los ´nacionales y populares´ en su país: degradación de salarios, jubilaciones y del derecho al trabajo, mientras se atiende con planes y asignaciones miserables al 50% de la población pauperizada.
Planeta verde
Ya en la parte tribunera del discurso, Fernández le dedicó unas palabras al ´medio ambiente´. Esa parte debe haber despertado algunas sonrisas en Chubut, donde el presidente está desplegando un lobby desenfrenado para alterar la legislación provincial en favor de la minería a cielo abierto. Por lo demás, la ´mirada´ verde fue también una botella arrojada al oceáno de los fondos internacionales, que tienen abierta una de sus grandes apuestas en ese terreno. BlackRock, el gran acreedor argentino, colocó sus fichas en Biden en función de los proyectos para las llamadas ´energías renovables´. En Davos, Fernández se subió a esa onda en nombre de la “electromovilidad”, y del “aporte sustancial” que podría hacer Argentina en ese rubro. Debería haber agregado que la contribución criolla consiste en la extracción de litio, con todos los desequilibrios sociales y ambientales que han sido denunciados como consecuencia de su explotación a mansalva. Como filón capitalista, las energías ´alternativas´ están condenadas a ser fuente de nuevos desequilibrios naturales. Fernández, en suma, se vistió de verde para convocar a los fondos internacionales a la depredación minera, de Norte a Sur del país.
El último que apague la luz
Fernández se subió al atril de Davos para dirigirse a los fondos internacionales en sus términos. Pero mientras el presidente argentino hablaba, los financistas tenían su mira colocada en otro lado: para quien quiera verlos, los síntomas de un derrumbe en la burbuja bursátil alimentada por los rescates billonarios al capital durante todo 2020 parecen multiplicarse. En las últimas horas, en Wall Street, una guerra declarada entre los fondos más poderosos y algunos outsiders, explotando la volatilidad del mercado, parece el preanuncio de un cimbronazo de alcance mayor. La especulación bursátil apostó a una recuperación económica mundial que está obturada por el progreso de la pandemia, de un lado, y la crisis fenomenal que se ha desatado en torno de las vacunas, del otro.
El mensaje impotente del presidente argentino estuvo a la altura de sus destinatarios.
Marcelo Ramal
28/01/2021
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