Durante 76 años, hasta pocos años atrás, la Iglesia católica operó como en tiempos de la Inquisición: “un informe de 3.000 páginas” de una Comisión judicial especial ratificó ahora “la sombría historia de una red de instituciones religiosas que abusaron y avergonzaron a las madres solteras y a sus hijos durante gran parte del siglo XX” (The Guardian, 12/1). “Esa comisión de investigación sobre la madre y los hogares de bebés de Irlanda ha documentado tasas de mortalidad escandalosas e insensibles en instituciones como orfanatos y agencias de adopción que duplicaron las cifras del promedio del país” (ídem).
“La investigación de cinco años fue impulsada por el descubrimiento de una fosa común de bebés y niños en Tuam, Condado de Galway … el contenido (del informe es) impactante y difícil de leer. Se estima que 9.000 niños murieron en 18 instituciones entre 1922 y 1998 cuando la última casa de este tipo cerró, según una filtración publicada en el Sunday Independent. Se dice que la tasa de mortalidad infantil ha sido el doble de la tasa nacional, lo que subraya el impacto del abandono, la desnutrición y las enfermedades.
Otra fuente de ira para los supervivientes es la política de las organizaciones religiosas y del Estado para impedirles rastrearse unos a otros. Irlanda niega a las personas adoptadas el derecho legal a su propia información y archivos. El informe se entiende para narrar muchas de las mentiras y ofuscaciones de sacerdotes, monjas y funcionarios” (ídem).
“La comisión se formó en 2014 después que una historiadora, Catherine Corless, encontrara certificados de defunción para casi 800 niños que eran residentes en Bon Secours, un hogar de bebés en Tuam, pero registros de entierro para sólo dos. Las excavaciones posteriormente encontraron una estructura subterránea dividida en 20 cámaras que contenían ´cantidades significativas de restos humanos´, dijo la comisión en un informe provisional. El gobierno se disculpó por la filtración de la noticia en los medios de comunicación durante el fin de semana, lo que socavó la promesa de darles a los familiares el primer acceso al informe antes de su publicación. El gobierno está considerando la compensación y una legislación para ayudar a las madres y a sus hijos a rastrearse mutuamente, si así lo desean.
“Anne Harris, de 70 años, quien dio a luz a un hijo en una institución en el condado de Cork en 1970” declaró que “era una de las mujeres cuyas familias pagaban por su institucionalización durante el embarazo. Aquellos que no podían pagar tenían que cocinar, fregar pisos y hacer otro trabajo manual. Harris ha escrito una novela, Unspoken, basada en la exitosa búsqueda de su hijo” (ídem).
No por casualidad Irlanda conmovió al mundo, dos años atrás, arrancando el derecho al aborto. El mismo camino que ahora ha seguido Argentina y que está transitando Polonia. Elisabetta Piqué, corresponsal de La Nación en Europa relata “algo inimaginable”: en el mismo lugar “donde miles de personas solían cantarle y celebrar al papa polaco cada vez que viajaba a su tierra” ahora quien “fue durante 39 años secretario personal de Karol Wojtyla”, Stanislaw Dziwisz, arzobispo emérito de Cracovia, es “vapuleado. ´ ¡Le decimos basta, don Estanislao!, “¡Dziwisz, sal afuera cobarde!”. “Dziwisz, Wojtyla, su era ha terminado!” (22/11/20).
Norberto Malaj
12/01/2021
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