Abajo el ajuste.
En Argentina, la destrucción del salario se convirtió casi en una constante. Según el Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía, que se encuentra compuesto por economistas de la Universidad de Rosario, los trabajadores han perdido, desde el año 2015, casi 3 millones de pesos.
De acuerdo al organismo, la escalada inflacionaria que tuvo lugar en la segunda parte del 2022 llevó a los salarios al mismo nivel que tenían en diciembre de 2019, cuando asumió el gobierno del Frente de Todos. Mientras en ese entonces “el salario bruto medio era de $182.986 constantes o actuales, para la actualidad esa cifra había descendido a $174.437” (Ámbito, 5/1).
Por otro lado, la Universidad Nacional de Avellaneda publicó un informe que indica que desde finales de 2015, los salarios privados perdieron un 16% de poder adquisitivo, los públicos alrededor de un 23%, y los informales casi un 37%. Y, según Iaraf, en los 58 meses que transcurrieron entre enero de 2018 y octubre de 2022, “los trabajadores privados formales perdieron el equivalente a 7,9 sueldos, los públicos a 9,8 salarios y los informales a 12,9, lo que representa más de un año de ingresos” (Perfil, 3/1).
Esta tendencia al deterioro del salario viene desarrollándose desde antes del gobierno de Macri. Por ejemplo, en 2013, bajo el gobierno de CFK, el salario mínimo perdió 17 puntos con respecto a la devaluación del peso, que fue de un 40%. En septiembre de 2014, el salario mínimo tuvo un incremento del 33%, mientras el peso se depreció un 50%.
Las estadísticas muestran que tanto el peronismo como el macrismo han venido desarrollando una política de depreciación de los salarios en beneficio de las patronales. Asimismo, ambos bloques promueven el aumento del trabajo informal, la eliminación de los planes sociales (para tensar hacia abajo los salarios tomados de conjunto) y el ataque a los convenios colectivos de trabajo. Los gobiernos han impuesto este ajuste contra los salarios con la colaboración de la burocracia sindical.
El gobierno de los Fernández se vale de la inflación para licuar los salarios, las jubilaciones y el gasto público en general. La inflación acumulada desde que el Frente de Todos está en el poder es de un 291% (Clarín, 5/1); las jubilaciones han quedado 2 puntos por detrás de ese porcentaje (y su monto se encuentra por detrás de la línea de indigencia), mientras que los alimentos subieron un 310%, con fuertes incrementos en algunos productos particulares, como el aceite (+456%), o el azúcar (+490%).
Los aumentos que el gobierno dispuso para este año añadirán más leña al fuego de la inflación.
Luchemos por aumentos salariales y para derrotar el ajuste, siguiendo el camino de los trabajadores del Sutna, de la Unidad Piquetera, y de los residentes y concurrentes porteños.
Nazareno Kotzev
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