El gobierno aún debe conseguir los votos que le faltan para su tratamiento y aprobación, pues en las elecciones parlamentarias de junio pasado perdió la mayoría absoluta. En la actualidad, cuenta con 250 parlamentarios, entre propios y aliados, mientras que la oposición dispone de 327 bancas. Los Republicanos, que vienen de una mala elección, cuentan con 64 diputados y se han mostrado dispuestos a una negociación con el oficialismo. Estos votos le permitirían al gobierno aprobar su proyecto, así sea con reformas. Se especula también con la variante alternativa de una aprobación por decreto del Ejecutivo.
Todo el proyecto del gobierno francés está justificado en las estimaciones del Consejo de Orientación de las Pensiones (COR), un organismo “independiente”, que señala al sistema previsional como deficitario. El déficit previsto para 2030, sin embargo, no superaría al 3 % del gasto en jubilaciones. Mientras tanto, la deuda externa francesa alcanza el 115 % del PBI.
El gobierno ha intentado, mediante algunas “concesiones”, hacer más digerible la reforma, como una suba de las pensiones jubilatorias a 1.200 euros mensuales (el 85 % del salario mínimo). Lo cierto es que dichas pensiones se encuentran por debajo del aumento del costo de vida que han disparado la pandemia y la guerra de la OTAN.
La austeridad previsional contrasta con los gastos de guerra. Macron ha declarado su intención de incrementar el gasto militar a 400.000 millones de euros para el período 2024-2030, más de un 30 % por encima del aplicado en 2019-2023. “Debemos estar preparados para guerras más brutales y numerosas”, dijo, ante el alto mando militar (WSJ, 20/01). Francia cuenta con 200.000 soldados activos, siendo el ejército más grande de la Unión Europea (UE) y el único que cuenta con armas nucleares. La reforma previsional, por lo tanto, se encuentra atada a la necesidad de sufragar a las necesidades de la guerra mundial.
Joaquín Antúnez
25/01/2023
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