Este tipo de armamento genera graves consecuencias, sobre todo en la población civil. Diseñadas para explotar a una distancia estratégica del suelo y así generar el máximo de destrucción posible y sembrar terror en la población, tienen además una gran tasa de “no detonación” dejando esparcidas pequeñas bombas que son muy atractivas principalmente para los niños.
El pasaporte de ingreso a la OTAN requiere de grandes esfuerzos ´patrióticos´. Obliga a los países a tener un presupuesto de guerra elevado y mantener un ejército activo en función de los intereses de la Alianza en la región. Estos gastos militares generan un recorte del presupuesto en otras áreas y notables tasas de inflación.
En la reciente cumbre en la ciudad de Vilnus (Lituania), los líderes de la OTAN sostuvieron que “el lugar de Kiev es dentro de la Alianza”, aunque “no inmediatamente y, sobre todo, no mientras la guerra continúe.” (El País, 11/07). “Es absurdo y sin precedentes que no se establezca un plazo para la membresía de Ucrania, mientras se añade una redacción vaga sobre las condiciones…”, ha lanzado Zelenski en sus redes sociales. Una incorporación formal de Ucrania a la OTAN en plena guerra significaría la participación directa de todos los países de la alianza.
En esta campaña electoral ninguno de los partidos patronales, ni tampoco el FIT-U, hacen mención a la guerra. Solamente Política Obrera lo ha inscripto en su plataforma y advierte sobre las consecuencias de esta nueva masacre humanitaria y los caminos políticos para superarla. Primero están nuestras vidas; primero, la humanidad.
Enzo Teira
12/07/2023
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