Se conocieron los pormenores del nuevo acuerdo entre el gobierno y el FMI. Como condición para que el organismo ejecute los desembolsos del segundo semestre para cumplir con los vencimientos de deuda, Massa cedió a la devaluación que exigía el Fondo, lo cual le echará más leña al fuego inflacionario y golpeará aún más el bolsillo popular.
El esquema incluye la puesta en marcha de un nuevo dólar agro (exceptuando a la soja) a un tipo de cambio aproximado de $340, lo que se espera que promueva el ingreso de unos U$S 2.000 millones. Se trata de un nuevo premio a los especuladores que no revertirá la crisis de reservas. Lo demostraron sus predecesores, que, ni bien finalizaron, el agro reanudó sus prácticas de acopio a la espera de una devaluación, e implicó una emisión monumental de billetes y una depreciación del peso que impactó en el precio de los alimentos. En paralelo, las divisas ingresadas por la vía de este mecanismo no fueron destinadas a nutrir las arcas del Central, sino que fueron fugadas del país, en gran medida mediante el pago de la deuda externa.
Con esto los pulpos agrarios salen ganando por partida doble, puesto que volverían a tener un tipo de cambio caro para exportar pero barato a la hora de importar. Así, las molineras y aceiteras van a seguir embolsando la diferencia entre ambas cotizaciones, que es lo que vienen haciendo cuando importan enormes cantidades de soja de Brasil y Paraguay, en detrimento de las reservas del BCRA.
Como contrapartida, se establece la implementación de un impuesto PAÍS (como el aplicado al dólar ahorro y al turismo) sobre las importaciones (no regiría en el rubro alimentos), a una tasa del 25% para compra de servicios y de productos suntuarios con el objetivo de cumplir con el ajuste fiscal. Este nuevo tipo de cambio las patronales importadoras los trasladarán al precio del mercado interno, encareciendo los precios que pagan por ellos las familias trabajadoras.
Cabe destacar que el trato que el gobierno les da a los capitalistas del campo contrasta con el que recibe la población trabajadora, víctima de las políticas de ajuste y pérdida salarial. En esto coincide con Juntos por el Cambio, donde ambos precandidatos, Larreta y Bullrich, hacen suyo el reclamo de quitarle retenciones al sector agrario y prometen unificar el tipo de cambio con un peso re contra devaluado, cuyas consecuencias inmediatas serían disparar los precios de los alimentos.
También se sumará una mayor carga impositiva para el dólar ahorro, el cual ya se encuentra restringido para la mayor parte de la población, imposibilitando que esta preserve sus ingresos de una devaluación y cercenando su capacidad de ahorro, la antítesis de los beneficios a los capitalistas.
Esta divisa se calculaba en base al valor del dólar oficial diario más el Impuesto PAÍS del 30% y una retención a cuenta del Impuesto a las Ganancias del 35%, lo que totalizaba un 65% de corrección sobre el valor base. Ahora se igualará el gravamen sobre esta divisa al del llamado “Dólar Tarjeta”, al cual se le aplica una percepción a cuenta de Ganancias del 45%, además del 30% correspondiente al Impuesto PAÍS, totalizando un 75%, es decir un encarecimiento del 10%.
Se espera que, tras la aprobación del directorio, lleguen desembolsos por U$S 8500 millones, sobre el total de U$S 10.800 pendientes hasta fin de año, para que el gobierno pueda afrontar los vencimientos con el organismo. Cabe destacar que los vencimientos de julio ya fueron postergados para fin de mes, por lo que el 31 deberá cancelar u$s 2660 millones y restará pagar U$S 4200 millones más hasta las elecciones.
No es la primera vez que el acuerdo con el FMI muestra su carácter incumplible e impagable, es el motivo de que los gobiernos lo hayan re negociado sistemáticamente. Macri lo re negoció a meses de haberlo firmado. En 2019 se cayó y lo re negoció el Frente de Todos, quien tuvo que re negociarlo prácticamente en cada revisión, incluso a pesar de que el organismo flexibilizara las metas trimestrales a cambio de mayores concesiones y ajuste. En todos los casos, el panorama económico siempre terminó siendo absolutamente contrario al que vaticinaban: menos dólares, más inflación y más devaluación.
Sin embargo, esta es la columna vertebral del esquema económico que sostienen todos los políticos capitalistas, cuyas consecuencias las pagamos los trabajadores con más deterioro en nuestros ingresos. Por eso, tenemos que abrazar un programa propio que incluya la nacionalización de los recursos nacionales estratégicos y la ruptura con el FMI, en función de terminar con el saqueo y abrir un rumbo de desarrollo nacional, donde se prioricen las necesidades de las mayorías. La lista encabezada por Gabriel Solano y Vilma Ripoll en el FIT expresa la lucha para que el movimiento popular adopte esas banderas y se deshaga de los políticos del régimen que han hundido al país.
Camila García
No hay comentarios.:
Publicar un comentario