domingo, julio 16, 2023

Venezuela: la oposición se reagrupa, Maduro inhabilita, Washington supervisa


La carrera electoral hacia las presidenciales venezolanas de 2024 ha cobrado revuelo internacional por la inhabilitación que el gobierno de Maduro aplicó a la principal candidata opositora, María Corina Machado. La medida llega en medio de la campaña para las elecciones internas, que la oposición prepara para el mes de octubre con el fin de llegar a las presidenciales con una candidatura unificada.
 Machado, a pesar de la inhabilitación, sigue en campaña y es la favorita para ganar aquellas internas. Su propósito es que una contundente victoria en octubre le sirva para que Estados Unidos y los organismos internacionales ejerzan presión sobre el gobierno venezolano para habilitarla a presentarse a las presidenciales. Las elecciones presidenciales, aún sin fecha, deben realizarse en 2024 y en 2025 se elegirían la Asamblea Nacional, gobernadores, alcaldes, legisladores regionales y concejales.

 “Transparencia” y sanciones

 La oposición venezolana viene desangrándose internamente desde hace varios años. Sus furiosos enfrentamientos internos fueron clave para que el gobierno de Maduro se mantuviera en el poder en medio de la crisis humanitaria brutal que viene atravesando Venezuela. En el ultimo tiempo el gobierno recuperó la iniciativa. La situación económica conoció un leve rebote, en parte debido a los ingresos del petróleo. 
 La mayor holgura económica le permitió al gobierno convocar, para las elecciones pasadas, a observadores de la Unión Europea y de la ONU y establecer un Consejo Electoral integrado por miembros de la oposición. La oposición abandonó la estrategia abstencionista que mantuvo en las elecciones a Constituyente (2017), las presidenciales (2018) y las parlamentarias (2020). Pero fue dividida y el gobierno ganó con holgura, aunque tuvo algunas derrotas significativas como la de la gobernación de Barinas, tierra natal de Hugo Chávez. 
 El gobierno de Maduro apunta a “transparentar” el proceso electoral con el fin de obtener el levantamiento de las sanciones internacionales que hoy pesan sobre Venezuela. Desde 2015 se han aplicado más de 900 sanciones internacionales contra el país. Con las elecciones del 2021, Maduro logró el reconocimiento de la victoria por parte de sectores opositores y la apertura de negociaciones con Estados Unidos.
 Para las próximas elecciones se plantea un escenario distinto. El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, aseguró la disposición a levantar progresivamente las sanciones si el gobierno avanzaba con la transparencia electoral y la liberación de opositores. Washington incluso “le había concedió una licencia a la petrolera Chevron para que operara en suelo venezolano, lo que parecía una mano tendida”. Las negociaciones, sin embargo, se estancaron y la mesa de negociaciones con sede en México se paralizó hace seis meses. Recientemente salió a la luz una reunión secreta que mantuvieron en Qatar el presidente de la Asamblea venezolana, Jorge Rodríguez, y el asesor de Joe Biden, Juan González, aunque no trascendió su contenido. El gobierno venezolano tiene fondos congelados en el extranjero por un valor de entre 3.000 y 5.000 millones de dólares, administrado por un fideicomiso por la ONU. 

 Unificación opositora 

Algunos analistas atribuyen el fracaso de las negociaciones de Maduro con Estados Unidos al auge de la intención de voto de Machado. El director de la encuestadora More Consulting asegura que “Maduro tiene un apoyo de entre un 28 y un 30% y ha detenido la caída que venía experimentando desde finales de 2022. Ese es un número con el que todavía no es mayoría, pero si los demás no hacen el trabajo que les toca, la de Maduro puede ser la mayor de las minorías”. Con las negociaciones internacionales estancadas y la oposición unificada, el gobierno venezolano parece retroceder en la senda de “transparentar” los comicios. Recientemente, disolvió el Consejo Nacional Electoral (CNE). El control del organismo fue entregado a Cilia Flores, la esposa de Maduro.
 El copamiento del CNE decidió a la oposición a autoconvocar las internas del espacio. Habilitarán la participación electoral de los emigrados, que supera los 7 millones de personas y 4,5 millones con edad para votar. Hasta el momento, se inscribieron alrededor de 210.000 venezolanos. Aunque se espera un crecimiento, no estarán habilitados para votar en las elecciones generales. 
 Las primarias opositoras tienen fecha para el 22 de octubre y la lista de candidatos cerró con 14 postulantes. Además de María Corina Machado, están inscriptos el dos veces candidato presidencial (2012 y 2013) Henrique Capriles, y Freddy Superlano, que lo hizo en lugar de Juan Guaidó (el frustrado “presidente interino” reconocido por Washington entre enero de 2019 y enero de 2023). Los tres se encuentran inhabilitados por las autoridades oficiales. El gobierno acusa a los inhabilitados de “promover el bloqueo internacional contra el país y solicitar la invasión de fuerzas extranjeras”, “estimular” el éxodo venezolano, “corrupción”, errores y omisiones en las declaraciones juradas de su patrimonio, el apoyo al “bloqueo criminal” a Venezuela y el “despojo descarado” de las empresas y riquezas de la nación en el extranjero, como el congelamiento de las reservas de oro y la usurpación de la filial de Pdvsa en Estados Unidos. Según las encuestadoras, la imagen de Machado subió aún más luego de la inhabilitación; dentro de los opositores, supera el apoyo del 52%.

 ¿Quién es María Corina Machado?

 Machado es una figura del mundo de la política venezolana, con más de 20 años de liderar el partido Vente Venezuela. Participó del golpe de Estado de 2002 contra Hugo Chávez. En 2012 calificó como “robo” la nacionalización de SIVENSA, la acería de su padre. 
 Electa diputada por el estado de Miranda en 2011, se mantuvo distante del “gobierno interino” de Juan Guaidó. Criticó a la oposición “moderada”, que pretendía sacar al chavismo del gobierno por la vía electoral. Para Machado la única vía posible era una invasión militar de Estados Unidos. En una reciente entrevista en el diario El País, denunció a la política norteamericana como “errática” y “confusa”. Machado asegura que la elección interna de la oposición “nos va a dar un interlocutor claro, unificado y legítimo frente a la comunidad internacional, que creo que es uno de los problemas que hay hoy”. 
 Machado cambió su discurso beligerante. Hoy emerge como el ala más radical del antichavismo. Los medios aseguran que no mantiene relación alguna con los otros líderes de la oposición. Plantea la privatización de PSVSA, a diferencia de Henrique Capriles, que le respondió que “el petróleo pertenece al pueblo”. Machado comulga públicamente con el fascista VOX de España y Patricia Bullrich y Javier Milei. 

 Escenario electoral

 La inhabilitación contra Machado fue rechazada por el chileno Gabriel Boric. Lo mismo hizo el presidente colombiano Gustavo Petro, empeñado en una “pacificación” del conjunto de lo que fue la Gran Colombia. Cuba, por su lado, apoya incondicionalmente a Maduro, mientras sigue amparando las negociaciones de paz en Colombia. Las inhabilitaciones de opositores son, en realidad, una prenda de negociación de Maduro, que reclama a Biden el levantamiento con debida anticipación de las sanciones para proceder a elecciones libres. Biden, hasta ahora, sólo autorizó a Chevron a invertir en la cuenca del Orinoco. Washington podría ir más lejos en las concesiones si obtuviera garantías efectivas de que Venezuela se alinearía con la OTAN en la guerra imperialista actual, lo que forzaría a Maduro a separarse del bloque que integra, además, con Bolivia y Nicaragua. La crisis venezolana nunca ha sido un asunto doméstico – menos ahora. 
 Las internas convenidas en la oposción no han superado, sin embargo, su fraccionamiento. “El segundo candidato mejor valorado en las encuestas, el outsider Benjamín Rausseo, un comediante que cada cierto tiempo coquetea con la política, ha renunciado a participar en las primarias, pero sí se presentará a las presidenciales”, informa El País. Las inhabiitaciones de sus precandidatos convierte a las internas en un poder paralelo al oficial. Todo está en negociación: “sólo una sentencia judicial 'definitivamente firme' impide aspirar a la presidencia” (Infobae, 10/07). 
 Las elecciones venezolanas se desarrollarán sobre el frágil terreno de la larguísima crisis del país. La economía se redujo en un 75 % en los últimos 10 años y el éxodo masivo supera los 7 millones de personas, casi una cuarta parte de la población. Millones de venezolanos se encuentran sumidos en la pobreza. El salario mínimo mensual promedio se ubica en el más bajo de América Latina, con 5 dólares, mientras que la canasta familiar se ubica en los 390 dólares. La inflación, que se ha apaciguado, se mantiene en un 440% anualizada. Aún con las sanciones a cuestas, el gobierno recibió en 2022 unos 18.000 millones de dólares de ingresos por venta de petróleo, producto del aumento de los precios del crudo a partir de la guerra en Ucrania. El proyecto bolivariano de autonomía nacional está definitivamente muerto, no importa lo que crezcan los ingresos de exportación. La boliburguesía nacional quiere recoger los frutos de su consolidación mediante una integración al capital internacional.

 El Be 
 15/07/2023

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