Esa incógnita seguirá haciendo daño. Porque ese juego electoral se presta para disimular la realidad que más duele al pueblo, hoy castigado por la altísima inflación. Y porque esas dudas sobre cuál será el próximo gobierno favorece que los monopolios y bancos remarquen, especulen, dolaricen, etc, aumentando el sufrimiento. Lo que viene pinta como pésimo (Milei), peor (Bullrich) y malo (Massa), según quién gane. Sería mejor saberlo ahora, pero el suspenso sigue hasta el 19 de noviembre.
Con la devaluación del 22 por ciento anunciada por Massa el 14 de agosto y decidida por el FMI, se disparó más inflación, que ese mes subió al 12,4 por ciento. Así fueron empujados a la pobreza 500.000 compatriotas más, que se sumaron a los 18,5 millones que ya estaban en esa triste condición. El INDEC asegura que 40,1 por ciento de la población es pobre. Si la suba de precios llega a fin de año al 140 por ciento, como se estima, aquella proporción de pobres crecerá más.
Por lo visto durante la campaña electoral (también por sus antecedentes a la hora de gobernar, en el caso de Massa y dos veces ministra Bullrich), ninguno de los tres candidatos con chances de ganar van a solucionar el drama inflacionario. Ni siquiera tienen un correcto diagnóstico de la enfermedad, que atribuyen a la emisión monetaria y déficit fiscal, (y en menor medida Massa a cuestiones de precios). Los dos primeros factores influyen pero no son la causa fundamental. Y sólo superficial y erróneamente se podría apuntar a los “precios” subiendo por su puja con los salarios, que van de atrás. La causa principal de la inflación son los formadores de precios, 200 grandes firmas que dominan los mercados y fijan los precios casi a voluntad. A eso deben sumarse los bancos privados y los exportadores, que detentan los dólares, triangulan, especulan y fugan. Y último, pero no menos importante, el rol inflacionario del acuerdo firmado por el gobierno en marzo de 2022 con el FMI, que obliga a aumentar las tasas de interés y a devaluar nuestra moneda.
Esas son las causas más importantes de la inflación. Y la única candidata que se ha referido al asunto con denuncias y propuestas es Myriam Bregman, del FITU, pero lamentablemente apenas tuvo el 2,5 por ciento, 570.000 votos.
TRES ALFILES DEL ESTABLISHMENT
Si bien los tres candidatos con más chances no son exactamente iguales, entre otros fuertes parecidos tienen su afinidad con los monopolistas, banqueros y el FMI. No son trillizos, pero en ese punto lo parecen. Hacia las PASO se los vio desfilar ante los popes de la AmCham (Cámara de Comercio Americana), el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp), la Sociedad Rural, empresas petroleras y el embajador norteamericano Marc Stanley, procurando sacarse ventajas en el poco honorable oficio de vasallo neocolonial. Todos fueron ovacionados así que es muy difícil determinar quién ganó esa pulseada por el voto del “Círculo Rojo”. Las victorias provinciales de Juntos por el Cambio en Santa Fe, Chaco y Mendoza dieron un poco de oxígeno a Bullrich, como el alejamiento de Eduardo Eurnekian respecto a su ex gerente facho.
El FMI y la administración Biden también mima al terceto. Después de las PASO el Fondo mantuvo reuniones por Zoom con Milei y sus economistas; igual con Bullrich y parte de su equipo. Massa fue a Washington a tramitar el desembolso por el quinto y sexto examen de revisión con la entidad, con la lista de deberes cumplidos, sobre todo la meta del déficit fiscal del 1.9 por ciento en 2023.
En la lucha por granjearse el apoyo fondomonetarista Massa corre con la ventaja de ser ministro de Economía. Por eso logró el desembolso de 7.500 millones de dólares, que en su mayor parte fueron a repagar las obligaciones con el mismo FMI. Pero también arrastra la desventaja de haber devaluado 22 por ciento cuando le pedían un 60. Y de haber anunciado medidas insuficientes, tardías y electoralistas, que no cayeron bien en el directorio del Fondo. Allí calculan que los anuncios electorales desbordarán mucho el corset del 1.9 del déficit. Cuentan las dos sumas fijas de 30.000 pesos para los asalariados, los tres bonos a parte de los jubilados, la devolución del IVA e alimentos y artículos de higiene, la elevación del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y una especie de mini IFE a 2,5 millones de precarizados de dos pagos de 47.000 pesos en octubre y noviembre. Por estos “desvíos” la entidad ha apostado unas fichas más por los dos candidatos de la oposición ultraderechista, aunque sin romper con Massa, por dos razones: éste es un buen amigo del imperio y tiene chances de ir al balotaje.
En este punto de la relación con el imperio la voz digna y disonante volvió a ser de la “Rusa” Bregman, quien declinó tener una reunión pedida por el embajador Stanley. Ella rechazó “la injerencia política y económica que Estados Unidos ejerce y ejerció en nuestra región”. Puntualizó: “Su Gobierno es el que tiene un poder definitorio en organismos financieros internacionales como el FMI, con el cual se brindan préstamos a países como la Argentina para sostener su dominación a costa de profundizar aún más el ajuste contra el nivel de vida de las mayorías obreras y populares de mi país”. También le recordó el bloqueo que EE UU mantiene hace más de 60 años contra Cuba, los crímenes cometidos en el “centro ilegal de detención” de Guantánamo. Y que EE UU “siempre se ha opuesto a nuestro reclamo soberano por las Islas Malvinas, apoyando a Gran Bretaña durante la guerra de 1982”. ¡Touché Stanley!
Sergio Ortiz | 27/09/2023
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