domingo, septiembre 24, 2023

Los desastres ambientales recientes y la acción depredadora del capital


Tras el terremoto de Marruecos y el ciclón en Libia. 

 Recientemente tuvieron lugar en el norte de África dos hechos calamitosos para los pueblos de Libia y Marruecos. En el primer país el ciclón Daniel tuvo como consecuencia treinta mil evacuados, diez mil desaparecidos y cinco mil muertos. En Marruecos, región donde no son habituales los sismos, un terremoto produjo 2.500 víctimas fatales. 
 El ciclón que afectó a Libia es el resultado del traslado de un fenómeno propio del sudeste asiático, como son los monzones, a la zona del Mediterráneo. Las consecuencias humanitarias se agravaron como resultado de la ausencia de una infraestructura adecuada para asistir a las víctimas, como resultado del sometimiento al imperialismo de estas naciones africanas.
 La temperatura en el planeta ha subido hacia 1,5º en relación al periodo previo a la revolución industrial, por la depredación ambiental y climática que la voracidad capitalista ha desarrollado en combinación con la superexplotación de la fuerza de trabajo obrera, y las guerras del pasado y del presente cuya función es la defensa de su tasa de beneficio. 
 Por ejemplo, los datos del proyecto global del carbono que dirigía el ya desaparecido Centro de Análisis de la Información sobre dióxido de Carbono del Departamento de Energía de Estados Unidos indican que ese país ha sido el mayor productor de dióxido de carbono desde 1750. Estados Unidos ha emitido más CO2 que toda la Union Europea, el doble que China, ocho veces más que India. Las principales emisoras de carbono fueron las potencias coloniales, es decir, los países imperialistas de Europa, Estados Unidos, Canadá y Australia; todas ellas sumadas, con la décima parte de la población mundial, han emitido más de la mitad de carbono. 
 Es que, como ya demostramos en artículos sobre la cuestión en ediciones anteriores de Prensa Obrera y En Defensa del Marxismo Nº59, lo que está en el centro del problema es la tasa de beneficio del capital -ya que una mayor inversión en energías no dependientes del carbono suponen una mayor proporción de capital constante-, circunstancia que es decisiva para la imposibilidad, bajo este régimen, de combatir esta contaminación en crecimiento. 

 Erupciones volcánicas y sismos, también son consecuencia de la anarquía criminal del capital

 Iniciamos este articulo haciendo referencia a los cataclismos recientes ocurridos en Marruecos y Libia, que con sus diferentes características tienen no obstante una raíz común, o acaso existe una altísima probabilidad de que la tengan. Es que el derretimiento de hielos, como fruto del aumento de la temperatura terrestre, aumenta el nivel del mar y produce dos fenómenos aparentemente antagónicos, pero igualmente perjudiciales, como inundaciones y sequías, y también terremotos y tsunamis. 
 Bill Mac Guire, geofísico del University College of London, ha observado que glaciares y capas de hielo permanentes en las regiones polares, al derretirse, han dado lugar a una enorme presión sobre el lecho de roca y creado un rebote sobre las fallas geológicas y los depósitos de magma. Sus consecuencias son erupciones volcánicas y sismos. 
 A su turno Claire Cooper, vulcanóloga, ha estudiado cómo en 12.500 años la retirada de los glaciares ha sido causal del levantamiento de la corteza terrestre, facilitando que el magma llegue a la superficie. Podemos observar que aunque se trate de un fenómeno milenario, y no siempre ha sido la emisión de CO2 la causante de estos fenómenos, sí cabe señalar que sin duda contribuye a incrementarlo. Para sostener esto la citada vulcanóloga ha incursionado en investigaciones realizadas en la península de Kamchatka, en Islandia, y en la región cordillerana de Chile. En el mismo sentido han hecho investigaciones con conclusiones similares Andrea Hampel, de la Universidad de Leibniz, Hannover, y la geofísica de origen sueco, Rebekka Steffen, cuyos estudios han determinado conclusiones de la misma índole en el sentido de que en el sur de Alaska se ha perdido un kilómetro vertical de hielo, con el consecuente crecimiento del nivel del mar. 
 Para que se vea que lo dicho no carece de objetividad, el propio Banco Mundial ha señalado que el cambio climático (con sus desastres incluidos) hasta el año 2050 va a provocar el desplazamiento de 216 millones de personas. Cabe agregar los efectos de la explotación anárquica de tala de bosques (actividades forestales) y la explotación agrícola.
 La anarquía del capital, su lógica inevitable, consistente en la obtención de superbeneficios, en el contexto de un agravamiento de los choques interimperialistas de orden comercial, financiero y bélico, que revelan el crecimiento de la tendencia a la guerra mundial, contexto en el que se desenvuelve la contaminación ambiental creciente con sus coadyuvantes consecuencias, esto es: crisis climática, sequías e inundaciones, sismos, etc., revelan un régimen cuyo único destino es la barbarie, en su desplome y descomposición. 
 Nos queda enfrentarlo en todos los planos dando una respuesta de conjunto consistente en combatir esa barbarie con el socialismo a escala mundial, esto es con la supresión de la explotación del trabajo humano y de todo interés opuesto al progreso y la felicidad humanas, que implica e incluye la defensa de la naturaleza. 

 Roberto Gellert

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