Durante el año 2022 Sancor había quedado en el ránking de producción diaria en el puesto número 12, procesando 553 millones de toneladas. Actualmente, Sancor, por su producción, es una pequeña empresa de lácteos destinada a sucumbir.
Al igual que en el caso Cresta Roja, el kirchnerismo había armado un sistema de exportación de leche a Venezuela que le dejó una deuda impaga de 25 millones de dólares de aquellos tiempos, un golpe del cual nunca se pudo levantar.
La burocracia de ATILRA, hoy enfrentada con el directorio, durante muchos años fue su principal aliada. Fueron los gestores ante el “Chino” Navarro y Emilio Pérsico -a quienes el gobierno de Alberto Fernández había dado el control de la caja del INAES- de una “ayuda” de 1.200 millones de pesos, que no produjo recuperación alguna. Por el contrario, se profundizó la crisis.
ATILRA y los directivos comenzaron a reclamar a reclamar que el Estado se hiciera cargo de la empresa pero no tuvieron respuesta. Impulsaron la formación de un fideicomiso que permitiera poner en carrera la Cooperativa, pero fracasó porque no hubo interesados cuando Sancor ya había perdido el mercado lácteo. La llegada de Milei a la presidencia cerró definitivamente la puerta a un salvataje.
Ahora, la burocracia de ATILRA acusa a los directivos de no cumplir con las disposiciones legales y salariales y retener fondos “para beneficio propio”. Esta politica criminal de la burocracia tiene su remate en el demorado conflicto que ha lanzado. . El ministerio de “Capital humano” dictó una insólita conciliación obligatoria que establece que, si los trabajadores paran, no cobran –si no paran, tampoco cobran. El último que apague la luz.
Los sufridos trabajadores de Sancor hoy lentamente buscan ubicación en otras plantas e inician juicios por el cobro de sus deudas, con incierto futuro.
La burocracia de ATILRA le ha iniciado juicio al presidente de Sancor por defraudación, tambien con incierto futuro.
Como en Cresta Roja o en Vicentin, el plato roto de los negociados turbios de las patronales, los gobiernos y la burocracia sindical lo pagan los trabajadores.
Sancor debería ser expropiada sin pago alguno bajo el control de los trabajadores y de la asamblea general de trabajadores, pero la burocracia de ATILRA hundió esa perspectiva. Los trabajadores de la industria láctea deben sacarse de encima esa burocracia como única vía de defender sus salarios y su fuente de trabajo.
Juan Ferro
11/01/2024
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