Los bloques dialoguistas se han tomado el trabajo de calificar con “semáforos”-verde, amarillo y rojo- a los seiscientos artículos del proyecto ley, una conducta característica de quien se aviene a negociar. De Loredo, el jefe del bloque radical, ingresó al debate en comisiones con una declaración que no necesita ser comentada: “No vamos a liderar ningún rechazo de nada”.
El gobierno ha ingresado en este juego, con la comprensión de que debe preservar el nudo reaccionario del paquete en danza. La flexibilidad oficial aparece en algunos puntos sensibles para los lobbyes capitalistas: es lo que ocurre con la ley de pesca, que despertó el reclamo de los gobernadores patagónicos, o la cuestión de los biocombustibles.
En cuanto a los dos puntos “innegociables” de la ley -los superpoderes y la cuestión de la movilidad jubilatoria- los diarios relatan en estas horas que la oposición ha comenzado a escuchar ofertas. La delegación de poderes podría acordarse en “un año y que la extensión dependa del Congreso” (Clarín, 9/1). Milei en ese caso, se haría de la suma del poder público en el año crucial de su gestión. En cuanto a la movilidad jubilatoria, discuten enmascarar los aumentos por decreto con alguna consideración retórica sobre ´la preservación del poder adquisitivo de los haberes´. En la mesa de las negociaciones, está también el régimen de retenciones que afecta a las producciones regionales y a la soja. Compensando a estos impuestos, el paquete oficial le ofrece al capital un amplio blanqueo. Aunque al kirchnerismo se lo consigna rechazando en bloque a la ley ómnibus, ya se delinea un sector que considera que “hay que esperar para enfrentar a la Libertad Avanza”. "No hay que adelantarse (pues) se corre el riesgo de "golpear y que después la culpa de todo sea nuestra” (Pagina 12, 9/1). Según esta tesis, el pueblo debería beberse entera la cicuta de una agresión social sin precedentes…para después votar. El pejotakirchnerismo está jugado a la carta del “hay 2027”, un pretexto para el inmovilismo político.
La CGT
La política de la CGT-y principalmente la convocatoria al paro del 24 de enero- está inmersa en este juego de componendas parlamentarias. La central obrera ha pedido participar en el debate de las comisiones abocadas a viabilizar la ley ómnibus. En esa línea, abrió un ciclo de reuniones con la oposición dispuesta a votarla, empezando por Miguel Pichetto.
Ninguna de las cuestiones vinculadas al derecho del trabajo aparece entre los ítems negociables. El gobierno metió a su reforma laboral de facto adentro del DNU, que podría ser aprobado ´de paso´ junto a la megaley. Los dialoguistas del gobierno y Armando Cavalieri, el burócrata de comercio, habían acordado la eliminación del régimen de indemnizaciones en ese gremio a cambio de seguir percibiendo las cuotas solidarias en los acuerdos paritarios. (El DNU, en cambio, exigía el acuerdo explícito de cada trabajador para su cobro). Pero Caputo-Sturzenegger impugnaron ese arreglo, que luego le costó la cabeza a un funcionario de Trabajo. Esa renuncia fue exigida por los autores del capitulo laboral del DNU, que pertenecen al grupo Techint. El paquete de Milei no es un exabrupto –el gran capital nacional y extranjero ha colocado sus dedos en él y no está dispuesto a renunciar a sus puntos nodales.
Aunque el acuerdo con Cavalieri ingresó en un impasse la ruta de un posible acuerdo con la burocracia quedó trazada: las conquistas laborales pueden negociarse a cambio de las cajas del aparato -cuotas solidarias, obras sociales.
En este cuadro, el destino del 24 ha quedado condicionado al de la ley ómnibus y el DNU: la CGT ha jugado sus cartas a la oposición parlamentaria, a sabiendas de que esa oposición busca el acuerdo con la ley Milei. Por esa vía, la burocracia busca ser ella misma una pieza clave en el pacto con el gobierno. Un acuerdo de comisiones le brindaría a la CGT el “marco” para un levantamiento del paro, o bien para su cumplimiento a reglamento.
En vísperas del inicio del debate en el Congreso, el vocero Adorni culpó a la oposición y sus devaneos por la suba del dólar.
El gobierno vuelve a blandir ante los otros bloques y poderes del Estado el fantasma del colapso económico, el cual, sin embargo, progresa a caballo de la propia política. Pero la extorsión es efectiva: por las mismas razones -un desmadre prematuro de Milei-Caputo- la oposición patronal y la CGT redoblarán sus esfuerzos por ´encarrilar´ a la ley y al DNU reaccionarios. Antes que a los superpoderes de Milei, la burocracia y la oposición le temen como la peste a una irrupción popular, como consecuencia de un desbarranque económico y político.
A la luz de todo lo anterior, ¿cómo debemos abordar el paro convocado por el 24? Es necesario clarificar ante los activistas y todos los trabajadores los compromisos de hierro que unen a la burocracia y a la oposición patronal con la ley ómnibus y el DNU de los explotadores y el gobierno; para la burocracia, el paro del 24 es un episodio de ese entendimiento. La deliberación por el paro y la lucha por parar debe ser aprovechada para promover autoconvocatorias, coordinadoras interfabriles y plenarios por región, que resuelvan intervenir, en primer lugar, con un programa: 100% de aumento de salarios ,jubilaciones, y asignaciones, sociales; adelantamiento de paritarias; abajo el DNU y la ley ómnibus; defensa del derecho de huelga y movilización. Ninguna confianza en la burocracia, preparación de la huelga general contra el paquete reaccionario y su gobierno.
Marcelo Ramal
09/01/2024
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