Las pruebas sobre los nueve ataques sexuales de diferente gravedad, y del contexto de violencia y sometimiento en el que tuvieron lugar, son contundentes. El intento de desacreditar a la víctima y su denuncia -planteando que se trata de una 'operación política' para sacar a Alperovich de escena- no encuentran ningún sustento.
El hecho de haber sentado a Alperovich en el banquillo de acusados es un triunfo de la tenacidad de la joven denunciante y de la lucha del movimiento de mujeres y de familiares contra la impunidad de Tucumán. Hubo que enfrentar nada menos que a un ex gobernador, durante 12 años, senador al momento de la denuncia, y poderoso empresario de la provincia. Había sido denunciado por su complicidad en el encubrimiento del crimen impune de Paulina Lebbos, un caso emblemático. Cuando se conocieron los hechos, la cúpula del PJ tucumano lo respaldó llamándose al silencio. Desde el propio Senado de la Nación, no hubo un solo pronunciamiento de ningún bloque político. El proceso judicial demoró 5 años, incluso habiendo sido apartado el poder judicial tucumano de la investigación.
A 9 años del primer Ni Una Menos, en las convocatorias que se realizarán en todo el país tenemos que levantar la consigna de justicia y castigo y cárcel a Alperovich, a Fernando Espinoza, intendente de La Matanza, y denunciar a sus encubridores, incluido Kicillof.
A la impunidad de los abusadores del poder sólo la podemos enfrentar desde la organización y lucha independiente del Estado, sin ninguna confianza en las instituciones estatales, incluida la justicia, ni partidos patronales responsables de un régimen histórico de explotación y abusos.
Alejandra del Castillo
03/06/2024
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