Blog marxista destinado a la lucha por una nueva sociedad fraterna y solidaria, sin ningún tipo de opresión social o nacional. Integrante del Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo de Argentina.
domingo, agosto 07, 2011
Piñera juega con el boomerang de la represión
Con la monstruosa represión desatada ayer por Sebastián Piñera contra estudiantes, profesores y transeúntes, Chile vivió un jueves de protesta popular de carácter nacional, que trajo a las mentes de los más adultos las 22 jornadas de manifestaciones que condujeron al término de la dictadura de 17 años de Pinochet (1973-1990) y abrió un capítulo inédito en la historia política local en más de 60 años. Excluyendo las protestas populares contra la dictadura, el país no presenciaba una rebelión generalizada contra el gobierno quizás desde el 2 de abril de 1956, contra la gestión de Carlos Ibáñez del Campo (1952-1958).
La brutal represión, que comenzó a las 6,30 de la mañana en los alrededores de la Plaza Italia de Santiago, concitó el cambio de la agenda de los medios que todo el día dieron cobertura especial a los espectaculares acontecimientos, dejando de lado la programación ordinaria de la televisión y radio. Hubo, además, una cobertura poco usual de los medios internacionales, que en gran parte viajaron a Chile para asistir al show del primer aniversario de la tragedia minera que se cumple hoy viernes.
Es decir, de manera insólita, el propio gobierno gestionó una feroz jornada de contra-propaganda, que mostró en vivo y en directo una increíble brutalidad policial, no sólo contra los estudiantes que pretendían manifestarse, sino contra transeúntes, estaciones del metro, paradas de autobús, gente ajena al estudiantado, trabajadores que se desplazaban a su casa o al empleo, personas de la tercera edad que se dirigían a controles de salud, moradores de edificios que en el interior de sus hogares recibieron gases lacrimógenos de alta toxicidad y salpicaduras de agua contaminada utilizada por Carabineros, turistas desprevenidos sin experiencia en enfrentamientos callejeros, etc. Cualquier grupo de 3 a 5 personas de diferente edad recibía de inmediato el ataque con gases, hicieran lo que hicieren, incluso por caminar en busca de transporte público, cuyas tarifas recién alzadas incrementan el malestar ciudadano. Los eventos terminaron pasada la medianoche y culminaron con el saqueo e incendio de una sucursal de la multitienda La Polar, que está en el ojo del huracán por sus abusos contra casi medio millón de clientes por deudas repactadas unilateralmente.
El gobierno se propuso resguardar “el orden público” e impedir que los estudiantes pisaran siquiera la emblemática Alameda, esa artería invocada en las últimas palabras de Allende con la recordada frase “se abrirán las grandes Alamedas por donde pase el hombre libre”. El resultado fue que la principal artería de Santiago estuvo cerrada todo el día, desde la madrugada hasta casi medianoche, pero además hubo conflictos y cortes de tránsito en casi todas las vías alternativas provocados por la dispersión de grupos de estudiantes que levantaron barricadas para protestar. La ciudad entera se convirtió en un infierno. Fue un día perdido para la sacrosanta economía. El “resguardo del orden público” condujo a 18 horas de anomia urbana generalizada.
Los hechos del jueves, que cerraron con 974 detenidos en todo el país -más de la mitad en Santiago-, según cifras del gobierno, marcan un antes y un después en la vuelta a la “democracia” iniciada en 1990. Un aspecto insólito es que la brutal represión fue lanzada un día antes de una importante reunión entre el ministro de Educación y los estudiantes que marcaría un segundo encuentro de un diálogo entre las partes , cuyo precio fue el recambio del ex ministro Joaquín Lavín. Tal diálogo se fue también al diablo y el nuevo ministro Felipe Bulnes perdió el piso político para continuar tal “diálogo”. Otro aspecto insólito, o de poca cordura política, es que la represión fue ordenada repentinamente por el gobierno de Piñera después de tolerar durante más de dos meses las marchas de protesta de estudiantes, profesores y ciudadanía simpatizante con la causa de una educación pública gratuita y de buena calidad, financiada y garantizada por el Estado y la Constitución. Carabineros mostró también su incapacidad estratégica para “resguardar el orden público”.
Otra noticia que marcó la jornada fue la caída de la aceptación de Sebastián Piñera al 26% de la ciudadanía consultada por la Encuesta CEP, la más prestigiada del país. Se trata de la valoración más baja de un Presidente en la reciente historia política de 22 años post-dictadura y está en sintonía con otros sondeos recientes. Por añadidura, hubo una abrupta caída de la bolsa en un país que se jacta de estar económicamente “blindado” respecto a la crisis en el resto del mundo. Será difícil que Piñera saque beneficios del show previsto para hoy, viernes, a costa del primer aniversario del derrumbe que sepultó a los 33 mineros por ausencia de seguridad en la explotación subterránea San José, en Atacama.
Un detalle relevante es que ya existe consenso en que los desórdenes y el pillaje son protagonizadas por elementos ajenos al mundo estudiantil, que Carabineros es incapaz de controlar. Incluso, muchos de esos elementos pertenecen a sus filas y son infiltrados para “labores de inteligencia”, como lo demuestran abundantes videos y fotografías en Internet poco difundidas por los medios.
En la histeria y el desconcierto oficial de hoy viernes, portavoces del gobierno atribuyen a los estudiantes el saqueo e incendio de La Polar, pero Piñera y su gestión no convencen a más del 60% de los ciudadanos encuestados que simplemente dejaron de creerle. Y este asunto afecta seriamente la supervivencia del sistema político, al que son ajenos prácticamente todos los estudiantes, que ni siquiera están inscritos para votar. Los ausentes en los comicios representan más de la mitad de la población habilitada por su edad suficiente para el sufragio.
Ninguna tienda política puede atribuirse la conducción de este movimiento por una educación pública gratuita y de calidad garantizada por el Estado y la Constitución, que cada vez gana más apoyo en la sociedad. Los estudiantes no van tras simples reformas, sino por un cambio estructural de gran profundidad, que jamás concibieron las cabezas de una clase política adulta también cuestionada por las encuestas. El 80% de los encuestados apoya las demandas estudiantiles, incluido el término del casi sagrado “fin de lucro en la educación”. Piñera, totalmente des-sintonizado con la ciudadanía, acaba de definir la educación como “un bien de consumo”, por lo tanto, al alcance del que pueda pagarlo.
El futuro de la sociedad chilena hoy es impredecible. La aceptación del Congreso es bajísima en las encuestas, igualmente la oposición, o sea, la Concertación (22%) y la coalición de gobierno que acompaña a Piñera (24%). La tarea política emprendida por los estudiantes rebalsa las instituciones del Estado y los partidos políticos. Una educación pública gratuita y de calidad, garantizada por el Estado y la Constitución requiere de cambios en la carta magna. Muchos opinan que llegó el momento de reemplazar la constitución de Pinochet redactada entre 4 paredes en 1980, por una carta elaborada en asamblea constituyente.
La transformación de la educación también requiere financiamiento del Estado. Y esto significa aumentar el 17% de impuesto que pagan las empresas mediante una reforma impositiva o re-nacionalizan el cobre –como proponen los estudiantes-, un tema tabú para el gobierno, que más bien se propone privatizar el escaso 28% de la producción que controla el Estado a través de Codelco.
En otras palabras, los estudiantes y el movimiento social que los apoya, reclaman un cambio del modelo económico, es decir, del capitalismo salvaje que reina en Chile desde Pinochet. Y una sola frase de la dirigente universitaria Camila Vallejo, al anunciar a media tarde que de todas manera se haría la marcha de las 18,30 (la primera, de los secundarios, estaba prevista para las 10,30), pidió un “cacerolazo” para las 21, horas. Los golpes de cacerolas, que no se escuchaban en Chile desde los años 80, comenzaron a resonar en Santiago y otras 11 ciudades desde antes de las 21,00 y se prolongaron hasta pasada la medianoche. Y a pesar del intenso frío, la gente salió de sus casas a golpear ollas en plazas y veredas, convirtiéndose en otro blanco fácil para los gases de Carabineros. ¿Acaso los mal pagados “pacos” no descansan nunca?, se preguntan muchos.
Ante la incertidumbre frente al futuro político de un país que no le cree a su jefe de Estado, no hace la bola de cristal para predecir con certeza que Camila Vallejos se ha convertido en una figura política de proyección nacional e internacional, con el futuro de toda su vida por delante. La joven estudiante de arquitectura que preside la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) y la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) se han legitimado como una sólida líder de nuevo cuño.
Ernesto Carmona
Foto: Chile - Déjà vu político: Piñera tiene en su gabinete a cuatro distinguidos pinochetistas, fundadores de la UDI, que de jóvenes juraron su lealtad al dictador en una ceremonia neo-nazi de 1977 que pasó a la pequeña historia como el Encuentro de Chacarillas (detrás del cerro San Cristóbal). De izquierda a derecha, Longueira (ministro de Economía), Andrés Chadwick (ministro secretario general de Gobierno, o vocero), Joaquín Lavín (ministro de Planificación y ex de Educación) y Julio Dittborn, otro fundador UDI recientemente designado subsecretario (viceministro) de Hacienda.
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