El resultado electoral en Italia abrió un nuevo capítulo de inestabilidad no sólo en la península sino en los principales gobiernos europeos. Si unas horas antes de que llegaran los primeros resultados Bersani, el PD y la coalición de Centro Izquierda se preparaban para gobernar, el escenario final muestra un panorama diferente. Ni Bersani, ni la Centro Derecha del PDL de Berlusconi lograron un resultado que les diera la mayoría parlamentaria para formar gobierno, abriendo una crisis que no se veía hace años.
Es expresión del descontento de amplios sectores con los partidos garantes de los planes de ajuste acordados entre los principales países imperialistas europeos en Bruselas, Italia incluida, y aplicados por el gobierno de Monti que consistió en hacer pasar esta política de austeridad como un mal necesario, con el apoyo de la casi totalidad de las fuerzas políticas parlamentarias, de las direcciones sindicales CISL y UIL y la complicidad pasiva de la CGIL, la principal confederación obrera italiana. En un año se registraron 700.000 desocupados más. El desempleo supera el 11% y roza el 40% entre los jóvenes, con situaciones catastróficas en algunas regiones.
Los acuerdos que llevaron a gobiernos “técnicos” como el de Monti para comenzar a aplicar los planes de austeridad sólo retrasaron la expresión de esta crisis de los partidos tradicionales.
Crisis de los partidos patronales
La elección muestra la crisis del sistema de gobierno basado en el equilibrio entre la Centro Derecha y la Centro Izquierda para garantizar el funcionamiento de la Segunda República. Mientras los gobiernos de la Unión Europea (UE) y el FMI se preparaban para un gobierno de la Centro Izquierda que prometía continuar con la austeridad y que respetaría lo acordado por Monti, la pérdida de casi un tercio de los votos muestra el rechazo a estas políticas y al apoyo dado por los partidos de centro y de izquierda reformista.
Por el lado de la Centro Derecha, que el impresentable Berlusconi (con todas sus denuncias de corrupción y varios etc.) haya logrado un resultado electoral digno basado en una campaña de oposición a las medidas de Monti no puede tapar la pérdida de casi la mitad de sus votos (lo mismo le pasó a sus aliados de la derechista Liga Norte). Igual panorama le tocó a Monti que se preparaba para ser un aliado necesario de cualquier fuerza que quisiera gobernar, pero no superó el 10% pagando así su servicio como aplicador de las medidas del FMI y la UE.
La aparición de Beppe Grillo y el Movimiento 5 Estrellas que basaron su campaña en una denuncia a los viejos partidos y a la situación generada por la aplicación de los planes de ajsute canalizó una buena parte del voto anti austeridad. Grillo, que termina como la principal fuerza electoral (las otras son coaliciones de varios partidos), ya es visto por algunas corrientes como la expresión del rechazo por izquierda a las políticas liberales, como es el caso de Sinistra Critica (partido hermano del NPA francés). Lejos de ser una nueva alternativa de izquierda, el comediante combinó en su campaña la denuncia a la corrupción y las políticas de ajuste, con discursos contra los sindicatos, y si una parte de su base electoral proviene de sectores descontentos con la centroizquierda, una gran mayoría son ex votantes de Berlusconi y de la propia xenófoba y ultra derechista Liga Norte, que fueron atraídos por el discurso “antipolítica” del movimiento de Grillo.
Cómo queda la situación actual
El resultado de las elecciones dejó en claro al menos cuatro elementos de la actual situación. En primer lugar el fracaso del gobierno de Monti, como engendro de gobiernos “técnicos” (al igual que el impuesto en Grecia) que significaron la imposición de brutales planes de austeridad.
En segundo lugar, el desprestigio de los principales partidos del régimen, base de la segunda república, que tuvieron una fuga de aproximadamente 16 millones de votos respecto a las elecciones de 2008. Tanto la coalición que llevó a Bersani como la que llevó a Berlusconi fueron “castigadas” por ser parte de los partidos que apoyaron los ajustes en el parlamento (aunque Berlusconi haya intentado “despegarse” de Monti a fin del año pasado).
En tercer lugar, la importante elección de Grillo expresa el hastío hacia la corrupción política, el desencanto con los partidos tradicionales y la indignación frente al deterioro de las condiciones de vida y los ajustes permanentes. Sin embargo, esto no necesariamente significa el surgimiento de un fenómeno progresista y su plataforma “antipolìtica” y discurso antisindical va en contra de la organización independiente de la clase obrera.
Por último, no ha surgido ninguna variante a la izquierda de la centro izquierda, ni siquiera de carácter reformista como es Syriza en Grecia o el Frente de Izquierda en Francia. Esto es expresión de la bancarrota de Rifondazione Comunista luego de su apoyo al antipopular gobierno de Prodi en 2006. El intento en estas elecciones de presentarse como parte de una coalición (Revolución Ciudadana) cuyo discurso se centraba en la denuncia contra las mafias y la corrupción, en el marco de la crisis capitalista terminó en el fracaso electoral con apenas el 2% de los votos.
La crisis abierta ante la dificultad para formar un nuevo gobierno se transformó en una preocupación más para los gobiernos europeos. El Ministro de Finanzas Alemán alerta sobre la posibilidad de que se extienda la inestabilidad política a otros países de Europa (Corriere dela Sera, 27/2) como Grecia, un escenario que se completa con la crisis de los partidos en el Estado español. Las alternativas no son muchas, las posibilidades de formar gobierno quedaron en manos de Grillo o de un acuerdo entre la Centro Derecha y la Centro Izquierda pero, en cualquier caso, sería un gobierno débil. Por otro lado, el posible llamado a nuevas elecciones sólo extendería la crisis actual unos meses con la incertidumbre que eso produciría.
Más que nunca, lo que necesitan los trabajadores y la juventud es una política que apunte a coordinar las luchas y desarrollarlas, contra las burocracias sindicales que en estos últimos trece meses sostuvieron por su pasividad al gobierno de Monti.
Diego Sacchi
No hay comentarios.:
Publicar un comentario