Libia se niega a abandonar el centro de la escena internacional, una vez más sorprende con más violencia, a la guerra entre las mil setecientas bandas armadas, por la OTAN en su momento, que pululan por un territorio devastado en procura de negocios, como el tráfico de personal, droga, armas y contrabando en general, la más importante es la poderosa milicia Fajr Libya que ha lanzado una ofensiva contra las terminales petroleras en el este del país. A esto hay que sumarle los dos Parlamentos que funcionan en paralelo en las ciudades de Trípoli y Tobruk, que en realidad nadie conoce para que sirven, ni cuáles son sus funciones; por otra parte el general Khalifa Hafter, que con su ejército de liberación (¿de quién?) recorre el país buscando una guerra que no pasan de trifulcas callejeras, pero que si dejan muchos muertos, Hafter intenta llamar la atención de Occidente, como para que alguien lo nombre de una vez por todas el hombre fuerte del país pero, según los resultados hasta hoy no alcanza su aptitud para semejante cargo.
Si todos estos ingredientes, que se aúnan para convertir a Libia en un estado fallido, hay que sumar dos nuevos ingredientes el naufragio del precio del petróleo, una estrategia con la que Washington, forzando a la híper producción a sus aliados del golfo Pérsico, intentar pulverizar la economía rusa. Sumada a la baja, la escasa producción pone a Libia al borde del colapso financiero. Antes de golpe contra Gadafi en 2011, la producción rondaba un millón y medio de barriles diarios, que representaba el 95% de las exportaciones y el 75% de los ingresos. En diciembre último la producción cayó a 350.000 barriles al día.
El otro nuevo factor del desquicio libio es la irrupción en su territorio del Estado Islámico (EI), bandas de milicianos salafista decidieron jurar fidelidad al autoproclamado califa, Abu Bakr al-Bagdadí, quién no tardó en darles la bienvenida a su organización.
Ya habíamos informado la irrupción en agosto último y la total conquista en noviembre, de la ciudad de Derna, una localidad de unos cien mil habitantes, a menos de trecientos kilómetros de la frontera con Egipto y más o menos a la misma distancia de las costas griegas. Tras imponer la sharia se han lanzado a las atrocidades a que ya han acostumbrado al mundo.
Como era de sospechar los enviados y juramentados del Califa Ibrahim, no iban solo a establecerse en Derna, los califados del Estado Islámico, como suelen hacerlo va por todo y eso significa la dominación absoluta del país, que ven como una oportunidad real y concreta de afincarse.
El Estado Islámico hasta ahora ha demostrado tener alcance hasta Trípoli, a más de mil doscientos kilómetros al oeste de Derna, el veintisiete de enero en un atentado suicida contra el Hotel Corinthia no solo logró asesinar a doce personas, dos de ellos occidentales, sino impedir una reunión acordada entre los dos Parlamentos con el fin de conseguir la unificación o algo parecido.
Ahora el Estado Islámico reaparece en la mítica ciudad de Sirte, cuna y lugar del martirio del Coronel Gadafi, a medio camino entre Trípoli y Derna, donde secuestró y decapitó a veintidós trabajadores egipcios, cristiano coptos, según ellos: “seguidores de la Iglesia hostil de Egipto”.
Un video subido a las redes sociales, cuya autenticidad, como siempre es difícil de demostrar, muestra al grupo de trabajadores coptos vestidos de naranja, arrodillados y alineados con sus verdugos, encapuchados y vestidos totalmente de negro, en una playa. Este video es la continuación de otro que muestra a los trabajadores caminando por esa playa junto a sus secuestradores.
El presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, como es su estilo, no se ha quedado en amenazas e inmediatamente ordenó una serie de bombardeos contra posiciones del Estado Islámico en Libia, de la que todavía no han trascendido sus logros. Además, solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para analizar la situación.
Egipto, no puede permitirse tener una banda salafista actuando en el oeste, ya que tiene un movimiento similar que actúa en el este, sobre la península del Sinaí, que ha producido importantes ataques y atentados contra fuerza gubernamentales.
El gobierno egipcio había advertido a sus ciudadanos que no viajaran a Libia, pero muchos deben hacerlo en busca de empleo. Mientras tanto el E.I. se justificó su nueva masacre diciendo que era en venganza de las mujeres musulmanas torturadas y asesinadas por la Iglesia copta de Egipto.
Esta iglesia se calcula que tiene cerca de quince millones de fieles en Egipto se mostró confiada en que el presidente castigaría el crimen, a la vez la universidad al-Azhar, quizás la institución más prestigiosas del islam sunita, calificó de “barbarie” la decapitación de los coptos.
¿Porque Libia?
Según algunas fuentes miembros de la brigada al-Batar, una unidad de Estado Islámico que operaba en Siria, habría establecido campos de entrenamientos, en Libia, para intensificar allí sus operaciones. Son varias las ventajas que le proporcionaba el país, desde la caída de Gadafi en octubre de 2011, muchos salafistas tanto libios, como los importados por el príncipe saudita Bandar al Sultán, pululaban buscado conchabo en alguna milicia, Estado Islámico, que tiende a convertirse en una multinacional del terror, da a estos mercenarios, posibilidades de trabajo no solo en Libia, sino de ser remitidos al otros país donde EI, pueda seguir abriendo sucursales, Yemen, Somalia y Nigeria, Afganistán, Egipto, Pakistán, incluso India y muchos países africanos del Sahel.
Además Libia es mayoritariamente sunita, una buena opción para explotar el odio al chiismo, como en Irak y Siria. E.I necesita establecerse en otros territorios para legitimar la idea del Califato y no sólo una organización que circunscripta apenas en Siria/Irak.
La proximidad de Libia con el sur de Europa, es otro de los atractivos que seducen de la patria de Gadafi, a los islamistas. El mensaje, dado en inglés, antes de la matanza de los coptos es seriamente intimidante, si se tiene en cuenta la cercanía de Libia con el sur de Italia: “Hoy, estamos al sur de Roma, en la tierra musulmana de Libia. Este mar en el que habéis escondido el cuerpo del jeque Osama Bin Laden, juramos ante Alá, que lo mezclaremos con su sangre”.
Según algunas fotografías que circulan desde el domingo catorce Estado Islámico, dice haber conquistado la ciudad de Nawfaliyah, las fotos muestran un gran convoy entrando en la ciudad, de ser cierta esta nueva conquista consolidaría su presencia en la costa libia.
Algunos analistas ven la presencia de Estado Islámico en Libia, como la pretensión de aunar esfuerzo con otras fuerza salafista de la región, hacía el oeste Túnez, que sería en país con menos posibilidades de volcarse a ese tipo de luchas, por su conformación tribal, que siguen teniendo gran influencia en todas las decisiones políticas de la sociedad. En el caso de Argelia, sería diferente, ya que hay fuertes antecedentes de salafismo en la sociedad argelina la desbastadora guerra civil en 1992 muestra esa tendencia, y los países del sur de Libia, como Mali, Níger o Chad, donde hay mucha convulsión político-religiosa y gran actividad del al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). A esto habría que agregarle el poderoso grupo nigeriano Boko Haram, que desde principio de año se ha lanzado fuera de sus fronteras atacando Camerún, Níger, Chad y Ghana, como si una fuerza desconocida los atrajera hacia el norte del continente.
Las autoridades de Italia, fueron las primeras en tocar el botón de alarma, ya que se ha registrado el aumento de la llegada de inmigrantes africanos que ya no solo escapan de la miseria, sino también del miedo al salafismo.
Muchos se deben estar preguntado por qué razón derrocaron al coronel Muamar Gadafi, si contra él se estaba mucho mejor.
Guadi Calvo
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