No te olvides de recordar
Hoy está bien claro que uno de los frentes de batalla más duros, desequilibrados e injustos es la lucha contra todas las estratagemas que la burguesía inventa para ahogarnos en olvido. Nunca como hoy la burguesía mexicana sintió urgencias tan cruciales por embiagar con des-memoria los horizontes de los horrores más recientes y resentidos. Jamás como ahora hubo urgencia oligarca desesperada por borrar -a toda costa- los hechos y los dichos que inflaman la conciencia desde abajo y desde muy hondo. Nunca como hoy se desplegó una guerra de exterminio contra los hechos, contra la realidad y especialmente contra los 43 de Ayotzinapa, contra sus padres, contra los estudiantes normalistas… contra un México ensangrentado, humillado y en pie de lucha. Lo tenemos en mente.
Usan todo tipo de lejías -objetivas y subjetivas- para lavarnos los cerebros, para anestesiar los rastros de los hechos aturdiéndonos con sus noticieros, con su fútbol, sus pachangas faranduleras, sus escándalos de corrupción, sus amasiatos, sus traiciones y sus parafernalias electorales fraudulentas… todo impregnado con su ofensiva mediática de la crueldad más despiadada. Hemos visto aberraciones inenarrables en los que el ansia de imponernos el olvido muestra su monstruosidad con desvergüenza total. Silencio, ninguneo, burlas, bloqueos, patadas, palos y bofetadas… no hay límites en un gobierno represor y terrorista que en su desesperación reprime y asesinan a los trabajadores, a los comuneros, a los maestros… y pretende que mañana salgamos a votar alegremente por los partidos hegemónicos de la estulticia.
Hemos visto como erigen ellos los monumentos más bochornosos al olvido de los mineros, de los estudiantes, de las mujeres, de los obreros… del proletariado mexicano todo; hemos visto la dictadura del olvido ensañándose contra la vida diaria de los pueblos y contra sus luchas históricas. Padecemos los más terribles estragos del imperio burgués del olvido convenenciero contra la memoria honda y poderosa de los pueblos… es decir contra la vida misma.
Hoy las tácticas burguesas para inocularnos el olvido buscan el premio de los votos. Quieren limpio el paisaje político y lo quieren cómodo para asestar el golpe seco del hurto electoral. Quieren que olvidemos su desprecio y sus maltratos, que olvidemos nuestros valores y olvidemos nuestra dignidad… que olvidemos cuánto nos cuesta la pachanga obscena de sus negociados. Quieren embrutecernos con ese olvido suicida que nos convierte en nada y nos convierte en amasijo de carne extenuado barnizado con desprecio. Quieren que olvidemos todo, quieren derrotados también por el olvido que es un arma de la ideología de la clase dominante para borrar de nuestras cabezas y corazones la ira, el dolor y la conciencia de la lucha.
El olvido que quieren imponernos es una forma de agresión y de violencia que, por lo general, implica medios y modos represores verbales y psicológicos, es una máquina de desprecio serial convertido en fanatismo de terratenientes, empresarios, banqueros, clérigos y burócratas… impregna los reinos de la mercancía y sus estercoleros axiológicos. Es el olvido que nos inyectan para hacernos individualistas y hacernos consumistas de sus mercancías chatarra y de su ideología chatarra. Ese olvido que quieren imponernos es una fábrica de “inexistentes”, un sistema de extinción, de nulificación y de derrota para que olvidemos escatológicamente todo y comience de nuevo, cada día, la tarea de exterminarnos luego de saquearnos y explotarnos. No lo olvidemos. ¡Vivos los queremos!
Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía
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