El empujón final
“El destino de Iraq quedó sellado en el momento en que lo invadimos: no tiene futuro como Estado unitario… Iraq está destinado a partirse al menos en tres Estados separados… Este era el objetivo real, no manifestado, del Partido de la Guerra desde el principio mismo: la atomización de Iraq y, de hecho, de todo el Oriente Medio. Resumiendo, su objetivo era sembrar el caos y eso es precisamente lo que estamos hoy contemplando.” (Justin Raimondo, editor de Antiwar.com)
Un proyecto de ley que podría dividir Iraq en tres entidades separadas fue aprobado por el Comité de Servicios Armados del Congreso de EEUU por 60 votos frente a 2. El controvertido borrador se va a debatir ahora en la Cámara de Representantes estadounidenses, donde se votará en algún momento de finales de mayo. Si se aprobara, el presidente Barack Obama tendrá libertad para dejar de lado al gobierno central de Iraq en Bagdad y proporcionar directamente armas y asistencia a los sunníes y kurdos que están combatiendo a Daesh (el autodenominado Estado Islámico). Esto, a su vez, provocará la partición de facto del maltrecho país en tres partes: Kurdistán, Chiistán y Sunnistán.
El plan para romper Iraq tiene una larga historia que se remonta a 1982, con ocasión de la publicación del oscuramente profético artículo de Oded Yinon titulado: “A Strategy for Israel in the Nineteen Eighties”. Yinon creía que la supervivencia de Israel exigía que el Estado judío se convirtiera en un poder regional que “debe proceder a dividir toda la zona en pequeños Estados disolviendo los Estados árabes existentes… La esperanza sionista es que los Estados de base sectaria se conviertan en satélites de Israel y, para colmo de ironías, en su fuente de legitimación moral” (The Zionist Plan for the Middle East, Israel Shahak).
El proyecto de ley del Comité de Servicios Armados de la Cámara, que dirigen los republicanos, acoge con los brazos abiertos la visión de Yinon de un Iraq fragmentado (Nota: en el marco del actual proyecto de ley, que forma parte del Acta de Autorización de la Defensa Nacional para 2016 (NDAA, por sus siglas en inglés), hasta un 60% de los fondos propuestos, o 429 millones de dólares, fluirían directamente a los “peshmerga kurdos, a las fuerzas de seguridad tribales sunníes, con una misión de seguridad nacional, y a la guardia nacional sunní iraquí”). Suministrar armas a las milicias sunníes y a los peshmerga kurdos llevará de forma inevitable a la desintegración del país, a la intensificación de las hostilidades sectarias y al fortalecimiento de los grupos extremistas que operan en la región. Constituye una receta para el desastre. A continuación, un breve extracto del artículo de Oded Yinon sobre Iraq citado en el anterior párrafo:
“Está garantizado que Iraq, por un lado rico en petróleo e internamente desgarrado por otro, es el candidato a los ataques de Israel. Su disolución es incluso más importante para nosotros que la de Siria. Iraq es más fuerte que Siria. A corto plazo, es el poder iraquí el que constituye la mayor amenaza para Israel… Cualquier confrontación interárabe nos será de ayuda a corto plazo y reducirá el camino para el objetivo más importante de la ruptura de Iraq en confesiones, al igual que en Siria y en Líbano. En Iraq es posible una división en provincias siguiendo las líneas religiosas y étnicas, del mismo modo en que se hizo en Siria en la época otomana. Por tanto, habrá tres (o más) Estados alrededor de las tres principales ciudades: Basora, Bagdad y Mosul, y las áreas chiíes en sur se separarán de los sunníes y del norte kurdo.”
El hecho de que los objetivos estratégicos de EEUU e Israel coincidan de forma tan estrecha pone en duda la invasión de Iraq en 2014 por parte del EI, cuando una columna de dos millas de largo de Land Rover blancos cargados con 15.000 yihadíes aparecieron velozmente por el desierto abierto desde Siria escupiendo a la atmósfera nubes de polvo sin que los detectaran los AWAC o satélites espías de última generación estadounidenses. La explicación lógica para este denominado “fallo de la inteligencia” es que no fue un fallo en absoluto sino que Washington quería que la operación siguiera adelante porque coincidía con los objetivos estratégicos de EEUU e Israel. Da la casualidad que las áreas ahora controladas por los kurdos, los sunníes y los chiíes se aproximan mucho a las proyectadas por Yinon, lo que sugiere que la invasión del EI fue parte de un plan mucho más amplio desde el principio mismo. Con esto no quiero decir que los dirigentes del EI reciban directamente órdenes de Langley o del Pentágono. No. Implica sencillamente que Washington utiliza a la horda depredadora para sus propios objetivos. En este caso, el EI facilita el pretexto para armar a sunníes y kurdos, imponiendo nuevas fronteras dentro del Estado existente, creando accesos más fáciles a los recursos vitales y eliminando a un potencial rival de la hegemonía regional EEUU-Israel. El EI proporciona esa justificación. Miren lo que dice el Daily Star:
“La actual guerra relámpago del EI en Iraq pretende crear un espejismo a fin de iniciar el cumplimiento de una agenda previamente planificada de Occidente en estrecha alianza con Israel para volver a trazar el mapa de toda la región como ‘Nuevo Oriente Medio’… El caos, destrucción y devastación causados por el EI en su proceso de establecer un califato islámico sunní en los territorios iraquíes y sirios supone el cumplimiento de la política planeada por EEUU y Occidente para cambiar la percepción pública de que la “Guerra contra el Terror” no fue nunca una guerra emprendida por Occidente contra el Islam sino una “guerra dentro del Islam” a lo largo de las líneas religiosas, étnicas y sectarias presentes en el mundo islámico…
La división de Iraq en tres entidades separadas ha sido también firmemente defendida por el vicepresidente estadounidense Joe Biden. El patrimonio de Biden y el análisis de su electorado ayudará a entender mejor las razones de su apoyo a la fragmentación de Iraq siguiendo el Plan Yinon.” (The Yinon Plan and the role of ISIS, The Daily Star)
El plan Biden-Gelb, expuesto en un artículo de opinión publicado en el New York Times en mayo de 2006, pedía el establecimiento de “tres regiones en gran medida autónomas”, con Bagdad como “zona federal”. Es decir, que los poderes del gobierno central iraquí se reducirían de forma considerable. Los autores intentaron suavizar su radical proyecto tildándolo de “descentralización”, un término más suave que “partición”. Los autores, ambos miembros del poderoso Council on Foreign Relations, ocultan los objetivos reales del plan: debilitar al país desmembrándolo y dejándolo en “un estado permanente de dependencia colonial”. (Chomsky)
El primer ministro iraquí Haider al-Abadi ha denunciado el proyecto de ley propuesto como un intento de socavar su autoridad y desgarrar el país. En una reciente conversación telefónica con el vicepresidente Biden, Abadi manifestó su oposición al proyecto insistiendo en que “sólo el pueblo iraquí puede decidir el futuro de su país”.
Asimismo, según Press TV, el clérigo iraquí, Muqtada al-Sadr, advirtió que si el Congreso aprobaba el proyecto de ley, ordenaría a su ejército del Mahdi que reiniciara las hostilidades contra objetivos estadounidenses en Iraq.
“Nos vemos obligados a levantar la paralización de nuestra ala militar… y empezar a atacar los intereses de EEUU dentro y fuera de Iraq”, dijo Sadr, quien antes dirigía al poderoso Ejército del Mahdi y todavía disfruta de una inmensa influencia sobre la población chií.
Aunque Obama no aprueba la redacción del nuevo proyecto de ley… su oposición está lejos de ser convincente. Aquí tenemos lo que la portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, dijo sobre la cuestión en una reciente conferencia de prensa: “La política de esta administración es clara y consistente con el apoyo a un Iraq unificado. Hemos dicho siempre que un Iraq unificado es más fuerte y que eso es también importante para la estabilidad de la región”.
“¿Clara y consistente?” ¿Cuándo ha sido clara y consistente la política estadounidense en Oriente Medio? ¿Es clara y consistente en Libia, Siria o el Yemen, donde las milicias yihadíes son armadas y apoyadas directa o indirectamente por Washington o sus aliados? ¿Es clara y consistente en Ucrania, donde los extremistas neonazis de extrema derecha son entrenados y cuentan con el apoyo logístico de EEUU para luchar una guerra por poderes contra Rusia?
Claro, Obama quiere aparentar que se opone al proyecto de ley, pero ¿cuánto de esa oposición es sólo relaciones públicas? De hecho, la administración está en la misma onda que el Congreso, sólo que quiere ser un poco más discreta. Vamos de nuevo con Harf: “Estamos tratando de trabajar con el Congreso para ver qué redacción podríamos apoyar respecto a esta importante cuestión”.
En realidad, la administración quiere modificar la redacción en aras de la diplomacia, pero en eso consiste todo el alcance de su oposición. De hecho, el Comité de Servicios Armados del Congreso ha cumplido ya esta petición y ha retirado la cláusula problemática del proyecto de ley (que pedía el reconocimiento de las milicias tribales sunníes y peshmerga como “países”), aunque, al mismo tiempo, “manteniendo que parte de la ayuda militar debería ir directamente a las dos fuerzas que combaten al EI…”
Así pues, borraron un par de palabras del texto pero el contenido sigue siendo el mismo. También, según el Huffington Post:
“El representante Michael McCaul (republicano por Texas) dijo el domingo que quiere identificar “una forma de dinamizar el proceso para que las tribus sunníes y los kurdos puedan acceder a las armas… sin socavar al mismo tiempo al gobierno de Iraq en Bagdad.”
No hay forma de “dinamizar el proceso” porque las dos cosas son mutuamente excluyentes, ha dicho ya Abadi. Si Obama entrega armas a los sunníes y a los kurdos, el país va a dividirse. Es así de simple.
Entonces, ¿cómo ha respondido Obama a estos últimos acontecimientos?
La semana pasada se reunió con el presidente kurdo Masud Barzani en Washington. He aquí lo que sucedió:
“Cuando el canal kurdo Rudaw le preguntó si había conseguido llegar a algún compromiso respecto a un cambio en la política del presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden al reunirse con ellos el martes, Barzani respondió: ‘Tanto el presidente como el vicepresidente quieren que los peshmerga consigan las armas y munición adecuados. El punto importante es que consigan armas. Cómo las consigan, de qué forma, eso no es tan importante como el hecho de que las armas tienen que llegar a manos de los peshmerga.” (Kurdish Leader Aligns With White House Over Congress On ISIS Strategy, Huffington Post).
Por tanto, Obama le dijo básicamente a Barzani que iba a conseguir las armas que quería (guiño).
¿Pueden ver qué farsa tan grande? El destino de Iraq está sellado. Tan pronto como el Congreso apruebe el nuevo proyecto de ley para la defensa, Obama saldrá pitando con las armas para sus nuevos colegas del norte kurdo y del llamado triángulo sunní. Eso desencadenará otra feroz oleada de carnicería sectaria que va a hacer aún más trizas el país.
Pero ese es el objetivo, ¿verdad?: Dividir el país en tres partes, mejorar el acceso a los recursos vitales y eliminar un rival potencial a la hegemonía regional EEUU-Israel.
Vds. saben que es así.
Mike Whitney
Information Clearing House
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Mike Whitney vive en el Estado de Washington. Colaboró en el libro “Hopeless: Barack Obama and the Politics of Illusion”. (AK Press). Hopeless está también disponible en edición Kindle.
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