Contra todos los pronósticos, que presumían una elección pareja, el Partido Conservador del premier David Cameron obtuvo una mayoría propia que le permitirá formar gobierno en soledad, prescindiendo inclusive del partido liberal-demócrata. Esta constatación empujó al alza las acciones de la City, aunque el fervor inicial se fue disipando ante los interrogantes que quedan planteados (permanencia en la Unión Europea, futuro de Escocia).
Sistema político
Si bien los conservadores incrementaron la cantidad de escaños, su caudal electoral casi no creció con respecto a 2010. Esta distorsión obedece al sistema de circunscripción uninominal, donde el ganador se lleva la única banca en disputa en cada uno de los 650 distritos electorales. Dicho sistema, ideado para generar un modelo de dos fuerzas (sobrerrepresentadas) que asegure la estabilidad social y política, no ha podido evitar el trabajo de horadación de la crisis capitalista, la cual ha llevado a la emergencia de nuevos partidos.
El éxito del Partido Nacionalista Escocés (SNP), que capitaliza un sentimiento autonomista y, según algunos análisis, también un sentimiento "antiausteridad" (WSWS, 8/5), es el reverso de la catástrofe política y electoral del Partido Laborista, que conservó un único escaño en Escocia y paga su derechización en cuestiones como la inmigratoria. Los planteos laboristas, de módica suavización del ajuste, no evitaron el desplazamiento de contingentes masivos del partido hacia el SNP. Pero el laborismo perdió votos también ante el fascista Partido por la Independencia del Reino Unido (Ukip), que sale segundo en muchos bastiones laboristas donde el desempleo y la pobreza hacen estragos. Si los conservadores resultan sobrerrepresentados por el modelo de distribución de bancas, el Ukip aparece subrepresentado: obtiene un solo escaño, pero es la tercera fuerza en votos (13%). Esto no ha impedido que los fascistas sufran su propia crisis: junto a la del laborista Ed Miliband y el liberal-demócrata Nick Clegg (cuyo partido se hundió por su alianza y mimetización con los tories), la tercera cabeza en rodar fue la del independentista Nick Farage, quien no pudo ganar en su distrito.
Ajuste
Los desplazamientos registrados son una manifestación de la disgregación política y social que provoca la crisis capitalista. El gobierno de Cameron desarrolló un ajuste que incluye el desmantelamiento del sistema público de salud (NHS); la duplicación del sistema de contratos de 'horas cero', que precariza la fuerza de trabajo (y disimula el nivel real de subocupación y desempleo) y el alza en las matrículas estudiantiles, que no impidió que entre 2010 y 2013 el crecimiento económico fue anémico. Según Página/12 (8/5), "la deuda individual conjunta de cada hogar supera el billón de libras (casi la mitad del PBI británico)". En palabras del columnista Martin Wolf, de Financial Times, se trata de una recuperación "inquietantemente débil y desequilibrada" (El Cronista, 11/5).
Desintegración
La extraordinaria performance electoral del SNP ha ido acompañada de una moderación en los planteos para tranquilizar a la City y a la propia burguesía escocesa. Después de la elección, la dirigente Nicola Sturgeon descartó la realización de un nuevo referéndum y se pronunció por "un Reino Unido fuerte" (El País, 8/5). El reclamo del SNP se limita a una negociación con Londres de una mayor autonomía (devolución de poderes fiscales) en el cuadro de crisis capitalista. No contiene ninguna progresividad: el nacionalismo escocés aboga por la continuidad de la monarquía de los Windsor, el mantenimiento de la libra y la tutela del Banco de Inglaterra, la pertenencia a la Unión Europea y a la Otan. Esta voluntad estará sometida a los avatares de la bancarrota capitalista.
Cameron, entre tanto, está jaqueado en su propio frente interno: deberá lidiar en el parlamento con un ala 'eurofóbica' de su propio partido. Bajo la presión de ese sector, Cameron ha ratificado la realización de un referéndum para 2017 sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Pero la línea predominante en la City no se orienta por ahora en esa dirección, sino en la de una renegociación del estatus británico dentro de la Unión. Una salida de la Unión Europea plantearía una crisis en las islas, dado que la burguesía escocesa es europeísta, pero también en el propio continente, donde podría generar un efecto cascada.
Izquierda
En la izquierda primó el seguidismo político. El Partido Socialista Escocés llamó a votar por el SNP. El Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) llamó a votar por el laborismo en los distritos donde no presentaba lista bajo el pretexto de que los trabajadores lo identifican como su partido. El Partido Socialista de la Igualdad (SEP) cosechó resultados marginales en los dos distritos en que se presentó.
Para capitalizar la ruptura de la clase obrera con el laborismo, la izquierda necesita romper primero sus propias ataduras con las fuerzas que sostienen el régimen imperialista. Y un programa frente a la crisis capitalista que plantee la unidad socialista de los trabajadores del Reino Unido en el marco de la unidad socialista de Europa.
A Guerrero
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