lunes, mayo 09, 2016

La masacre de Argelia



Cuando los argelinos festejaban el final de la guerra y la derrota del nazismo en 1945, al que habían ayudado a combatir como parte del imperialismo ejército francés, éste agradeció a su colonia bombardeando a los manifestantes.

El imperialismo francés oculta este hecho que demostró que no habían triunfado ni la “democracia” ni la “libertad”. Fue una gran prueba de que los imperialismos pelearon por el reparto del mundo y que su mayor temor era la movilización revolucionaria de las masas. Así se inició el proceso que culminó en 1954 y logró la independencia de Argelia en 1962. Se reproduce una traducción realizada por el CEIP "León Trotsky" de La Vérité (diario trotskista francés) de 1949 en homenaje al pueblo argelino.

En Setif, en mayo de 1945(1)

40.000 árabes masacrados por vengar la muerte de 100 europeos

El aniversario del armisticio se confunde en Argelia con el aniversario de las masacres que ensangrentaron en el mismo momento a los constantinenses. Estos acontecimientos son muy poco conocidos en Francia y fueron suficientemente deformados en su época como para que sea necesario retomar la relación de los hechos.
El centro y el punto de partida de los acontecimientos de mayo de 1945 fue la ciudad de Setif en el departamento de Constantina. Esta localidad no tiene ninguna particularidad, salvo que es el feudo de Ferhat Abbas (2) (...). El 8 de mayo, se celebra con felicidad la conclusión del armisticio. Se forma un cortejo de musulmanes autorizado por el subprefecto. Diversas banderolas son enarboladas, reclamando la independencia de Argelia, la liberación de Messali Hadj, etc. La policía interviene y quiere hacer retirar las banderolas. Esta es rechazada. Un comisario de la Seguridad saca su revólver y tira, dando la señal de fusilamiento. Es el inicio del combate. Los manifestantes son dispersados. Se diseminan en la ciudad y fuera de ella y en su indignación atacan furiosamente a los europeos que encuentran, matando e hiriendo a algunos. Para comprender esta violencia, es necesario tener en cuenta el odio racista provocado sistemáticamente por el colonialismo y la actitud despreciativa, hiriente, adoptada a cada paso de la vida cotidiana por la gran mayoría de la población francesa con respecto a los árabes. La novedad de los incidentes que sobrevinieron en Setif se disemina en los campos, elementos franceses son agredidos en algunos puntos aislados. Hechos semejantes a los de Setif se desarrollan también en Guelma y en los alrededores. Se cuentan en total 102 los muertos europeos y de 150 a 200 heridos.
La represión fue terrible. En Setif, fue proclamada la ley marcial. Se prohibió a todo musulmán salir de su casa si no portaba un brazalete especial especificando que iba a su trabajo. Todo musulmán que no porte ese brazalete es abatido sin ningún juicio.
Las tres subprefecturas de Setif –Campo, Djidjelli y Guelma– están sometidas a las autoridades militares. El estado de sitio es decretado. Todas las armas: ejército de tierra, aviación y marina concurren a la represión durante una decena de días.
Los senegaleses y los Legionarios masacraron a las poblaciones, violando, pillando, asesinando e incendiando. La región del norte de Setif casi es transformada en un desierto. El crucero Duguay-Trouin bombardea los alrededores de Kerrata con sus pesadas piezas. Los aviones del ministro stalinista Tillon bombardean y ametrallan.
En Chevreuil, los musulmanes juntados arriba de la quebrada por grupos de 40 a 50 son ametrallados y precipitados al vacío. Iban a aplastarse y apilarse en el fondo del abismo hasta formar una altura de casi 6 metros.
Es en Guelma donde la locura colectiva parece haber alcanzado su paroxismo. El torturador patentado Achiary dirigía personalmente las operaciones. El odio racista había penetrado todos los medios; a tal punto que es un Comité presidido por el alcalde socialista Garrivet y en el que participaba el dirigente local del Partido Comunista y de la CGT quien dirigía la milicia colonialista en Guelma. Esta milicia emprendió expediciones punitivas. Penetraba en la casa de los árabes, secuestraba a los habitantes y los llevaba camino al cementerio de Hadj Embarek al principio, luego a las calderas de Heliopolis. Allí, eran ejecutados, luego incinerados en los crematorios, según los métodos hitlerianos. El subprefecto habría hecho ejecutar así a 300 jóvenes musulmanes, cifra muy inferior a la realidad.
Para dar todos los detalles de esta monstruosa carnicería, de esta locura sangrienta, varios números enteros de nuestra pequeña Vérité no fueron suficientes allí. El hombre que orquestó esta pieza macabra, es el prefecto de Constantina, M. Lestrade-Carbonnel. “Sírvanse” recomendaba a sus subordinados. Y ellos no se lo hacían decir dos veces.
Las fuentes oficiales reconocían que 41 mechtas, es decir 41 aldeas o grupos de campesinos autóctonos, fueron totalmente destruidas. Se puede evaluar a 1.000 el número promedio de habitantes de un mechta. Admitiendo incluso que la mitad de los habitantes haya podido salvarse, el número de los muertos se elevaría ya a 20.000. En total, hoy es admitido generalmente que fueron 40.000 muertos.
40.000 árabes asesinados por vengar la muerte de 100 europeos; esto hace 400 por 1. Este es el cálculo colonialista. Es simple; es claro. Da una idea exacta de lo que vale un musulmán a los ojos de los colonialistas, manteniéndose como un buen demócrata como usted y yo.
Lo que sigue no es difícil de adivinar. Una ola de arrestos se abate en toda Argelia. Es suficiente la menor sospecha de adherir a los “Amigos del Manifiesto” –que en la época reunía todos los matices del movimiento nacional argelino- para ser encarcelado. Se tomaron presas 3.000 personas. Igualdad, el periódico de Ferhat Abbas, fue prohibido. Abbas mismo se hizo detener en la antecámara del Gobierno general.
El objetivo de esta vasta provocación fue, evidentemente, dar un golpe brutal al movimiento de emancipación argelino en pleno desarrollo al salir de la guerra.
8 de mayo de 1945. En la misma fecha la guerra llegaba a su fin en Europa y la represión salvaje, tomaba su ímpetu del otro lado del Mediterráneo. ¿Coincidencia fortuita? Quizás. Pero, sin embargo, altamente simbólica.
Pues las masacres de Argelia sólo son el principio de la cadena. Le siguió el bombardeo de Alep y de Beirut (Siria), a fines del mismo mes de mayo. Luego fueron las extorsiones colonialistas a Duala, a Camerún (septiembre de 1945), que sucedieron poco después del desembarco de Leclerc en Cochinchina y del inicio de esta reconquista de Indochina que el imperialismo francés no logrará sin duda nunca llevar a término. Nuevas masacres monstruosas, nuevos torrentes de sangre en Madagascar, más tarde.
Sí, mayo de 1945 es el inicio de una nueva guerra: la que el imperialismo hace a los pueblos coloniales que tienen sed de libertad e independencia.

A. Duret

1. La Vérité N° 235, junio de 1949.
2. Dirigente nacionalista que formó el movimiento “Los amigos del Manifiesto” que pedía la aplicación de la Carta del Atlántico. También participó de él el Partido del Pueblo argelino (PPA) dirigido por Messali Hadj, quien había sido apresado en abril de 1945.

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