viernes, julio 15, 2016

Brasil: el apoyo del imperialismo a los golpistas y la situación de la izquierda



LID: Contános como está la situación política a dos meses del impeachment a Dilma.
LL: El gobierno golpista de Temer ha logrado una estabilidad relativa. La continuidad de su gobierno depende de la votación definitiva del impeachment en el senado. Se prevé que esta votación ocurra en agosto antes de las olimpiadas, o septiembre. Esto limita su accionar ya que no puede tomar medidas que le quiten apoyo de los senadores ni aplicar los tremendos ajustes antiobreros que propone, ante las elecciones municipales de octubre. Temer sufre la presión patronal y de los medios para que realice dichos ataques, entre ellos una reforma del sistema de jubilación que haría que cada obrero tenga que trabajar al menos 10 años más para jubilarse. Por otro lado la Operación Lava Jato sigue. Esta operación que investiga multimillionarias estafas a Petrobras, pone de relieve que Temer y varios ministros están involucrados. Así que también el Poder judicial le pone límites y amenazas.
Mientras tanto las empresas consiguen incrementar sus ganancias porque el salario se devalúo 17% este año gracias al desempleo, la inflación y la devaluación de la moneda. Con ganancias mayores los empresarios se ponen menos “desesperados” por presionar a Temer por mayores ataques.
LID: ¿Con tantas contradicciones cómo es posible que haya una relativa estabilidad como planteás?
LL: Luego de las primeras semanas que cayeron tres ministros por escándalos de corrupción (ahora ya son 4), Temer tuvo que retroceder en algunas medidas y ya no hay movidas todos los días contra su gobierno. El PT logró imponer, a través de su dirección en la Central Única de Trabajadores (CUT) y otras organizaciones que dirigen, que las luchas que había se aíslen. Lula dijo “no quiero incendiar el país”, y la CUT lo cumplió. Hace días dicen que preparan una huelga general, pero no discuten la misma en los lugares de trabajo, no hay asambleas, no hay nada. Preparan otra jornada aislada para mostrar algo a los medios, pero en realidad su verdadera política es aceptar el golpe y preservarse para las elecciones municipales e intentar ofrecerse como recambio en 2018. Su interés no es luchar contra el golpe y los ajustes sino mostrar a la gran burguesía que son “responsables”, que aun pueden confiar en ellos.
LID: ¿Cuáles fueron los motivos de fondo del golpe?
LL: El golpe tuvo varios actores políticos. Los grandes medios que estuvieron en campaña permanente contra Dilma y el PT. El Poder Judicial actuaba con arbitrariedad, escogiendo cuándo y a quién atacar. Para darles un ejemplo, teniendo innumerables pruebas de corrupción contra Cunha, presidente de la cámara de diputados, no movió un dedo contra él, hasta que se votó el impeachment. Entonces lo atacaron, y Cunha acaba de renunciar.
También actuaron varios importantes empresarios brasileros, como la Federación Patronal de la Industria Paulista, la FIESP, que puso plata para promocionar las marchas golpistas. Las clases medias acomodadas tomaron las calles siguiendo el llamado de los medios. La clase trabajadora, muy crítica de Dilma por los ajustes y aumento del desempleo, al principio no se movió contra el golpe, y algunos sectores confundidos apoyaban la idea de que librarse de Dilma era combatir la corrupción.
El golpe cambió eso. Se vio cómo los discursos de los golpistas eran reaccionarios, algunos llegaban a defender torturadores de la dictadura, y también quedó claro que hay numerosos funcionarios del gobierno golpista involucrados en la corrupción.
Y además, estaba también el imperialismo con sus intereses detrás del golpe.
Los empresarios, los políticos, el poder judicial, quisieron imponer un nuevo gobierno para implementar los ajustes, en forma más rápida y dura de lo que hacía Dilma y el PT, y también ofrecer mejores condiciones económicas y políticas al imperialismo en Brasil y en Sudamérica.
LID: ¿Cuáles eran los intereses imperialistas que planteás?
LL: Bueno, el imperialismo no sacó ningún comunicado aplaudiendo el golpe. Obama se quedó callado. Lo mismo Merkel y otros líderes imperialistas. Hasta un gran liberal proimperialista como Macri no dijo nada.
El imperialismo no actuó abiertamente. Ni lo necesitaba. Tenían los medios, los políticos del PMDB y PSDB y el poder judicial para actuar a su favor.
El famoso juez que conduce la Operación Lava Jato, Sérgio Moro, además de tener su esposa como abogada de la imperialista Shell, fue personalmente entrenado durante años en el Departamento de Estado Norteamericano. Su conexión es tal que los diplomáticos norteamericanos lo nombraban en sus cables a sus jefes, hablando de él como un juez muy favorable a los intereses norteamericanos como fue publicado en Wikileaks.
LID: ¿De qué forma esa operación y el golpe favorecen intereses imperialistas?
LL: Además de golpear a Dilma, al PT y a diversos políticos, la operación dejó nocaut a las grandes translatinas brasileras. Fueron presos los más ricos empresarios brasileros. Odebrecht que conduce una de las más grandes empresas constructoras del mundo lleva más de un año preso. Amenazan la continuidad de sus empresas si no colaboran y delatan a políticos. Todas las grandes constructoras tuvieron sus dueños y presidentes presos. La OAS, otra gigante brasilera, dice que el actual canciller Serra fue coimeado por ellos, eso sí, antes que fuera ministro.
El dueño de un gran banco de inversión, Andre Esteves del BTG Pactual también fue preso. El lideraba junto a Petrobras la creación de una empresa de navios-sonda (para exploración submarina de petróleo), un mercado monopolizado por imperialistas como la Haliburton y la Schlumberger.
La Petrobras tuvo pérdidas de miles de millones de dólares con el robo primero (se estima que robaron al menos 6 mil millones de dólares) y más de cien mil millones de dólares en pérdidas en las bolsas.
Bueno, con Petrobras golpeada se hace más sencillo la entrega del Presal, una superficie petrolera gigante que se estima que guarda más de 100 mil millones de barriles de petróleo. Con el Presal, Brasil se ubica como una de las más grandes reservas del mundo. Petrobras es la más grande empresa de Latinoamérica y golpeada se acelera el plan de privatización de la misma. Petrobras sola es responsable por cerca de 13% del PBI brasilero, vende más de 200 mil millones de dólares al año. Dilma había planeado la venta de cerca de 30% de sus activos. Temer quiere hacerlo, y rápido. Se espera el anuncio de privatizaciones de Petrobras en los próximos días.
Se abre el millonario mercado brasilero de obras públicas pero también se abre paso a empresas imperialistas en otros países. ¿Qué quiere decir esto? Tomemos como ejemplo Odebrecht que tiene inversiones de miles de millones dólares en Latinoamérica. Por ejemplo en Argentina está en la obra del ferrocarril Sarmiento, en Ecuador construye hidroeléctricas, carreteras, el subte en Venezuela, el puerto del Mariel en Cuba…
LID: Está claro que afecta a las translatinas y al PT, ¿pero el PT no actuaba también a favor del imperialismo?
LL: El gobierno de Dilma realizó privatizaciones como nunca se habían realizado desde el neoliberal Fernando Henrique Cardoso. Bajo gobiernos del PT las multinacionales ganaron montañas de dinero. No hay ni asomo de antiimperialismo en lo que hacía el PT. Pero sin embargo, su gobierno también era expresión de un margen de maniobra conquistado por la burguesía brasilera en medio de la decadencia de hegemonía yanqui y en particular con la crisis capitalista. Asociándose a China en los BRICS, jugando un rol de liderazgo en Sudamérica y buscando brechas entre distintos imperialismos, Brasil y un pequeño número de sus empresas intentaron reposicionarse en la esfera internacional y competir como socio menor en los grandes negocios capitalistas, sobre todo en Latinoamérica. Con el golpe y el Lava Jato se busca hacer de Brasil un país que no tenga juego propio a escala internacional y esté más de acuerdo a los intereses norteamericanos en su “patio trasero”. El golpe es claramente proimperialista.
LID: ¿Cómo está la izquierda? ¿Qué lecciones se sacaron pasados dos meses de estos hechos?
LL: El golpe fue un hecho muy importante en todo el mundo. Son hechos decisivos que cambian muchas cosas en nuestro continente. La izquierda de todo el mundo tomó posiciones. Pude estar aquí en los actos que organizó el PTS contra el golpe en Brasil. Allá muchos jóvenes, trabajadores y lectores de Esquerda Diario quedaron muy impactados con la moción de la diputada Myriam Bregman exigiendo que el congreso argentino se pronunciara contra el golpe y con la importancia de los actos en distintas ciudades de Argentina. Eso es una posición de principio de los marxistas, hay que combatir un golpe. Pero además de reafirmar nuestros principios, también educan de uno y otro lado de la frontera a miles de obreros y jóvenes en que nuestra lucha e intereses son internacionales.
Sin embargo, esa no fue la posición de parte de la izquierda brasilera. Hubo varios grupos que veían en el golpe los intereses obreros y populares. Que sacar a Dilma, no importando el cómo y quién, era una conquista de las masas. En forma delirante decían que eso abría paso a mejores condiciones para los obreros o para un cambio en el régimen político que avance a condenar a los corruptos.
Nosotros decíamos: Dilma no cae por la acción de las masas sino de parlamentarios reaccionarios, jueces ligados al imperialismo y por los grandes medios, por la FIESP, y que había que oponerse al impeachment, a ese golpe.
Como suele ocurrir frente a los grandes hechos de la lucha de clases, se ponen a prueba los programas, direcciones y en Brasil pasa lo mismo. Se abre un proceso de reorganización de la izquierda. Si por un lado hubo quienes al combatir al golpe se asociaron al PT, hubo otros que le dieron la mano o aplaudían a los empresarios y golpistas. Eso ha generado rupturas en grupos, la más importante ocurrió en el PSTU (principal organización de la LIT-CI) de donde salieron centenas de militantes y dirigentes históricos criticando justamente su posición pro impeachment. Nos parece una ruptura progresista y que afirma lo que veníamos diciendo como MRT de que era necesario combatir el impeachment desde una posición independiente del PT. Esa ruptura ocurre a meses del golpe, si hubiera pasado antes del mismo podría haber cumplido un rol progresista junto al MRT y otros grupos para dar una perspectiva a los millones que buscaban dar ese combate a la derecha sin apoyar al PT.
Son hechos un tanto elementales a los marxistas combatir un golpe y hacerlo sin fortalecer a un partido privatizador, de ataques a la clase obrera como el PT. Apostamos a que esta ruptura, y otras que se den como parte de una reorganización de la izquierda brasilera, saquen lecciones estratégicas y teóricas de los errores pasados en escala nacional e internacional, y tomen un camino claramente revolucionario.

Leandro Lanfredi
Trabajador petrolero | Rio de Janeiro

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