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miércoles, julio 13, 2016
Nikola Tesla, el genio que nos electrificó
El 10 de julio de 1856 en Smiljan, en la actual Croacia nacía Nikola Tesla, uno de los más grandes genios que dio el siglo pasado. Inventor, ingeniero y físico, excéntrico y bastante histriónico, sus desarrollos aún siguen dando que hablar.
Como sucede con cualquier personalidad de la magnitud de don Nikola, hay miles de caracteres y litros de tinta dedicados a su vida, sus inventos, sus sueños. También hay incontables intentos de falsear sus posiciones adjudicándole un misticismo al que era completamente ajeno o directamente tildándolo de científico loco.
Como hombre de ciencia es reconocido principalmente por el desarrollo del sistema de potencia eléctrico por corriente alterna (AC), incluyendo el sistema polifásico de distribución que es la base de los sistemas actuales, y por la invención del motor de corriente alterna. Justamente fueron estos trabajos los que lo llevaron a una pelea personal con Thomas Edison que tenía varios desarrollos con corriente continua (DC) y fundaba en ellos su esperanza de dominación del mercado eléctrico. Una de las principales ventajas de la AC es que, mediante transformadores, podemos elevar los voltajes (22000 volts) para transportarla y luego volver a los 220 volts que usamos en nuestras casas. El elevado voltaje implica una corriente baja y eso hace que los cables que necesitamos sean más finos y todo el sistema más barato. Además, las pérdidas por transporte a largas distancias son mucho menores.
La “guerra de las corrientes” tuvo varias batallas, incluyendo una donde el propio Tesla hizo pasar una corriente alterna por su cuerpo, en público, para demostrar que su desarrollo era seguro. El triunfo de la corriente alterna se selló en 1893 cuando el empresario George Westinghouse, a quién Nikola había cedido varias de sus patente, presentó un presupuesto mucho menor de lo que pedía Edison, a través de su empresa General Electric Inc., para iluminar la Feria Mundial de Chicago.
Un legado inconcluso
Su obsesión de más larga data era la transmisión de energía sin la necesidad de usar cables. Siguiendo los trabajos de Lord Kelvin, Tesla también detectó que los gases rarificados (gases a presión mucho menor que la atmosférica) eran excelentes conductores. Sus célebres experimentos en Colorado Springs (1899) con “bobinas de Tesla” y su posterior mudanza a Long Island (1901) fueron los mayores avances en ese sentido. En Colorado Springs realizó mediciones sobre rayos que caían durante las tormentas a grandes distancias de su laboratorio y en base a eso concluyó que la tierra y su atmósfera se comportaban como una cavidad resonante, el mismo principio por el que el cuerpo de una guitarra amplifica y refuerza ciertas notas, que son las frecuencias de vibración de las cuerdas y coinciden o son cercanas a la frecuencia de resonancia de la caja.
El concepto que manejaba era la transmisión de una señal usando la resonancia de la tierra para que la pérdida fuera mínima. Recordemos que la corriente alterna es una corriente que cambia de positivo a negativo con cierta frecuencia, 50 Hz en Argentina. El hecho de no usar cables permitiría aprovechar mejor las fuentes de energía remota y transmitir a cualquier parte del mundo, por más alejado que se estuviera de los sistemas de distribución energética tradicionales. Además logró calcular la frecuencia de resonancia de la tierra en 10Hz, algo muy exacto para su época ya que hoy se sabe que es de 8Hz.
Según él mismo, los trabajos en Colorado y Long Island tenían tres objetivos principales: desarrollar un transmisor de gran potencia, perfeccionar los medios para individualizar y aislar la energía transmitida y entender las leyes de propagación de corrientes a través de la tierra y la atmósfera.
Los experimentos nunca fueron terminados debido a los enormes costos, a la falta de claridad sobre si su método funcionaría o no y, sobre todo, a que ningún empresario financiaría un desarrollo capaz de transmitir electricidad haciendo muy difícil la medición del consumo y, por ende, el cobro.
Tras las huellas del doctor Tesla
Desde su muerte en 1943 varios investigadores se han dedicado a continuar con su labor, sobre todo en el área de la transmisión inalámbrica concluyendo que el aparato receptor es el que más trabajo y desarrollo necesita.
En 2007 un grupo de investigadores de Instituto Tecnológico de Massachusetts logró transmitir 60W de potencia a una distancia de 2m con una eficiencia del 45% acoplando los campos magnéticos que se generan mediante el paso de una corriente alterna por dos bobinas metálicas. Un estudio posterior de la universidad ITMO de San Petersburgo, publicado en enero de 2016, predice una eficiencia del 80% utilizando materiales cerámicos.
Un poco más modestos que los sueños de Tesla, los nuevos desarrollos son aplicados principalmente para la carga inalámbrica de teléfonos celulares.
Más allá de la ciencia
Aunque podemos imaginar que no estaban del todo familiarizados con el episodio histórico, el nombre de la última gran banda de rock, AC/DC, nos remite a la “guerra de las corrientes”.
Más conscientemente, en la película Coffe and Cigarettes, de Jim Jarmusch, Jack le muestra a Meg su bobina de Tesla y le explica el funcionamiento. En El Gran Truco, Christopher Nolan se anima a mucho más (no esperábamos menos de él) y recluta al genial David Bowie para personificar a Tesla, que diseña una máquina para teletransportar objetos a pedido de uno de los personajes. La película no es gran cosa pero Bowie interpretando a Tesla es genial.
Novelas, series de TV y hasta videojuegos, vamos a seguir viendo al querido Nikola por muchos años más.
Nicolás Daneri
Ingeniero Industrial | Docente UTN.BA | Investigador Conicet
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