jueves, julio 14, 2016

Puerto Rico: defol en el eslabón más débil de la cadena yanqui



El viernes 1 de julio se concretó, en Puerto Rico, el default más grande en la historia de las deudas sub-soberanas en los Estados Unidos. A pesar de que la isla había incurrido en cesación de pagos en el pasado, significa un salto cualitativo a partir del incumplimiento de las “general obligations”, considerada la deuda prioritaria en la Constitución portorriqueña.
A diferencia de los Estados, ciudades y municipios “plenamente reconocidos” de Estados Unidos, Puerto Rico y otros territorios no tienen protección del código de quiebras de Estados Unidos, lo cual aumenta drásticamente su incertidumbre financiera. A pesar de esto, la Cámara de Representantes aprobó la creación de una comisión de siete miembros para reestructurar la deuda.
Un comentarista del Financial Times asegura que el portorriqueño era “el defol más esperado de la historia” y que, por lo tanto, no debería causar demasiado revuelo en el mercado de bonos municipales.

Obama (doesn’t) care

El “relato” de un final progresista de la administración Obama se vio seriamente refutado en el tratamiento del defol de Puerto Rico. La misma semana en que vencía la deuda, se procesó como un trámite un programa de ayuda legal para la reestructuración de los vencimientos inmediatos.
El programa consiste en impedir que los acreedores le inicien juicios a la isla hasta febrero del año que viene, al tiempo que aumenta el monitoreo de las cuentas por parte del gobierno estadounidense. Es decir que los propios buitres se garantizan su pago, sólo que tomando el control total de la economía, antes que iniciando un litigio.
El cambio de estrategia por parte de los usureros internacionales no se debe a una reciente humanización de su parte, sino al “fracaso sistemático que vienen teniendo sus demandas donde reclaman que la isla debe pagarles antes que comprar cosas como nafta para sus patrulleros o remedios para los hospitales” (Financial Times, 27/6).
Bernie Sanders y algunos senadores demócratas han votado en contra denunciando la precariedad que se vive en la isla y cómo el programa de “salvataje” la va a profundizar. El caso más claro es el del salario mínimo. Mientras que en Puerto Rico los menores de 20 cobran 4,25 dólares la hora, en un contrato a prueba por tres meses; en el continente se cobra 7,25, un 70% más. El programa permitirá extender el límite hasta los 25 años y pasar la prueba de tres meses a cuatro años.

Por la unidad socialista de América Latina

La situación social, económica y financiera de la isla es calamitosa. El principal hospital neonatal sólo está en condiciones de acceder a los medicamentos si los paga en efectivo. Los proveedores no aceptan ningún tipo de deuda por parte del Estado portorriqueño.
La década de crisis económica que vive el capitalismo ha impactado con especial crudeza en Puerto Rico, que cuenta con un 45% de pobreza y ha perdido en seis años el 7% de su población (The Economist, 2/7).
Los migrantes se suman a las filas del ejército industrial de reserva en los Estados Unidos, bajando de esa forma el salario mínimo a partir de la competencia entre trabajadores. Estados Unidos se enfrenta a una crisis que está a punto de ingresar en su décimo año con los indicadores económicos por debajo de todas las promesas de recuperación.
La cesación de pagos de Puerto Rico ha dejado al desnudo que el capital continental monopoliza todos los ingresos principales de esta isla. La crisis capitalista internacional plantea la expulsión del imperialismo del continente y la independencia de Puerto Rico en la perspectiva de su unión a una América Latina socialista.

Guido Lapa

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