miércoles, julio 11, 2018

El ajuste no es para todos: en la crisis, también gobiernan para los ricos



El presidente Macri quiere instalar la falsa idea de que en la crisis el “esfuerzo” lo hacemos todos. Pero esta semana se conocieron nuevas medidas para garantizar los negocios de los grandes capitalistas y se confirmaron medidas de ajuste contra el pueblo trabajador. El peronismo negocia el ajuste. Son ellos o nosotros.

Este miércoles por la mañana, el presidente Mauricio Macri lució ofuscado. Apuntando hacia la oposición, declaró desde Chaco que “todos los argentinos están poniendo el hombro. Por eso les pido a los dirigentes que en vez de plantear soluciones mágicas frente a las adversidades, que cada uno diga desde su lugar qué va a hacer para ayudarnos a recorrer este camino”.
En el mismo discurso, también ensayó excusas para explicar la crisis económica que vive el país. “Si nos aumentan las tasas de interés, si aumenta el valor del petróleo, si nos agarra una sequía en todo el país, son cosas que no podemos manejar”.
Detrás de estas palabras, se ocultan una operación y una verdad.
La primera tiene que ver con presentar a la crisis como algo inevitable, no solo para esconder la responsabilidad del Gobierno y el fracaso de todas sus promesas, sino también para intentar convencer de que no hay solución “mágica”. Solo cabría así predisponerse a sufrir las consecuencias, y que pase lo más rápido posible.
Más allá de la estricta intencionalidad política para deslindar responsabilidades, ese discurso encierra también el intento de otro engaño. La mencionada “adversidad” no es igual para todos. En toda crisis hay ganadores y perdedores.
La semana que transcurre es rica en definiciones en este sentido. Una de las más importantes, quizás, fue la confirmación a las patronales del campo de que seguirán bajando las retenciones a la soja. Mientras el pueblo trabajador seguirá sufriendo inflación y despidos, los grandes propietarios terratenientes del país seguirán amasando fortunas. No hay ningún “esfuerzo patriótico” a la vista.
Por otro lado, el nuevo ministro de tarifazos, Javier Iguacel, quien reemplazó a Juan José Aranguren, confirmó que donde sí habrá un “esfuerzo” para reducir el déficit fiscal será en las tarifas de los servicios públicos, con nuevos incrementos en septiembre y octubre. No hace falta aclarar quiénes están llamados a ponerle el hombro a esta patriada. Como adelanto, hablando de energía, subieron en los últimos días los precios de las naftas, lo cual repercute sobre la inflación de toda la economía.
Las que festejaron, alentadas también por los anuncios de Nicolás Dujovne de esta semana, son las empresas energéticas, con una importante subida de sus acciones en la bolsa porteña este miércoles, después de muchos días de volatilidad e incertidumbre. Para quienes lo ven desde el otro lado del mostrador, todo esto no es más que leña al fuego para una economía que en junio tuvo su mes récord de inflación del año, estimada en más de 3 %, e incluso cerca de un 4 % según los cálculos de algunas consultoras.
Para redondear la semana, este miércoles también el Gobierno dio a conocer un documento con los principales lineamientos del proyecto de Ley de Presupuesto 2019, hecho a pedido del Fondo Monetario Internacional. El mismo garantiza que seguirán los negocios de los especuladores financieros, a la vez que confirma también lo acordado con el organismo respecto de un monumental ajuste fiscal.
Junto con esta enorme baja del gasto público, las paritarias por debajo de la inflación y los planes sociales de miseria son otras de las patas fundamentales para provocar una recesión que el macrismo y el FMI buscan intencionalmente, con el objetivo de enfriar la economía para “solucionar” así la escasez de dólares.
Siempre bien predispuesta para todo servicio a gobiernos y empresarios, esta vez fue la burocracia del sindicato de comercio la que firmó esta semana una paritaria del 25 % en cuotas, que buscará ser el nuevo techo para los acuerdo salariales, por debajo de una inflación que se estima no será menor al 30 % (según los propios datos oficiales del Banco Central), aunque puede seguir creciendo aún bastante más si no logran controlar la corrida cambiaria.
Es así que en los próximos meses no solo tendrá lugar una alta inflación, sino también un escenario de estancamiento económico, con más despidos y suspensiones, como ya se comenzó a ver en distintas empresas, tanto privadas como estatales (por estos días están en curso las importantes luchas de los trabajadores de Télam o la de los docentes de Chubut por salario, producto del ajuste fiscal).
Lo que no puede evitar el Gobierno es que la alta impopularidad de sus medidas, agravadas por el abrupto fin obligado del "gradualismo", haya puesto hoy en serio cuestionamiento su plan de reelección.

Una verdad

Decíamos al comienzo que en la interpelación a la oposición, el presidente Macri también dijo una verdad. Cuando pregunta por las “soluciones mágicas” frente a la crisis, lo hace sabiendo que las distintas variantes del peronismo no tienen en lo esencial un programa alternativo.
Si tomamos el período del kirchnerismo, cabe mencionar que se pagó más de 200 mil millones de dólares de deuda externa; amasaron fortunas las mismas empresas privatizadas que hoy lo siguen haciendo; y también lo hicieron los terrateniente sojeros que ahora se benefician de la baja de retenciones, por dar solo unos pocos ejemplos.
Ningún sector del peronismo está dispuesto a afectar los intereses de los capitalistas en caso de llegar al Gobierno en 2019, lo cual sería la única alternativa realista para que evitar que la crisis la pague el pueblo trabajador.
Más aún, constituyen una oposición bien dispuesta a seguir dando "gobernabilidad" para que siga el ajuste. Quien una vez más fue bastante explícito al respecto, fue el senador Miguel Ángel Pichetto, que esta semana salió rápidamente a ofrecerse para consensuar una de las leyes fundamentales que necesita el macrismo para continuar su plan de ajuste, la de presupuesto 2019.
Aun en estas condiciones, es notorio que sigue habiendo quienes (como muchos dirigentes del kirchnerismo) buscan fomentar la ilusión de que la salida a la crisis pasa por un frente electoral de todas las variantes del peronismo para las elecciones presidenciales del año que viene.

Que el pueblo decida

Nicolás del Caño y Nathalia González Seligra, diputados del PTS-Frente de Izquierda, vienen insistiendo en el Congreso Nacional con la propuesta de que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional se someta a una consulta popular vinculante.
Sin embargo, los “republicanos” de Cambiemos (con ayuda de votos de otros bloques como el Frente Renovador), volvieron a rechazar la moción este miércoles en la Cámara de Diputados. Le niegan a millones el derecho a decidir sobre una política económica que incidirá sobre su empleo, salud, educación o vivienda. Mejor decidirlo en una oficina con Christine Lagarde.
La salida está en las calles. Desde la izquierda y el sindicalismo combativo le exigen a las centrales sindicales que el paro nacional no haya sido una medida aislada para descomprimir sino que se continúe con un plan de lucha con continuidad hasta la huelga general activa para derrotar el plan de ajuste. También peleando en las calles será como se podrá conquistar definitivamente el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
En la lucha para que no sean otra vez los trabajadores quienes paguen la crisis, está planteado pelear por medidas elementales como el rechazo a los despidos y suspensiones; en los sectores que aducen crisis, el reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles, sin afectar el salario, y la ocupación y gestión obrera de toda empresa que cierre o despida masivamente, en la perspectiva de su estatización bajo control obrero; la reapertura de paritarias luchando por un salario igual a la canasta familiar que se actualice por inflación; la anulación de los tarifazos y estatización bajo control de trabajadores y usuarios populares de las empresas privatizadas; el fin de la precarización laboral, con todos a planta permanente; el no pago de la deuda a los especuladores; la nacionalización de la banca y del comercio exterior contra la fuga de capitales, entre algunas de las principales medidas de un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.
En lo inmediato también, a medida que avance la recesión, estará a la orden del día apoyar todas y cada una de las luchas contra los despidos.

Fernando Scolnik
@FernandoScolnik

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