jueves, noviembre 19, 2020

La canasta para no ser pobre alcanza a los $50 mil y a $65 mil con alquiler

 


Con dos salarios o jubilaciones mínimas, una familia queda 20% por debajo de la línea de pobreza. 

Con un solo ingreso, cae en la indigencia. De acuerdo con los datos oficiales dados a conocer el martes 17 por el Indec, para no ser pobre, una familia de cuatro integrantes tenía que ganar, en octubre último, casi $50 mil pesos mensuales (el costo de la Canasta Básica Total, CBT), un 5,7% más que en el mes de setiembre. El mismo organismo indica que el 60% de los trabajadores cobra un salario que no supera los $29.000, es decir menos del 58% de ese valor. 
 Pero, aún más grave, el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que una familia debe cubrir para no caer en la indigencia y que dio un salto mensual del 6,6%, alcanza a $20.710, es decir que un alto porcentaje de las familias trabajadoras está incluso cerca de que sus ingresos no le alcancen siquiera para el consumo básico de alimentos, lo cual muestra hasta dónde llega el deterioro del nivel de vida no solo de los desocupados sino incluso de aquellos que cuentan con un trabajo asalariado. 
 Pero, además, en ninguno de los dos indicadores oficiales está incluido el costo de un alquiler. Así, los sectores de más bajos ingresos, que no han logrado tener la casa propia, se ven crecientemente expulsados de sus viviendas por no poder pagar el alquiler. 
 Si se computa el gasto en alquiler de una vivienda modesta, el costo de la CBT, estimado por el propio Indec, se elevaría por encima de los $65.000 para la Ciudad de Buenos Aires. Es decir que, en el caso de ese 60% de trabajadores de menores ingresos, el salario que hoy cobra apenas llega a cubrir el 44% de la Canasta Básica. 
 El cuadro dramático de las familias obreras lo muestra una encuesta nacional realizada por la Federación de Inquilinos Nacional (FIN), de donde surge que los asalariados destinan, mientras pueden, un promedio del 47% de sus sueldos para pagar la renta de un lugar donde vivir. 
 Es, además, sobre las familias obreras donde más golpea el descontrolado incremento de los precios. Así, mientras el índice general de inflación creció en los primeros 10 meses de este año un 26.9%, el costo de la CBT acumuló un aumento del 28,1% y la de los sectores más pobres, la de los alimentos, mostró un alza del 32,9 por ciento. 
 Este es el cuadro, con una inflación para este año estimada en un 40% y al menos otro tanto para el 2021, en el cual el gobierno y las patronales, con la anuencia de la burocracia sindical de todos los colores, acuerdan paritarias miserables para cumplir con el mandato del FMI, que van del 7% para los estatales hasta no más del 30% para la mayoría de los trabajadores del sector privado. 
 La supervivencia de la familia trabajadora impone la necesidad de salir a la lucha por la apertura de las paritarias sin techo, por aumentos de salarios que compensen el alza inflacionaria, por un bono de fin de año que cubran las pérdidas salariales sufridas. 

 Nelson Marinelli

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