El objetivo del atentado es muy claro. Los dos principales aliados de Trump en Medio Oriente, Netanyahu en Israel y el príncipe heredero saudita, junto a la administración republicana en retirada, quieren minar el propósito de Biden y la administración demócrata de volver “a unirse al acuerdo nuclear con Irán abandonado por Trump y levantar algunas sanciones económicas si Irán vuelve a cumplir con el acuerdo. Israel y la potencia regional Arabia Saudita quieren que EE.UU. permanezca fuera del acuerdo y continúe con la política de Trump de sanciones económicas máximas. Sin sugerir quién llevó a cabo el asesinato del viernes, Amos Yadlin, exjefe de inteligencia de la Fuerza de Defensa de Israel, dijo: ´Con la ventana de tiempo que queda para Trump, tal movimiento podría llevar a Irán a una respuesta violenta, lo que proporcionaría un pretexto para un ataque liderado por EE.UU. contra instalaciones nucleares iraníes´” (Oliver Holmes y Patrick Wintour, The Guardian, 28/11).
La nueva provocación contra Irán es una deriva de las “paces que Israel ha alcanzado con los estados árabes del Golfo y comparten su hostilidad hacia Irán. Este mes, Netanyahu viajó a Arabia Saudita y se reunió con su príncipe heredero, según funcionarios israelíes, en la primera visita informada de un líder israelí” en la historia de las relaciones de ambos países (ídem).
Israel, la única potencia nuclear de todo Medio Oriente, ha actuado sistemáticamente como un organizador serial de atentados criminales en todo Medio Oriente: “Durante la última década, Irán ha acusado a Israel de matar al menos a cinco de sus científicos nucleares, aunque Fakhrizadeh es considerado el más importante y destacado” (ídem). Netanyahu había exhibido en público su foto dos años atrás y lo señaló como un “objetivo”, informan diversas fuentes "Recuerda ese nombre" —dijo Netanyahu según Haaretz. “En 2014, cuatro científicos nucleares sirios murieron cerca de Damasco después de que hombres armados abrieran fuego contra su autobús. Un monitor de la guerra de Siria dijo que un científico nuclear iraní también murió en el ataque” (ídem).
Lo más interesante del asunto es que Israel reveló días antes de este atentado “el asesinato del número 2 de Al-Qaeda”, lo que “fue un mensaje para Biden, dicen fuentes israelíes”. Pero “lo que más intrigó es el momento del anuncio, unos tres meses después del asesinato y una semana después de que Joe Biden ganara las elecciones” —dijo Yaniv Kubovich, el 17/11 en Haaretz. Este “asesinato fue precedido por una rápida visita a Israel del general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto (yanqui). El 24 de julio, dos semanas antes de la operación, Milley visitó la base aérea de Nevatim en el sur de Israel. Esta fue la segunda visita de Milley a Israel desde que asumió su cargo, la primera tuvo lugar unos días antes del asesinato de Soleimani” (ídem).
Los antecedentes del sionismo en atentados en todo Medio Oriente, inclusive en la propia Irán sobran: a mediados de 2018 The New York Times reveló que en “una operación del Mossad a principios de este año para robar archivos relacionados con el programa nuclear de Irán irrumpieron en un almacén en una zona industrial en Teherán y, según el informe de ese diario, durante seis horas y 29 minutos por la noche, tras desactivar las alarmas, romper dos puertas, quemar docenas de cajas fuertes, huyeron de la ciudad ”robando media tonelada de archivos nucleares” (Haaretz, 16/7/18).
Norberto Malaj
28/11/2020
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