En el diario El País del 11 de noviembre, el periodista Miguel González explica que, aunque el “convenio de Defensa” con los EE.UU. vence el próximo 21 de mayo, tras ocho años de vigencia, el gobierno español ya ha decidido prorrogarlo por un año, “para dar tiempo a que la nueva Administración demócrata, presidida por Joe Biden, se forme y defina sus líneas políticas”. Ese “convenio de defensa” permite la cesión de las bases militares de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla) a los EE.UU., sin ningún control por parte del gobierno español sobre el equipamiento de esas bases. Ni siquiera se puede saber si albergan o no armas nucleares. Comenta el artículo que “tampoco el Gobierno tenía otra alternativa pues, de haber llegado al 22 de mayo sin un convenio en vigor, se habría iniciado el plazo de un año para que EE.UU. retirase sus tropas de España”.
Nadie espera que la administración Biden vaya a cambiar su política con respecto a las bases militares ni a la exigencia de que los “aliados” incrementen su gasto militar. De hecho, el proyecto de presupuestos de Sánchez-Iglesias-ERC y Bildu incluye un aumento del 5% en el gasto militar.
La política exterior de un gobierno es una buena muestra de su política en general; hay una relación estrecha entre este “regalo” al “nuevo” presidente norteamericano y la tonalidad general de los presupuestos, que no responden a los intereses de los trabajadores y los pueblos. Una vez más el gobierno del frente popular se pone del lado de la guerra imperialista que es la continuidad de las políticas de ajuste del Ibex35 (la bolsa de Madrid) y de la Unión Europea.
Las bases yanquis de Rota y Morón, una herencia viva de Franco
Por ese tratado, EE.UU. mantiene en la base de Rota (a 20 kms de Cádiz), de manera permanente, cuatro destructores armados con el sistema antimisiles Aegis (forman parte del “escudo antimisiles” de la Otan), pero que tienen libertad para participar en cualquier misión militar. Por ejemplo, se utilizaron para un ataque con misiles contra Siria en 2017. Ahora se ha instalado, además, un escuadrón de helicópteros de ataque. EE.UU. ha pedido al gobierno español aumentar con otros dos buques (y 600 marinos) el escuadrón de Rota, “para ahorrarse -dice Miguel González- la travesía del Atlántico en sus despliegues por el Mediterráneo Oriental, el Mar Negro o el Mar de Barents”. Pero esta ampliación exigía modificar el convenio, que al ser un tratado internacional requiere la aprobación del Parlamento. Por ello se ha aplazado la respuesta.
En Morón (a 75 kms de Sevilla) se mantiene la Fuerza Especial Tierra-Aire de Respuesta de Crisis del Cuerpo de Marines, con 8 aviones Osprey (capacitados para despegue y aterrizaje vertical) y 500 marines. Forman parte del Africom (comando de la Otan para África), y su objetivo declarado es poder intervenir en el norte de África, donde se plantarían en unas horas (desde el punto de vista estratégico-militar, se considera a Morón como parte de África). Además, hay aviones KC-130J para repostaje en vuelo, lo que le permite apoyar a misiones aéreas en África u Oriente Próximo.
Desde hace unos años, se está hablando de trasladar la sede del Africom –ahora en Stuttgart (Alemania)– a España. Se habló primero de Morón y en septiembre pasado, The Washington Post hablaba de Rota.
Mantener bases militares, que posiblemente alberguen armas nucleares de manera permanente o en tránsito, a 20 kms de Rota y 75 de Sevilla, supone, sin duda, una grave imprudencia.
Las bases militares estadounidenses existen en virtud de un Acuerdo Defensivo España-Estados Unidos del 26 de septiembre de 1953, firmado por el gobierno fascista de Franco. Con este convenio, Franco daba un paso más hacia el reconocimiento internacional de su régimen, proceso iniciado en 1945 cuando la Asamblea general de la ONU con la complicidad de Stalin revocó su condena al régimen franquista. A cambio, Franco se sometía al control militar del imperialismo norteamericano, algo que todos los gobiernos de la Monarquía y el régimen del 78 han mantenido. La responsabilidad penal e incluso civil del personal de las bases quedaba y queda fuera de la jurisdicción española.
Fuera las bases y la Otan
La posición del movimiento obrero y de sus organizaciones era, de manera unánime, el rechazo a la integración en la Otan y la exigencia de cierre de las bases militares yanquis. Felipe González, que llegó al gobierno en 1982 con un compromiso de convocar un referéndum para salir de la Otan, traicionó ese mandato popular y, aunque convocó el referéndum, defendió que España se mantuviera dentro de ese organismo. El referéndum se celebró en 1986, y el gobierno de González puso todo su peso en la balanza, amenazando el presidente por televisión con dimitir si ganaba el no. Finalmente 9.054.509 votaron a favor, y 6.872.421 en contra. Casi 14 millones se abstuvieron, cerca de 200.000 votaron nulo y 1.127.673 en blanco. El No a la Otan ganó en Canarias, Cataluña, País Vasco y Navarra. Mantenerse en la Otan fue aprobado, por tanto, por un 31% del padrón electoral.
El rechazo social y la enorme movilización popular contra la Otan y las bases (hubo manifestaciones de hasta un millón de personas) obligó al gobierno a cerrar, en 1987, dos bases estadounidenses, la de Torrejón y la de Zaragoza.
El secretario general del Partido Comunista (partido que se había opuesto a las bases), Alberto Garzón -actual ministro de consumo del gobierno del frente popular-, declaró recientemente que “lo primero” es defender los empleos de las bases militares de EE.UU. y no su cierre. Pero Garzón no está sólo en este giro, al que se sumó el “trotskista” alcalde de Cádiz, José María González («Kichi»), quien decía en 2013, como portavoz de la Marcha a Rota, lo siguiente: “para que a pesar del castigo que sufrimos aquí con el desempleo, nadie aquí sucumba al engaño de que el escudo antimisiles generará empleo en la zona…”. Luego pasó a defender la venta de corbetas a Arabia Saudí, escudándose en los puestos de trabajo de los astilleros, y no se le ha visto en ninguna de las últimas marchas a Rota.
¿Tantos son los puestos de trabajo implicados en las bases? En el caso de Morón llegó a haber 450 empleados españoles. En cuanto a Rota, la plantilla española está ahora alrededor del millar de empleados, aunque ha llegado a estar en unos 800. El presidente del comité de empresa, Manuel Urbina, lamentaba los bajos sueldos y las condiciones laborales de estas nuevas contrataciones. “Lo que se ha hecho es firmar contratos de 20 horas y con sueldos de 520 euros”. Esos empleados están fuera de la protección de los tribunales españoles. Como queda demostrado “la defensa de los puestos de trabajo” es una simple excusa de los integrantes del Frente Popular para postrase frente a los yanquis y la Otan.
Quienes viven de las instituciones del régimen franquista del 78 abandonan toda pretensión de patriotismo cuando se trata de abordar la sumisión militar al imperialismo norteamericano.
Los trabajadores y los pueblos necesitamos una dirección independiente de la Monarquía que expulse a las bases yanquis, a la Otan y la UE y termine la agresión contra los pueblos del Magreb, el norte de África y el Oriente Próximo.
Antonio Rosselló
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