El film retrata, durante un poco más de una hora y media, las peripecias y los retos diarios de los palestinos para desarrollar su vida bajo el apartheid sionista. La historia se centra en la vida de Mustafá, quien vive en Cisjordania, y su familia, quienes viven en Israel por cuestiones laborales. La familia vive a 200 metros una de otra, pero separadas por la llamada "barrera de separación" o de "seguridad", el muro erigido por Israel a lo largo de 700 kilómetros, símbolo del régimen racista israelí. Si bien, todas las noches, se despiden entre ambas casas con un juego de luces, poder juntarse en persona se hace muy difícil, sobre todo porque Mustafá se niega a tramitar el documento de identidad de Israel. A Mustafá, como a miles de palestinos, esto les significa que no solo los separa un muro de cemento, sino una barrera de burocracia, tarjetas de identificación, permisos de trabajo, histéricos controles de seguridad y corredores entre rejas por los que diariamente pasan una marea humana de palestinos para ir a trabajar a Israel. Así, antes de que se desarrolle la línea principal de la historia, el director se encarga de mostrar, con una sensibilidad maravillosa, la cantidad de humillaciones que sufren en un día cualquiera de trabajo, miles de palestinos cuando tienen que trasladarse del otro lado del muro. Sin ir más lejos, la película está ambientada en ambos lados, pero se pudo filmar sólo en Cisjordania, debido a la presión del gobierno sionista.
La trama principal comienza cuando el hijo de Mustafá sufre un accidente y debido a ello acaba en el hospital. Ese día, pero más temprano, a nuestro protagonista se le niega el permiso para entrar en Israel, cuando iba a trabajar como todas las mañanas. Ante esta situación, se ve obligado a emprender un largo viaje para cruzar la frontera de forma ilegal, ayudado por pasantes de personas y pagando una gran suma de dinero. Lo que en principio, tendría que ser un viaje de 200 metros, lo que separa a esta familia, se vuelve una odisea. Así comienza una desesperada carrera, durante la cual conocemos a un variado grupo de personajes que, al igual que Mustafa, necesitan llegar al otro lado por alguna razón. Durante el viaje, los personajes se encuentran con los asentamientos ilegales israelíes en Cisjordania , por puestos de control, torres de vigilancia, retenes militares. Los personajes, van sorteando las pruebas, hasta cada uno llegar a su destino, el de Mustafá el hospital donde está su hijo esperándolo. Cuando llega, Mustafá, le da a su hijo una pulsera del Liverpool Inglés, dónde juega el ídolo y símbolo Árabe, el egipcio Mohamed Salah.
En "A 200 metros", todo el tiempo, se siente la exasperación de una sociedad que vive oprimida por un régimen colonial y racista, como solo el arte lo puede mostrar.
Mauri Colón
19/12/2021
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