De un lado, se acusa a la oposición de haber defenestrado ´irresponsablemente´ a la ley de leyes; del otro, la oposición denuncia un ajuste insuficiente del gasto, que se sustentaría con impuestos al capital o al patrimonio. Denuncian, además, un manejo discrecional de los ingresos fiscales resultantes de “estimar” la inflación en un 33%, pero terminar recaudando impuestos al consumo sobre una inflación que alcanzaría el 50-60%. En las negociaciones de medianoche para conseguir un voto de consenso, Massa ofreció a radicales y macristas que esos excedentes de recaudación fueran sometidos a un control parlamentario. Es cierto que ese acuerdo fue dinamitado por Máximo Kirchner. Pero en definitiva, terminó archivando a un presupuesto que no satisfacía ni al FMI ni a los fondos internacionales. Ayer, titulamos en “Política Obrera” que “el ´voto no positivo´ busca salvar la negociación con el FMI´. Hoy, en Infobae, un economista del macrismo señala que “la diputada Georgieva también votó en contra del presupuesto” (19/12).
El desenlace del Congreso frustró un entendimiento parlamentario que, sin embargo, hubiera llevado a un impasse el acuerdo con el FMI. Enterró a un Presupuesto rechazado por los acreedores que ya reestructuraron sus préstamos con el gobierno.
Señales
Ahora, la prórroga del presupuesto anterior -resuelta por decreto- deja la política económica y la crisis social al exclusivo arbitrio del Ejecutivo, precisamente cuando éste ha perdido capacidad política para imponerla. A la misma hora en que transcurría la refriega del Congreso, ese Ejecutivo le daba poderosas señales favorables al capital. El gobierno dio por concluida la política de restricciones a las exportaciones de carne, luego de un acuerdo con los frigoríficos exportadores que consiste en ´asegurar´ el abastecimiento interno de cortes de carne que, de todos modos, carecen de demanda en el exterior. La “luz verde” llega después que los cortes populares aumentaron en noviembre un 13%. Han seguido el mismo rumbo las exportaciones de trigo y maíz para los próximos meses. Por primera vez en mucho tiempo, una reunión del ministro de agricultura con la Sociedad Rural terminó, no con un comunicado destemplado, sino con un brindis de fin de año. Del otro lado del mostrador -el de los capitalistas que demandan dólares-, el gobierno acaba de autorizar a los bancos extranjeros y empresas con cotización bursátil ´afuera´ a transferir una parte de sus dividendos al exterior. Además, se ha dejado de intervenir en el mercado de dólares financieros, habilitando por lo tanto a que prosperen las tendencias devaluatorias.
El gobierno que se ha quedado con la “batuta” del presupuesto está diseñando, a velocidad de crucero, la política económica que emergerá del acuerdo con el Fondo. Pero la más fuerte de todas las señales acaba de darse en Chubut, con la votación intempestiva de la ley de rezonificación minera. Un aspecto crucial del acuerdo de ´facilidades extendidas´ es el paquete de garantías al capital internacional que reclaman la minería, los hidrocarburos y el agronegocio. En medio de los dimes y diretes sobre el presupuesto, Fernández instruyó a Arcioni para que avance en la “rezonificación”, a despecho de la reacción popular. La “lluvia de inversiones”, un deja vu del macrismo, deberá pasar de todos modos por las pujas entre el gobierno y las camarillas provinciales que reclaman un control “federal” de las eventuales inversiones. Pero principalmente, tendrá que vérselas con las tendencias disolventes de la crisis mundial, que prepara una nueva aspiración de fondos desde los llamados países emergentes. La “apertura internacional” del gobierno F-F marcha a contramano de ello.
Firme primero, vote después
El gobierno ha resuelto enfrentar el fracaso del presupuesto “de consenso” con una política de concesiones al capital. Pero el propio manejo de la política económica por decreto también tiene las horas contadas. Fernández y Massa aspiran a aprobar el Presupuesto 2022 en el mes de marzo, y recomponer hasta entonces un acuerdo con la oposición o con parte de ella. La clave de esa nueva votación, naturalmente, es que en el interín se firme el acuerdo con el FMI. En ese caso, se cumpliría lo que exigen los popes económicos del macrismo, como Luciano Laspina, a saber, que el Fondo establezca los términos del acuerdo -y por lo tanto del “plan plurianual”-, que el gobierno lo refrende y recién luego lo apruebe el Congreso. En previsión de este rumbo, la política oficial arrima el bochín: liberación de precios, devaluación, apertura parcial del cepo, vía libre a los pulpos mineros. Pero Chubut no es sólo la indicación de este derrotero oficial: la rebelión popular en esa provincia, incluso sostenida por sectores obreros como el de la pesca, anticipa el escenario social explosivo que viene a caballo de la política oficial. Las contradicciones acumuladas desde el derrumbe del macrismo, y el posterior rescate “nacional” y popular” del capital bajo la devastadora pandemia, se acercan a un desenlace.
Marcelo Ramal
19/12/2021
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