Por un lado Uruguay rompe records de exportaciones de ganado y cereales, mientras por lo llano los trabajadores rurales reclaman. Por el otro, los millonarios argentinos que no quieren ceder ni un sólo dólar de su fortuna para paliar la crisis provocado por la Covid-19, se refugian en la esquina sur del continente, buscando paz…y que nadie les toque la caja fuerte.
Advierten que el impuesto a la riqueza en Argentina provocará fuga de inversiones a Uruguay. El director del programa de Latinoamérica del Wilson Center dijo que el impuesto contribuirá a que Uruguay reclute “argentinos adinerados”, titulaba el sitio Montevideo Portal.
Hasta el diario inglés The Guardian se ocupó del tema y señaló que los argentinos acuden en masa a Uruguay en medio de la pandemia», donde asegura que se mudaron entre 15.000 y 20.000 argentinos desde que empezó la pandemia.
Añadió que Uruguay está fomentando el flujo. No solo redujo el valor mínimo de las propiedades que los extranjeros deben adquirir para obtener la residencia fiscal de 1,7 millones de dólares a solo 380.000 dólares a principios del 2020, sino que también aprobó una nueva ley que ofrece a las personas que llegan una «moratoria fiscal» de 10 años, añadió.
La pandemia y parece que el impuesto a las grandes fortunas contribuyeron para que personajes de la plana mayor del empresariado argentino se mudaran hacia el Uruguay. Ejemplo de ello es el director ejecutivo de Mercado Libre, Marcos Galperin, quien se vino a vivir a Uruguay tras las elecciones presidenciales de Argentina.
Incluso el presidente Luis Lacalle Pou se reunió con Galperin en el megatambo que está desarrollando en tierras orientales. Otros ejemplos fueron el de Federico Tomasevich (de Puente) y Gustavo Grobocopatel del grupo Los Grobo.
Estos movimientos de son medianamente inusuales al compás mundial. El último informe del Instituto Internacional de Finanzas señala que “existe una salida extraordinaria de capitales desde los países emergentes hacia activos seguros del mundo desarrollado.” El movimiento de estos grandes capitales argentinos es porque gravitan a nivel regional pero, por otra parte, no pueden competir para invertir en mercados internacionales.
Mientras que Uruguay importa grandes fugadores seriales, exporta materias primas con cifras records. Las exportaciones crecieron 33,4 % en el primer semestre de 2021, sin contar lo vendido desde las zonas francas, anunció este jueves el informe de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU).
Si se compara con junio de 2020, hubo un incremento de 12,6 % en las exportaciones respecto al mismo periodo. La UEU detalla además que, si se incluye lo exportado desde las zonas francas, el aumento registrado es de 43,3 % en junio y de 32,5 % en el primer semestre.
El aumento de las exportaciones hacia China han sido exponenciales, con un 160,49 % por colocaciones de carne, soja, madera y lácteos, o hacia Brasil por un 49,28 % de aumento tras la venta de lácteos y vehículos y hacia Argentina con 23,73 % de suba en exportaciones de plásticos, autopartes y productos farmacéuticos.
El principal destino de las exportaciones uruguayas continúa siendo China (24,1 %), seguido de Brasil (17 %), Estados Unidos (6,8 %), Argentina (4,6 %) y Países Bajos (2,5 %), entre otros.
Todos estos números podrían reflejar cierta bonanza en el campo, pero la realidad plantea otro panorama. La Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (Unatra) denunció que en 2020 la caída de ingresos en hogares rurales fue del 4,7%, cuando el sector empresarial del agro tuvo exoneraciones de 139 millones de dólares.
En las rondas de negociación salarial el gobierno planteó desregulación laboral proponiendo dos laudos para estos sectores de actividad, en “donde existe resistencia a incorporar cambios más beneficiosos para los trabajadores tanto en mejoras de ingresos, como en condiciones de trabajo y beneficios en un ámbito en donde los mecanismos de contralor denotan dificultad y ciertas ineficacias para garantizar cumplimientos de derechos laborales”, reclama la Unatra.
Esta situación ha obligado a la delegación de trabajadores «revolver como gato entre la leña, para lograr un 3,5% de recuperación de salarios perdidos, y un total de ajuste salarial de un 14% en un convenio a dos años, sorteando los lineamientos”
El Presidente Lacalle Pou finalizó recientemente una gira por Qatar, país donde las libertades individuales mínimas no son respetadas, existe trabajo esclavo, el mundial de fútbol a disputarse el año próximo viene teñido de corrupción y no se han consagrado elecciones desde hace más de cinco décadas. Así y todo Lacalle Pou olvidó su rol de “líder mundial” y paladín de la democracia como quiso posicionarse en la Cumbre de la OEA contra Cuba, Nicaragua y Venezuela.
China sigue siendo el principal socio exportador, y ahora se busca tender una línea con Qatar. La democracia para este gobierno de coalición derechista, es algo relativo, según la inversión que se ponga sobre la mesa.
Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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