El papa Bergoglio comenzó el domingo un viaje por distintos estados de Canadá, con motivo de pedir perdón “por el mal que tantos cristianos hicieron a los indígenas” durante la colonización y por la “indiferencia” de la Iglesia católica. Este viaje de “peregrinaje penitencial” empezó en su visita a la localidad de Maskwacis, donde se encontraba uno de los mayores internados en los que el Estado canadiense organizó los procesos de exterminio de niños indígenas. El Papa se reunió con algunos grupos originarios, pero ha habido críticas a su visita, ya que mientras el pontífice se limita a pedir disculpas, el reclamo de las comunidades es “una compensación económica (hablamos del sector más empobrecido del país), la devolución de los objetos indígenas, la publicación de los registros escolares, el apoyo a la extradición de los acusados de abusos y la anulación de una doctrina del siglo XV que justifica el despojo colonial de los pueblos indígenas en forma de bula o edicto papal” (La Nación, 25/7).
Entre los meses de mayo y junio del 2021, Canadá fue sacudido ante la conmoción que produjeron dos hallazgos: una fosa común con los restos de 215 niños en el internado “Kamloops Indian Residential School” en Columbia Británica (al oeste de Canadá), que se encontraba cerrado desde 1978, y otras 750 tumbas sin identificación en el emplazamiento de otro internado de la iglesia católica en la Residencia Merieval. Las repercusiones no se hicieron esperar.
La quema de iglesias y el derribo de las estatuas de las reinas Isabel y Victoria- símbolos de la opresión de los pueblos originarios- se produjo en la fecha de la conmemoración anual del “día de Canadá”, el 1 de julio. En la ciudad de Winnipeg, miles de personas movilizaron para honrar a las víctimas de los internados y para mostrar su apoyo a las comunidades indígenas. Otro grupo de manifestantes acudió hasta la sede del Poder Legislativo de Manitoba como parte de su protesta por la muerte de los niños.
El sistema de escuelas residenciales formó parte de una política orquestada desde el propio Estado canadiense y desde las entrañas de la clase dominante, cuyo objetivo fue arrancar a los niños de sus comunidades como parte de un proceso tendiente a barrer con la cultura indígena y consolidar las relaciones sociales capitalistas en la región sobre la base de la expulsión de los pueblos nativos de sus tierras.
El “Sistema Escolar de residencias indígenas” se extendió desde 1860 hasta 1998 aproximadamente. Este sistema comprendía 139 internados-escuelas, que estaban administrados por el gobierno y por autoridades eclesiásticas. Se calcula que en ese período, más de 150.000 niños fueron arrancados de sus familias para ser enviados a estas escuelas donde no podían ni siquiera hablar su propia lengua.
Para Justin Trudeau, el primer ministro canadiense, estos hallazgos “reafirman una verdad que conocen desde hace mucho tiempo” y “pidió disculpas”, pero los compromisos de investigación por parte del gobierno no han pasado de promesas, y en la actualidad prosigue la discriminación contra los pueblos originarios. Francisco, por su parte, se refirió a un “error desastroso”, cuando lo que hubo no fueron “errores” sino un plan de exterminio mancomunado del Estado y el clero.
A nivel internacional, los casos de abuso en los que está involucrada la Iglesia católica vienen en aumento. La exposición de más de 1.000 casos de abuso por parte de un gran jurado de Pensilvania conmovió en 2018 a Estados Unidos; además, expuso que el Vaticano estaba enterado de algunos de esos casos desde los años 60 y sin embargo mantuvo un silencio cómplice. En Francia, asimismo, la Comisión Independiente sobre abusos en la Iglesia Católica daba a conocer el año pasado “que al menos 216.000 menores fueron víctimas de pederastia en el seno de la Iglesia católica francesa en los últimos 70 años, una cifra que alcanza las 330.000 víctimas si también se cuentan los abusos cometidos por personal laico como enseñantes o catequistas” (El País, 8/10/2021). La lista de países en los que la curia está salpicada por casos de abuso se extiende y abarca a otros países como Irlanda, con más de 1.300 sacerdotes acusados de abuso de menores, y a países latinoamericanos como Argentina, Ecuador, Colombia o Chile, entre otros.
Basta de impunidad, justicia para todas las víctimas.
Camila Michel
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