viernes, julio 15, 2022

Sri Lanka: el ejército se apresta a una masacre


El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, renunció después de huir a Singapur desde las islas Maldivas. Esta dimisión fue consecuencia directa de las masivas movilizaciones que vienen ocurriendo desde marzo en los principales centros políticos del país. La gravísima carestía de alimentos, combustible y otros suministros básicos, se acentuaron. Otra de las consecuencias de la crisis fue el cierre de las escuelas y el cúmulo de salarios impagos de los trabajadores estatales. El Ministerio de la Administración Pública alega que se necesita un promedio de 29.000 millones de rupias por mes para pagar los salarios de sus trabajadores. 
 El sábado 9, los manifestantes tomaron el palacio presidencial, penetraron en la vivienda privada del primer ministro, Ranil Wickremesinghe, y la incendiaron. La movilización continuó el miércoles desarrollando su marcha en diversos puntos de referencia clave de la capital, Colombo, incluida la oficina del primer ministro. La policía, infructuosamente, trató de reprimir la protesta. Transcurridos los cinco los días en los que se prolongó la toma, los manifestantes se retiraron pacíficamente del palacio presidencial, la secretaría presidencial y la oficina del primer ministro. 
 Producto de la acefalía, el hasta ahora primer ministro, Wickremesinghe, fue designado como presidente interino. Una de las primeras medidas de Wickremesinghe, fue anunciar un toque de queda en la Provincia Occidental, donde se ubica Colombo, desplegando a soldados con el objetivo de que se cumpla “lo que sea necesario para restaurar el orden”, según afirmó. Sin embargo, los manifestantes desafiaron el toque de queda y salieron a las calles. En cuanto a la designación del presidente interino, dependerá del estado de movilización de las masas, ya que su renuncia fue una demanda clave de los manifestantes durante la toma de los edificios gubernamentales. Conformar un gobierno de unidad nacional es una de las demandas del arco de las fuerzas políticas patronales. En ese sentido, el principal partido de oposición, Samagi Jana Balavegaya (SJB), negoció con diversas formaciones políticas para conseguir apoyo para su líder Sajith Premadasa. Según un dirigente del SJB, ya se llegó a un acuerdo provisorio con los disidentes del partido SLPP de Rajapaksa para apoyar a Premadasa. El puesto de primer ministro correspondería a un miembro de SLPP. Ex aliado de Rajapaksa, Dullas Alahapperuma de 63 años, podría quedar al frente del gobierno. Por su parte, Kumar Gunaratnam, del Partido Socialista del Frente (otro de las fuerzas que negocian la formación del gobierno de unidad nacional) afirmó que, sea quien sea quien ocupe los cargos del gobierno, “deberá cumplir con las expectativas de la lucha que culminaron con el cambio político”. 
 A fines de abril cientos de gremios, entre ellos, los de la salud, electricidad, bancos, ferrocarriles, educación, aduanas y correos, realizaron un paro de un día al que se sumó el Congreso de Trabajadores de Ceilán. Luego, el 7 de mayo se declaró una huelga general, convocada por más de 2.000 sindicatos del país, que terminó con la renuncia del entonces primer ministro, Mahinda Rajapaksa. 
 Ante la crisis de poder que impera en Sri Lanka, el conjunto del régimen político se empeña a cualquier costo en conseguir un salvataje del FMI que le sirva como línea de flotación. En el contexto del desenvolvimiento de la guerra imperialista a escala mundial, las masas buscan su propio camino. 

 Sergio Escalas

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