Cientos de ahorristas de cuatro bancos rurales se encuentran movilizados en la provincia de Henan, en China, para reclamar la devolución de sus depósitos en dólares, que se encuentran congelados desde el mes de abril. De acuerdo a videos que han trascendido en las redes sociales, una de estas movilizaciones fue reprimida.
El accionista mayoritario de los bancos en cuestión, Henan New Fortune Group, montó un esquema fraudulento que prometía a los clientes tasas de interés por encima de las que ofrece el Banco de China, y luego desviaba esos fondos. A su vez, captaba dinero de depositantes de otras provincias, lo que no está permitido.
Se estima que unos 400 mil clientes podrían verse afectados por un total de casi 6 mil millones de dólares.
Hay alrededor de 4.000 prestamistas rurales en China; se trata de pequeñas instituciones que poseen un 25% de los activos totales del sector bancario (Dailyo.in, 12/7). Desde 2019, el gobierno chino interviene para tratar de rescatar el sector, en el que ya se han detectado otras irregularidades.
Ante las protestas de los ahorristas y la apertura de investigaciones por fraude bancario, los bancos prometieron devolver parte de los depósitos menores a 7,400 dólares. Pero la situación amenaza con dejar un tendal de estafados.
Algunas versiones (Dailyo.in, 12/7) indican que el grupo controlante desviaba el dinero de los depósitos a negocios inmobiliarios y de la construcción, y ante el estallido de la burbuja inmobiliaria, habría dejado de poder desembolsar los rendimientos prometidos.
La crisis del gigante inmobiliario Evergrande es el antecedente del corralito en Henan. Esa firma se encuentra en proceso de reestructuración, con más de un millón de viviendas sin terminar y una deuda superior a los 300 mil millones de dólares que equivale al 2% del PBI chino. Basó su vertiginosa expansión en un apalancamiento (endeudamiento para financiar sus operaciones), pero entró en crisis cuando el gobierno chino impuso límites al endeudamiento, ante una situación que se estaba volviendo insostenible.
La crisis es de todo el sector. La deuda de los promotores inmobiliarios ascendía a 4,4 billones de euros a fines del segundo trimestre del año pasado (El Economista, 20/9/21). El Grupo Shimao, otro gigantesco conglomerado de la construcción, acaba de incumplir el pago de intereses y capital de un bono por un total de mil millones de dólares.
Las ventas de viviendas en China cayeron en los últimos once meses y en mayo retrocedieron un 30% interanual. Algunos promotores han empezado a aceptar que los agricultores paguen sus viviendas en especies (Infobae, 3/7).
La burocracia china se ha visto obligada a intervenir en el proceso ante la doble amenaza de una agitación social y de un descalabro económico.
En pocas palabras, China no está indemne a la crisis capitalista global.
Gustavo Montenegro
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