En una semana, los casos pasaron de 1.639 a 6.032. Según los informes del Gobierno de la Ciudad, se han testeado a 34.113 personas de las cuales casi 19.000 han dado positivo. Nueve fallecieron. Los números oficiales no dan cuenta de la real dimensión de la nueva ola, toda vez que los centros de testeo fueron prácticamente desmantelados y los análisis son desalentados por el propio Estado.
El número de testeos en la Ciudad, sin embargo, ha crecido 400 %, registrando un alto grado de positividad: 54 %. Esto plantea un escenario crítico, porque el crecimiento de casos leves incrementa la tendencia de los casos graves y las terapias (Clarín, 9/12). Ya hay servicios con alerta roja en los hospitales. En el sanatorio Méndez y en distintos sanatorios privados se ha resuelto la obligatoriedad del uso de barbijo. Como al principio de la pandemia, nuevamente faltan barbijos N95 de alta seguridad. Quirós convocó a una conferencia de prensa para calmar las aguas. “Es una ola de temporada que durará aproximadamente 8 semanas de las cuales ya llevamos tres, afirmó” (La Nación, 13/12).
Los nuevos linajes de la cepa Ómicron son, una vez más, protagonistas de esta ola. Su capacidad de transmisión es superior y escapan a la inmunidad de las vacunas que se vienen aplicando hasta ahora (Ambito, 13/12). Sólo algunos países de Europa, Japón, EE. UU. y Canadá están inmunizando con las nuevas vacunas bivalentes, destinadas a atacar a la cepa original y a la Ómicron.
Si bien se ha pasado de 500 aplicaciones a 20.000 por día, solo 2.280.000 de los casi 3 millones de personas residentes en CABA tienen una tercera dosis –esto sin contar a los 3,5 millones de trabajadores de la provincia de Buenos Aires que ingresan diariamente en la ciudad-.
La línea de todos los gobiernos es la de convivencia con el virus, desestimar los síntomas y limitar el aislamiento preventivo, mientras que la quintuplicación de la demanda en refuerzos de dosis de vacuna ha llevado al gobierno a anunciar la reapertura de cinco centros de vacunación –actualmente funcionan sólo cinco (Cronista, 8/12)-. Es evidente que ha comenzado un nuevo tsunami de contagios.
Se han desmantelado la totalidad de los dispositivos de la pandemia como centros de testeo, postas de vacunación, centros de atención y la organización de servicios en los hospitales como los comités de crisis. Lejos de una reconsideración, la apertura de vacunatorios -sólo hasta el 31 de diciembre- apunta a resguardar comercialmente la temporada de verano.
La orientación general de convivencia con el virus de Larreta-Quirós explica la intención -semanas atrás- de reducir las horas extra para el personal de enfermería. El rechazo de los trabajadores mediante paros y manifestaciones obligó a dar marcha atrás al gobierno lo que hubiese vaciado aún más los servicios.
La nueva ola pone en tensión todas las contradicciones de la política capitalista frente a la pandemia. El límite al testeo general apunta a cubrir a los capitalistas para que no se detenga la producción. Sin embargo, en las propias dependencias estatales ya se trabaja con el 50 % del personal por la necesidad de las cuarentenas.
Es una exigencia del conjunto de las patronales y del propio Estado que, a través de sus gobiernos, ajustan a tope el presupuesto en la hoja de ruta del acuerdo de Massa-FDT con el FMI.
Maxi S. Cortés
14/12/2022
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