En sus consignas, las movilizaciones reflejan la fractura del bloque político que sostuvo inicialmente a la presidencia de Castillo. Una fracción reclama la libertad de Castillo y su restitución a la presidencia. En esta línea, Guido Bellido, el ex jefe de gabinete de Castillo, destituido a fines de 2021 por presión del Congreso, llamó a un “frente nacional por la libertad de Castillo”. Bellido, que visitó a Castillo, asumió una curiosa defensa del presidente destituido: sostiene que el decreto presidencial que pretendió disolver el Congreso fue producto de un momento de desequilibrio de Castillo, o fue inducido a ello por una operación a sus espaldas. La centroizquierdista Verónika Mendoza, filo kirchnerista, se alineó con el golpe parlamentario. Mendoza ve en el golpe contra Castillo una oportunidad para reclamar, junto a “que se vaya Castillo, que se vayan todos”. Es el planteo de la otra vertiente de las movilizaciones callejeras, que no defiende a Castillo sino que reclama la convocatoria inmediata a elecciones generales. Boluarte ha insinuado, por ahora, que admitiría convocar a elecciones presidenciales para completar el mandato interrupto de Castillo – hasta 2026.
Las elecciones y el nuevo gabinete
Precisamente, el nuevo gobierno enfrenta una primera crisis política en torno del alcance de su mandato. La nueva presidenta carece de fuerza política propia. Las fuerzas del Congreso, que improvisaron un voto unificado para destituir a Castillo, difieren mortalmente en torno de cuál debería ser la duración del gobierno de Boluarte.
En esas condiciones, el nuevo gabinete de Boluarte sería un remedo transitorio. En las últimas horas, han arribado a Perú funcionarios y tecnócratas de larga trayectoria en la OEA y las Naciones Unidas. Es significativo, por ejemplo, que suene para la jefatura de gabinete la figura de Luis Chuquihuara, quien ocupara ese cargo con el expresidente Ollanta Humala, juzgado y condenado por negocios con el grupo brasileño Odebrecht. Lula acaba de saludar el “nuevo proceso político” iniciado en Perú. Según informa Clarín, Lula recibirá en estos días a una delegación de primer nivel del gobierno Biden, que tendrá en la agenda la situación continental. En la misma línea, otro “progre” de la región, Gustavo Petro, se anotó para criticar el intento de “el golpe incompetente” de Castillo. Lo mismo vale para la cancillería de Massa y los Fernández.
Boluarte es vista con “desconfianza” por el capital minero, que domina la economía peruana. El chileno Boric acaba de hacer un aporte inconmensurable al golpe contra Castillo, pues acaba de firmar un acuerdo con la Unión Europea, que asegura la libre exportación de minerales (Financial Times, 9/12), en especial del litio. El ´complejo industrial militar´ de la OTAN considera crucial asegurar la provisión estable de insumos mineros para la producción de guerra y para derrotar las cadenas de producción de China. Naturalmente,
Boluarte ya ha abierto mano a la carta de una fecha negociada para las elecciones presidenciales. En ese cuadro, acaba de anunciar una ´visita´ al detenido Castillo, cuyo propósito es canjear su asilo en México por el apoyo de sus seguidores a una salida electoral consensuada con el parlamento, o sea con el fujimorismo y el sostén de éste – las Fuerzas Armadas.
América Latina sigue recorriendo un camino de golpes parlamentarios y judiciales, consentidos o impulsados, en bambalinas, por los militares. Fue lo que ocurrió ayer cuando la plana castrense completa de Perú asistió al día del ejército – presidido por Dina Boluarte.
Marcelo Ramal
10/12/2022
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