Entrevista a Iroel Sánchez presidente del Instituto Cubano del Libro
La Habana.- El escritor Iroel Sánchez preside el Instituto Cubano del Libro (ICL), entidad responsable de la FIL Cuba 2009, dedicada al 50 Aniversario de Casa de las Américas y siendo Chile el país invitado accedió conceder una entrevista exclusiva a Clarín.cl sobre las políticas y cifras editoriales de la Isla.
Fundado en 1967 el ICL agrupa 6 de las 128 editoriales cubanas; entre 2008 y 2009 –afirma Sánchez Espinosa- “En el país se están editando más de 2 mil títulos anuales y un promedio arriba de los 30 millones de ejemplares; ¿qué pasa cuando hablamos de 7 millones de ejemplares y mil títulos? se trata sólo de las novedades para la FIL”. Después de la entrega del Premio A Contracorriente 2009, nos recibe en el salón de protocolo con la alegría del éxito que representó para la Revolución festejar los primeros sin-cuenta años rodeada de amigos, compañeros, libros y utopías.
MC.- Iroel, viniendo del aeropuerto leí un cartel que decía: “3 días de bloqueo equivalen a 8 años de libros de texto para el sistema educativo”. ¿Cuánto le cuesta al Instituto cubano del libro el bloqueo norteamericano?
IS.- Primero en términos culturales, el bloqueo se traduce en que los autores cubanos no pueden circular en Estados Unidos –estoy hablando de consagrados como Alejo Carpentier o Lezama Lima-, por ejemplo, una editorial norteamericana de mucho prestigio dejó de publicar La ciudad de las columnas, desde hace 4 años el Departamento de Estado no lo ha autorizado; es demasiado difícil para las editoriales desacatar las disposiciones recrudecidas por la administración Bush, vigentes todavía, por el miedo a ser multado o encarcelado. Antes de las últimas regulaciones de Bush habían autores norteamericanos que se atrevían a viajar a Cuba, aquí a la Feria del Libro vieron: Willian Kennedy, Russell Banks, pero desde hace 3 años no pueden viajar.
MC.- Recuerdo a Gore Vidal…
IS.- Gore Vidal no estuvo en la FIL, viajó a otras actividades literarias y universitarias; además de las editoriales, los autores tienen la prohibición de venir y peor en el caso de los cubanos que viven en Estados Unidos –para quienes también tenemos una política de publicación- les autorizan venir cada 3 años por razones familiares. Y a la vez ocurre con un país hermano nuestro como Puerto Rico, estamos impedidos de asistir a la FIL de San Juan, ni los autores, ni las editoriales cubanas. Queda truncado el intercambio de conocimientos, la posibilidad de leerse mutuamente.
MC.- ¿Y en lo económico?
IS.- Todo se nos hace más caro, comprar papel para nuestras imprentas, los fletes; cuando tú haces un libro en el exterior ¿sabes? cuando un barco toca puerto cubano no puede entrar a puerto Estados Unidos por seis meses, por tanto los barcos te cobran más caro por venir a Cuba, a veces cuando un barco trae libros de un tercer país –digamos por ejemplo Colombia- tiene que dejarlos en otra aduana, descargar los contenedores y nosotros irlos a buscar a un tercer país para embarcar los mismos contenedores, para no caer en la lista negra de barcos que han tocado puertos cubanos. Todo eso hace mucho más difícil el trabajo, pero bueno editamos los libros, tú viste la FIL.
MC.- A pesar de todo lo anterior, las cifras de la FIL –este año- superan los mil títulos y los siete millones de ejemplares publicados…
IS.- En el país se están editando más de 2 mil títulos anuales y un promedio arriba de 30 millones de ejemplares; ¿qué pasa cuando hablamos de 7 millones de ejemplares y mil títulos? se trata sólo de las novedades para la FIL –que circulan alrededor del país a raíz de la FIL- en Cuba se siguen produciendo libros durante todo el año, te aclaro que no estamos contando los libros para la educación porque no circulan comercialmente, tú sabes que los libros de la educación son gratuitos por tanto no se venden en la FIL; son cifras impresionantes, pero insisto: los 7 millones de libros no es la producción de Cuba al año.
MC.- ¿El Instituto Cubano del Libro que presides tendría la doble función de organizar la FIL y promover a los autores cubanos como Agencia Literaria?
IS.- Del Instituto cubano depende la Agencia Literaria Latinoamericana que promueve un catálogo de autores cubanos clásicos y contemporáneos, por ejemplo tiene los derechos de Alejo Carpentier, de Lezama Lima; también algunas editoriales cubanas funcionan como Agencias Literarias que representan autores, modestamente no compiten con los grandes conglomerados, van a las Ferias –dentro de nuestras limitadas posibilidades económicas- y a veces logran colocar a determinados autores o libros en el extranjero para representar el patrimonio cultural del país, lo que es sumamente importante.
MC.- El editor argentino Daniel Divinsky me dijo que al principio ustedes dejaban libres los derechos de autor, y a cambio Cuba publicaba sin remuneración a los escritores del continente. ¿Era un antecedente del software libre? ¿En qué está ahora la política del copyright cubano?
IS.- Hoy día nosotros reconocemos los derechos de autor de todos los escritores cubanos, existe una legislación que los protege; bajo la política de no vincular el pago del copyright por las ventas, un escritor cubano cobra sus derechos de autor se vendan o no se vendan sus libros. Con los autores extranjeros les pedimos autorización personalmente, a sus agentes o herederos, por ejemplo hicimos una edición reciente de Cien años de soledad –conmemorativa por los 40 años- y Gabo autorizó sin cobro alguno un tiraje espectacular para Cuba; tú bien sabes los precios de los libros en Cuba, el libro más caro no vale más de un dólar, todos son subsidiados y los grandes escritores nos autorizan desinteresadamente el copyright, estamos hablamos de autores –como José Saramago, García Márquez o Günter Grass- que tienen una admiración por el lector cubano, por la comprensión que tienen de las particulares condiciones de nuestro país autorizan los derechos de sus libros; y en algunos casos muy específicos, cuando se trata de textos que generan interés en la cultura cubana –por ejemplo para antologías- y no nos han autorizado, se emite una licencia excepcional para dicho cuento o poema porque no tiene valor comercial -¿qué es un cuento o un poema dentro de una antología de 60 textos?- si el libro no costará ni un euro, así la licencia se emite sólo para el territorio nacional.
MC.- Iroel en los discursos de apertura de la FIL escuchamos un reiterado agradecimiento al ICL en general y a vos en particular. ¿Cómo deciden las dedicatorias y el país invitado de honor?
IS.- Todos lo discutimos colectivamente, afortunadamente esto no funciona como un imperio, de lo contrario sería una responsabilidad insostenible. Razonamos y conversamos mucho con los compañeros, con el propio Ministro Abel Prieto, siempre conciliamos las decisiones; creo que la gente reconoce en uno el trabajo de la Institución, obviamente para nosotros fue un privilegio reconocer a Fina García Marruz, a Jorge Ibarra, a Casa de las Américas; son decisiones que han tenido mucho consenso en la comunidad intelectual cubana, desde la invitación a Chile, todo tiene una justificación cultural, literaria e histórica desde el punto de vista intelectual. La gente ve en nuestra FIL el evento cumbre de nuestra cultura y al mismo tiempo la gente es muy celosa en que todo salga bien, la FIL es participativa e incluyente, así que todo mundo nos propone actividades o actos de conmemoración –por ejemplo la FIL tiene en su interior 11 eventos académicos: de los bibliotecarios, de los historietistas, de la FLACSO, de los periodistas, etcétera- la FIL es el gran suceso con varios eventos por dentro, la gente ve la oportunidad por la cantidad de intelectuales extranjeros en el país, por la promoción y visibilidad todo mundo quiere inscribir un espacio en la FIL y para nosotros una forma de agradecer es con la exigencia del trabajo, un compromiso de participación para hacerlo.
MC.- Ahora lo vemos en Venezuela, pero ¿de quién fue la idea de hacer itinerante la FIL Cuba?
IS.- Es una idea de Fidel, en la clausura de la FIL 2001 él nos propuso eso, en un sentido democratizador: llevar los libros, la cultura y la literatura a provincia; responder a la demanda de desarrollar el país, aquí Cuba tenemos dos o tres editoriales por provincia, existe universidades en todas las provincias, todo esto genera una demanda intelectual, de publicaciones, de lecturas, entonces esa exigencia la apreció Fidel y la respaldó, el gobierno cubano da los recursos para que sea posible.
MC.- Finalmente, el ICL auspicia el Premio de Ensayo Pensar a Contracorriente, sin embargo tú decías que el adjetivo sonaba pesimista cuando en la actualidad “ser neoliberal es ir contra la nueva corriente bolivariana”. ¿Qué cambiará para la séptima edición del certamen?
IS.- Ahí hay una masa de pensamiento que se ha movilizado alrededor de este concurso en tres idiomas y varios países del mundo, yo decía que la corriente ha comenzado a cambiar un poquito, con todo lo que ha pasado en Latinoamérica durante estos años, este es un movimiento contra hegemónico, marginado de los grandes medios de comunicación; hoy nadie se para en Latinoamérica para decir que el neoliberalismo es lo que nos queda por hacer, hasta Bush dijo que el Estado tenía que intervenir al mercado (risas), los que viven a contracorriente son los que se creyeron dueños de la verdad absoluta del libre mercado. Así que es un propio reto para esta convocatoria del pensamiento crítico: cómo las nuevas condiciones, no la euforia, o la confirmación de las tesis no limita su desarrollo, sino seguir profundizando la crítica, en la búsqueda de alternativas al fracaso estrepitoso del sistema neoliberal y cómo este concurso A contracorriente logrará jugar un papel estimulador del pensamiento crítico.
Mario Casasús
El Clarín de Chile
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