martes, marzo 31, 2009

La cara más trágica de la barbarie capitalista: la crisis producirá 200 millones más de hambrientos

La crisis alimentaria mundial a punto de empeorar

Un nuevo informe publicado por la Confederación Sindical Internacional predice un empeoramiento de la ya grave crisis alimentaria mundial a menos que los gobiernos y agencias internacionales tomen medidas urgentes.
El número de personas que no tienen suficiente para comer se ha incrementado en 150 millones durante 2008, y es probable que la crisis económica mundial suponga que 200 millones de personas más se hundan en la pobreza absoluta.
El informe “Una receta para el hambre: el deterioro alimentario del mundo” apunta como causas principales a la especulación financiera y a la toma de beneficios masiva por parte de un puñado de multinacionales, junto con el fracaso de políticas implementadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. También pone de relieve las repercusiones de las reglas comerciales que reducen la seguridad alimentaria y el impacto del cambio climático. Otro factor importante, mientras gobiernos y empresas buscan alternativas a los combustibles fósiles, es el incremento de la producción de biocombustibles a costa de la producción de alimentos.
“Los gobiernos están gastándose cientos de miles de millones de dólares en apuntalar bancos y organismos financieros fallidos, al tiempo que el Programa Mundial de Alimentos afirma que todos los niños hambrientos del mundo podrían ser alimentados con la sola cantidad de US$3.000 millones. La situación podría cambiarse por completo con tan sólo US$30.000 millones al año”, dijo Guy Ryder, Secretario General de la CSI. “La atención pública está, con toda razón, enfocada en la enorme escala de la crisis económica mundial, pero esto no debería restarle valor al hecho de que el número total de personas sin comida suficiente es probable que supere tranquilamente los 1.000 millones de personas en un futuro cercano”, añadió.
Los precios mundiales de los alimentos han bajado un poco desde el máximo histórico alcanzado a mediados de 2008, pero siguen siendo superiores a los de principios del año pasado, y el precio global de los cereales sigue siendo un 71% más alto que en 2005. Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de la o­nU, la crisis alimentaria persiste en 32 países del mundo.
A pesar de que los precios mundiales se han estabilizado o descendido con respecto a los máximos recientes, esto no se ha reflejado en demasiadas personas de los países en desarrollo, donde el estancamiento de los ingresos y la falta de protección social significan la doble carga de un bajo poder adquisitivo frente a unos precios elevados. Según Ron Oswald, Secretario General de la Federación Sindical Mundial, la UITA, dado que el 75% de los más pobres del mundo viven en zonas rurales, muchas de las personas que en realidad alimentan el mundo son a menudo incapaces de obtener una dieta nutritiva para ellos mismos y sus familias. “El grueso del hambre se encuentra en las zonas rurales, y los trabajadores agrícolas se encuentran entre los más inseguros desde el punto de vista alimentario. Están hambrientos porque son pobres, y son pobres porque sus derechos básicos, incluidos sus derechos completos como trabajadores, son violados a diario. La agricultura hoy en día mata, mutila, envenena y contamina los cuerpos y el entorno domestico y laboral de las personas que producen nuestra comida. Progresar en la lucha contra el hambre significa progresar en el trabajo decente en la agricultura."
Oswald añadió: “El hecho de que la semana pasada el índice global de materias primas saltara a un 6% superior en un sólo día demuestra que los más pobres y vulnerables del mundo siguen siendo prisioneros de las corrientes de capital volátil. Detener esta especulación en las vidas humanas mediante la regulación de la economía mundial y la canalización de estas enormes sumas en inversiones productivas, incluida la agricultura, debe ser una de las máximas prioridades del programa del G20."
El nuevo informe proporciona un análisis detallado sobre cómo las políticas del FMI y el Banco Mundial y las reglas de la OMC han empujado a los países en desarrollo a una producción agrícola orientada a la exportación a costa de la seguridad alimentaria nacional propia, y cómo la diversidad de agencias internacionales con poder para abordar este problema no han logrado garantizar la seguridad alimentaria. La especulación en los precios de la comida ha conducido a beneficios enormes para un reducido número de empresas comerciales de materias primas, sumamente poderosas, a costa de los países más pobres en particular, y el cambio precipitado a la producción de biocombustibles, cuando se proporcionaba sólo el 1,5% del suministro mundial de combustible líquido, justifica casi la mitad del incremento en el uso de importantes cultivos para alimentos en 2006-07.
“Las presiones relacionadas al cambio climático, como inundaciones, sequías, escasez de agua y cosechas pobres, contribuyen al empeoramiento de la crisis. Está claro que las medidas con respecto al cambio climático son clave para la futura seguridad alimentaria mundial, pero las principales causas de esta crisis son debidas al desacreditado modelo de la globalización que sitúa el mercado por delante de los derechos e intereses de las personas corrientes. La Cumbre del G20 de Londres tiene que proporcionar la plataforma de lanzamiento para una transformación completa de este sistema fallido”, dijo Ryder.

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