martes, marzo 31, 2009

La Seguridad de la Revolución Cubana radica en el arma de la crítica.


Para los revolucionarios cubanos comprometidos y críticos con los errores que tienen lugar durante el proceso revolucionario, en las difíciles condiciones de aislamiento y constante ataque contrarrevolucionario es una compleja tarea que evidencia su entrega revolucionaria en muchas ocasiones difícilmente comprendida, susceptible de ser acusados por los criollos burócratas de antirrevolucionarios, o incluso por los buenos revolucionarios de hacer el juego al enemigo.
Como internacionalistas consecuentes, desde la modestia y la posible interpretación errónea de los temas que comentamos, debemos prestar nuestro apoyo a todos los cubanos comprometidos con la revolución cubana, enfrentándonos a los que la atacan desde fuera y los que, consciente o inconscientemente la boicotean.
Reproducimos en cursiva y entrecomillados, en negrita los del entrevistador y en normal la respuesta que le realiza Manuel David. Sobre cada uno de esos párrafos que destacamos, realizamos nuestros comentarios
“…la forma en que está estructurado el sistema y que tienen que ver con la existencia de la burocracia inmovilista, el control excesivo del Estado en los sectores de la economía que impiden que la clase trabajadora se sienta la verdadera propietaria de los medios de producción, etc.”
“… el cubano de a pie tienda fuertemente no a defender sus derechos en los espacios adecuados, sino a REALIZARLOS en la práctica de una informalidad que deviene caldo de cultivo para la corrupción”.
Cuando el entrevistador resalta ese problema del burocratismo por un lado y por otro el excesivo control del Estado sobre la economía que impiden a los trabajadores sentir suyos los medios de producción, los bienes que se generan, y cuando Manuel David reconoce que el cubano de a pie no defiende sus derechos en los espacios adecuados, lo que da lugar a la corrupción, al robo de gasolina, tabaco, etc., nos están reconociendo, por un lado que la estructura estatal de alguna forma es burocrática, y que provoca la marginación del ser humano, supuestamente liberado del trabajo enajenado capitalista, lo que le induce a intentar solucionar sus problemas desde los mecanismos ilegales que le posibilitan apropiarse de algo que necesita pero que no lo considera suyo, sino del Estado ¿colgado del cielo?, en vez de como debiera de ser disfrutado, desde el Estado de los trabajadores organizados como clase dominante de forma permanente, ejerciendo el control político-productivo de abajo arriba, en vez de delegar en la llamada clase política, a semejanza de la que se ejerce a través del sufragio universal en el capitalismo.
Es posible imaginar que en una nación donde los trabajadores están organizados como clase dominante, las acciones antisociales tengan que ser controladas y reprimidas por “autoridades estatales”, en vez de por los propios trabajadores. Es evidente que si los trabajadores no consideran suyos lo medios de producción y los bienes que se generan, no sienten suyos los objetos que otros más atrevidos roban, no se sienten responsables de controlar los bienes y evitar directamente que los robos se produzcan.
Ese desconocimiento sobre la función histórica del Estado y la Democracia, tanto en el capitalismo como en el socialismo es la que en un pueblo culto, con la elevada cultura política que tienen los cubanos, puede dar lugar al problema de fondo que amenaza una revolución con cincuenta años de vida. Ojala los cubanos puedan avanzar en la resolución de ese tema tan complejo que Lenin ya denunció el 11 de julio de 1919 dirigiéndose a los estudiantes de la universidad de Sverdlov, y no suceda como sucedió 70 años después de la revolución rusa. Lenin murió pronto, los que la siguieron, encabezada por el hombre de acero, no llegaron a comprender la complejidad de cómo integrar al pueblo en el proceso político-productivo.
Decían que eran seguidores de Lenin, fomentando el culto a la personalidad del lider, en vez de la participación, defendiendo un poder soviético que no era cierto, el de los trabajadores organizados como clase dominante, no había soviets (consejos) en los centros laborales, en los lugares donde es posible el ejercicio de la unidad dialéctica del nuevo ser liberado del trabajo enajenado capitalista, ejerciendo en toda dimensión su personalidad creativa.
El pueblo ruso adquirió una gran formación tecnológica, que permitió competir con la capitalista, hasta el extremo de poner antes que ellos un hombre en la órbita terrestre, pero le faltó educarse en ese aspecto tan fundamental para ejercer el poder directamente y evitar que el burócrata borracho, una vez el pueblo decepcionado tras la perestroika y la ideología importada con el turismo, diera el golpe de estado, prometiendo al confuso pueblo disfrutar de los bienes superfluos del capitalismo.
“… los turistas occidentales que visitan la Isla provistos de mucho dinero, que hacen creer a esa juventud que el capitalismo es eso y nada más, ha generado en cierto modo que muchas y muchos jóvenes quieran buscar otros rumbos, experimentar en otros lugares del mundo… ausencia de un debate serio en las organizaciones de masas juveniles, así como la falta de creatividad de la dirección política en esos espacios, como también la inexistencia de lugares donde la y el joven cubano puedan tener un espacio para el entretenimiento sano en el plano cultural, deportivo, social y hasta sexual, como lo ha investigado en varias ocasiones el periódico Juventud Rebelde, han generado desidia y procesos evidentes de alienación en la juventud cubana.”
Si no existe la posibilidad de que el pueblo trabajador se constituya en clase dominante, en ser político-productivo con todo lo que implica ideológicamente, no podrá comprender la perniciosa influencia ideológica que se trasmite a través del turismo, con turistas provistos de suntuosos ropajes y superficiales adornos.
Los cubanos, por lo que pude apreciar en mi viaje a Cuba en 2006, invitado a las “IIIª Jornadas sobre la obra de Carlos Marx y los desafíos del Siglo XXI”, son gente con gran capacidad de debate, que realizan en cualquier lugar. Sin llevar ningún adorno turístico, ni el elemental anillo de casado, esa predisposición tan espontánea al debate la experimente personalmente cuando caminando por la Habana Vieja se me acercó un joven que al verme intuyó era español, conducía una bici-taxi, vestía una camiseta con las siglas UJC.
Me dijo que era descendiente de asturianos, médico puericultor que se veía obligado a dejar su verdadera profesión y ganarse el sustento de bici-taxista para poder emigrar a España donde pensaba realizar su profesión de médico, decía era una exigencia gubernamental para poder conseguir el permiso de emigración.
Le expuse los condicionantes que vive la juventud española, imposibilitada de emanciparse familiarmente, dada la precariedad laboral, la inseguridad para poder disponer de un trabajo fijo y rentable que le permita dotarse de la elemental vivienda donde asentarse familiarmente, le expuse los constantes contratos laborales eventuales de mis hijas lo que las impide tener un mínimo de futuro, cómo cuatro generaciones: nieto, hijas, abuelos y bisabuela nos veíamos obligados a vivir en la misma vivienda. Con mi respuesta, no sé si le convencí para que abandonara esa huida de su país, probablemente no, en una charleta no se resuelven los problemas que esconden un gran componente ideológico.
“… cito a Raúl: “Hay que desterrar la apología y la autocomplacencia; no se trata de describir cuánto hemos hecho, sino de analizar con sinceridad cuánto de lo que se hizo dio realmente resultados y qué debemos hacer para que nuestro trabajo sea mejor… debemos aprender no sólo a discrepar, sino a estimular el libre debate de las opiniones discrepantes, para que las ideas sean mejores y el convencimiento mayor…Téngale más miedo a un adulón que a un agente de la CIA” (2)
“Se puede disentir en Cuba y se pueden esperar respuestas efectivas, pero quien lo haga debe estar preparado para el ataque desembozado o encubierto de las burocracias del patio, cuando no de su censura en los medios de difusión nacionales, razón por la cual el compromiso personal es decisivo. Una vez más, Raúl incita a ese compromiso, cuando afirma que “Los revolucionarios tenemos que buscarnos problemas y estar dispuestos a pagar el precio necesario, con razón y sin razón” (4)”.
“…el mismísimo Fidel: “…aquí ha habido durante bastante tiempo la tendencia a suponer que los señalamientos críticos, la denuncia de las cosas mal hechas, hacían el juego al enemigo, ayudaban al enemigo y a la contrarrevolución. A veces hay el temor de informar sobre algo, porque se piensa que puede ser útil al enemigo. Y nosotros hemos descubierto que en la lucha contra los hechos negativos es muy importante el trabajo de los órganos de prensa. Y hemos estimulado el espíritu crítico. Llegamos a la convicción de que es necesario desarrollar mucho más el espíritu crítico. Yo lo he estimulado al máximo porque constituye un factor fundamental para perfeccionar nuestro sistema.” (5)
Estas citas de Raúl y Fidel son las que estando totalmente de acuerdo con ellas fueron las razones que nos llevaron a compañeros comprometidos con la revolución cubana y mundial, a realizar los comentarios críticos sobre los ceses de Carlos Lage y Pérez Roque, basados más en el insulto (indignos) descalificador, en la fe que provoca el culto a la personalidad en la persona que lo realizó, que en la argumentación política, que en nada contribuye al esclarecimiento político al que tienen derecho en primer lugar los cubanos y todos los que defendemos la revolución cubana vengamos de donde vengamos.
Es de considerar que si el estímulo critico que nos proponen los máximos dirigentes reconocidos por cubanos y no cubanos, encarnados en las personas de Raúl y Fidel, se realizase inducido por los militantes comunistas, desde los centros de laborales, animando a los trabajadores manuales e intelectuales a asumir el protagonismo político-productivo desde esos lugares, a como decía Lenin, que sean ellos mismos los que controlen la producción, que critiquen los defectos que emanan desde esa unidad dialéctica político-productiva, que critiquen los defectos que dan lugar a los criollos burócratas, se habrá dado un paso gigantesco, para de abajo arriba en cada escalón de poder, se produzca la consolidación de la revolución.
Por otro lado, si no existen manifestaciones discriminatorias mediante los ropajes, hábitos, formas ostentosas e irrespetuosas hacia los demás, sino que se realizan desde la igualdad y la sencillez en el pensamiento y práctica, esa predisposición de actitud valdrá más que mil palabras. Si nos fijamos no solo en la obra de Lenin, sino en su comportamiento de sencillez personal, crítico con toda manifestación de culto a la personalidad, veremos su gran ejemplo de teoría y práctica hecha carne material. No se me olvidará nunca, lo que contaba aquella vieja mujer que enseñaba el aposento de Lenin durante la revolución, la sencillez de su habitación y su comportamiento a la hora de ir al comedor, cómo se ponía a la cola del comedor, y cómo rechazaba la cesión del paso que al verle le hacían los compañeros que estaban delante. Esa sencillez además de ser una manifestación clarísima contra el culto a la personalidad, es la que mayor credibilidad da a las personas que de esa forma actúan, sobre todo entre la gente con menos preparación ideológica, que si sabe apreciar esos aparentes insignificantes detalles.

Malime

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