Fidel ha planteado dos interrogantes en torno a la cumbre de las Américas que se celebrará del 17 al 19 de abril en Trinidad y Tobago: el primero es ¿por qué se ha excluido a Cuba de esta cumbre? Y el segundo, si los pueblos de América van a seguir tolerando y admitiendo los términos inadmisibles incluidos en la declaración final tal y como está prevista. Sobre esto mismo insistió, a continuación, Hugo Chávez interpelando a los demás pueblos de América. Fidel tiene razón, plantea preguntas simples pero fundamentales. Cuba es para nosotros una cuestión de honor y si aceptamos de nuevo el tratamiento que se pretende infligirle, bloqueo y exclusión, eso probará que nada ha cambiado.
Estos dos discursos paralelos muestran simplemente que Cuba y América Latina exigen algo más que rumores sobre la evolución de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba; quieren hechos concretos.
Fidel y Cuba, y junto a ellos una América Latina que toma conciencia de su fuerza y de su unidad, no pueden conformarse con las bonitas promesas de los demócratas. Hay muchos antecedentes, como el de Jimmy Carter que, tras iniciar un dialogo prometedor, utilizó como pretexto el asunto de los katangueses (*) y la intervención cubana para dar marcha atrás. Y las recientes declaraciones del Vicepresidente J. Biden en Chile, en las que confirmaba la voluntad de EEUU de mantener el bloqueo, no pretendían precisamente dar esperanzas a los más experimentados de los dirigentes latinoamericanos, que son los hermanos de Castro.
Es evidente que , con el final de la era Bush, el contexto ha evolucionado, primero en la opinión pública estadounidense, y, en algunos casos, entre los dirigentes. Pero aunque se han planteado muchas votaciones en el Senado destinadas al levantamiento parcial del embargo, se refieren esencialmente a medidas recientes tomadas en 2004 por Bush y no a la política aplicada desde el nacimiento de la revolución cubana que impuso, desde el primer año, el bloqueo de las cuotas azucareras a una isla que vivía del azúcar, lo que llevó a Cuba a responder dando un paso hacia el socialismo con la nacionalización de las refinerías estadounidenses. Además, esto no es nuevo, desde hace muchos años existe un consenso para que se levanten algunas medidas perjudiciales para los intereses de EEUU que incluso son contrarias a la libertad de viajar del ciudadano estadounidense. Así que no es la primera vez que el Senado o la Cámara de representantes vota en este sentido, pero Bush ponía siempre su veto o se servía de artimañas de procedimiento.
Lo que ha cambiado, lo esencial, no es la elección de Obama, sino lo que ha favorecido la elección de Obama: la crisis financiera, el formidable fracaso de la política de Bush y las nuevas relaciones de fuerza en América Latina y en el mundo. La toma de conciencia, incluso por parte de Wall Street y de su candidato Obama, de que era necesario cambiar algo para que todo siga igual. ¿Significa eso que la situación de Cuba, ese bloqueo antediluviano, ese ostracismo de otra época, el encarcelamiento de los cinco cubanos, se va a acabar? Es poco probable y eso depende de lo que exija la comunidad internacional. Especialmente América Latina, pero no sólo.
En el final y tras la era Bush, que ha coincidido con la retirada de Fidel de los asuntos públicos, ha habido en Cuba una intensa actividad diplomática, muchos dirigentes de la nueva América Latina han visitado la isla, han hablado con Raúl Castro y luego, en general, se ha producido una reunión con Fidel y una reflexión por parte de este. Sin mencionar los vínculos permanentes con Hugo Chávez. Pero esta actividad ha estado asimismo acompañada, siempre en paralelo con el presidente venezolano, de las mismas medidas diplomáticas con China y Rusia. Lo que dejaba claro que se producía al más alto nivel, el de jefe de Estado que había reclamado el derecho a ser aconsejado por su hermano. Se trataba de política internacional pero de ella dependía el futuro de la isla, la naturaleza de las reformas que podrían ponerse en marcha si se levantaba el estrangulamiento del bloqueo, medidas que debían ser obra de los cubanos y solo de ellos.
El reciente cambio de Ministro de Asuntos Exteriores (el 2 de marzo) causó gran revuelo. Como querían la prensa y Estados Unidos, se ha hablado mucho del que se iba, cuyas inmensas cualidades descubrían de pronto los enemigos de Cuba, y muy poco del que llegaba, Bruno Rodríguez, 51 años, que desde hace diez era el principal representante de la diplomacia cubana en la ONU, es decir, alguien que había contribuido ampliamente a aumentar la audiencia de Cuba sobre la base de principios y de la solidaridad con los pueblos del Tercer Mundo, una diplomacia eficaz.
Al principio se anunció por todas partes que los raulistas expulsaban a los fidelistas y cuando Fidel, en una de su reflexiones, puso punto final a este tipo de especulaciones sobre las diferencias entre Raúl y él, se extendieron otros rumores, que aún perduran, sobre el hecho de que las reflexiones no serían de Fidel e incluso se publicó que, en las fotos, se había utilizado a un doble. Sin embargo, dada la multiplicación de encuentros diplomáticos, es difícil dar crédito a tales “informaciones” que prueban simplemente que en este período una de las estrategias del imperio, a falta de medios para imponer con brutalidad sus puntos de vista de siempre, es dividir entre "los duros” y “los blandos”, utilizando a estos últimos para que se baje la guardia no solo en Cuba sino en América Latina, el Tercer Mundo y la Eurasia rusa y china. Siempre hay un aparato mediático para extender dichos rumores, incluso en Internet.
La actitud que han mostrado estas fuerzas, que sin formar un verdadero bloque representan ya una forma de contener el poder de EEUU, ante la cumbre del G20 y la de la OTAN muestra lo poco sensibles que son estos países a los cantos de sirena de Estados Unidos y sus aliados europeos. En el G20, como ya señalamos, los dos hechos destacados han sido el aumento del peso de China y la pretensión de Occidente de seguir como antes, dándole a un FMI inmutable un poder sobre el resto del planeta y en particular sobre el Tercer Mundo ausente (aunque China en su discurso lo situó en el centro de las preocupaciones). Una vez más, Fidel nos había prevenido de lo que estaba en juego e incluso de su desarrollo. Lo mismo que está sucediendo con la cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago, donde la conclusión de la cumbre, expuesta primero por Chávez y luego por Fidel, ha sido: “¿Es que piensan que nada ha cambiado? ¿Y que vamos a aceptar que un directorio en quiebra que pretende recuperar a algunos miembros del BRIC (**) imponga con bonitas palabras la exclusión de los pueblos del Tercer Mundo? ¿Es que 20 dirigentes, la mayoría de los cuales son los causantes de los problemas, van a imponer su política a los 172 restantes? Se trata de la misma estrategia estadounidense que intenta imponerse con la excusa de la renovación del diálogo durante la cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago. Sin embargo, Chávez no se ha conformado con hablar, ha actuado, multiplicando los encuentros con Irán, con el mundo árabe, sentando las bases de una nueva arquitectura financiera, volviendo a México y todo en un avión seguro prestado por Fidel. Y ahora, está en Asia, en Japón, y luego visitará China.
Hay, por lo tanto, una lógica fundamental en la estrategia cubana. Cuba ha estado siempre dispuesta a dialogar, desde el principio de la revolución. Además, ese diálogo, como ha puesto en evidencia la publicación de los archivos estadounidenses, ha existido siempre salvo con Bush (1). Pero lo que ha dado la fuerza extraordinaria a la revolución cubana es que esta apertura al diálogo ha ido siempre acompañada de una gran desconfianza, no solo hacia Estados Unidos sino hacia los que incitaban a Cuba a bajar la guardia (2). Es cierto que se ha dado una evolución en Estados Unidos, las recientes medidas tomadas por el Senado para suavizar el embargo no son nuevas. Pero hoy se ha dado un paso más, ya no solo se cuestiona la financiación de los gusanos de Miami por los escándalos de los desfalcos, sino también por su ineficacia. En cambio, está claro que se apuesta más por una flexibilización del bloqueo que daría fuerza a los “que quieren bajar la guardia”, los que quieren creer que con Obama todo ha cambiado y que si los hermanos Castro, presentados como “la vieja guardia”, rechazan la mano tendida es por mala fe. Entre ellos hay verdaderos sinvergüenzas y espíritus débiles que por narcisismo y ligereza están convencidos de ser grandes estrategas de salón. Pero todo esto es normal y prueba simplemente que, en el necesario diálogo, cada uno intenta mantener la mejor relación de fuerzas. Y desde esta perspectiva, está claro que es difícil ser mejor que aquellos que ha conseguido, durante más de cincuenta años, plantar cara a todos los presidentes de Estados Unidos, vencer el aislamiento y establecer hoy nuevas relaciones en América Latina e incluso en el resto del mundo y, en la actualidad, cuentan con una nueva generación de dirigentes más o menos vacunados contra los cantos de sirena occidentales, tanto de Estados Unidos como de Europa.
(1) Precisamente fue con ocasión de uno de esos diálogos periódicos sobre temas como la emigración o el tráfico de drogas cuando EEUU pudo llegar hasta los cinco héroes cubanos, detenerles acusándoles de crímenes imaginarios y hacer que los juzgara un tribunal histérico de Miami
(2) Está en la lógica de Martí y no en la de Lenin que exista un partido único en Cuba, ya que Martí decía que cualquier partido que no fuera el partido revolucionario sería necesariamente anexionista, sea de forma directa defendiendo la anexión, sea indirectamente, dicen los cubanos hoy, incitándoles a bajar la guardia.
NdT:
(*) Alusión a los acontecimientos que se produjeron en Zaire en marzo de 1977 cuando las acciones de Mobutu encaminadas a apoyar al movimiento guerrillero opositor al gobierno del MPLA (Movimiento Popular para la Liberación de Angola) acabaron en una ofensiva de este movimiento contra el Zaire, en la que el MPLA ayudó a los independentistas de Kananga en la ocupación de esta provincia. La confrontación fue presentada por Mobutu como una agresión auspiciada por cubanos y soviéticos que tenían como plataforma de actuación Angola.
El mismo Fidel desmentía estas acusaciones en un discurso pronunciado el 27 de marzo en Angola: “El Gobierno neocolonialista y reaccionario de Zaire dice que los katangueses están dirigidos por oficiales cubanos. Esa es una acusación mentirosa e hipócrita. Aprovechamos esta ocasión para declarar de manera categórica que no hay un solo soldado ni oficial cubano con los katangueses, que nuestro país no ha suministrado armas ni entrenamiento a los katangueses, que nuestro Gobierno ni siquiera tenía noticia alguna de los acontecimientos que allí se iban a producir. Y nosotros no andamos con mentiras. Cuando nosotros estábamos apoyando a Angola y enviamos armas, y enviamos combatientes, lo declaramos públicamente. Nosotros seguimos una línea de principios y mantenemos siempre una actitud moral y digna. Nuestro país, nuestro Partido, se responsabiliza con sus actos.” Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, en el acto celebrado en la plaza Primero de Mayo, Luanda, Angola, el 27 de marzo de 1977, "Año de la institucionalización".
(**) En economía internacional, se emplea la sigla BRIC para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India y China, que tienen en común una enorme población, un extenso territorio, lo que conlleva unas dimensiones estratégicas continentales y gran cantidad de recursos naturales, y que en los últimos años han presentado cifras de crecimiento de su PIB y de participación en el comercio mundial considerables, lo que les hace atractivos como destino de inversiones.
Danielle Bleitrach
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