El Seminario Internacional del Partido del Trabajo de México, realizado en el D.F., 19 al 21 de marzo de 2009, permitió a sus asistentes no sólo una nutritiva sinopsis de la nueva situación política de América Latina, sino también un análisis enjundioso de la presente crisis económica mundial y sus perspectivas. Análisis que estuvo a cargo de destacados economistas como: el argentino Jorge Beinstein, de quien ya hicimos una reseña parcial en una nota anterior; el mexicano, .... Jaffe, que mantuvo al público en vilo por más de una hora con su amena disertación; y la ponencia del chileno Orlando Caputo quien, a nuestro juicio, hizo aportes originales.
Orlando Caputo propone una perspectiva teórica y metodológica que recupere el criterio de la economía marxista, poniendo el énfasis en el problema de las relaciones sociales de producción, expresadas en la forma como luchan las clases sociales por la apropiación (distribución) del excedente económico: entre las ganancias (excedentes operacionales), los salarios (remuneraciones) y la renta.
Cita a Carlos Marx (Introducción a la Crítica de la Economía Política ): “ Si se consideran sociedades enteras, la distribución parece desde otro punto de vista preceder a la producción y determinarla, por así decirlo, como un hecho pre-económico... “. Y en El Capita l, Tomo III: “ Capital-ganancia (beneficio del empresario más interés); tierra-renta del suelo; trabajo-salario he aquí la fórmula trinitaria que engloba todos los secretos del proceso social de producción ”.
Criterio metodológico que se remonta hasta los padres de la economía clásica, Adam Smith y David Ricardo, a quienes cita también Caputo. Del último extrae: “ La determinación de las leyes que rigen esta distribución es el problema primordial de la economía política ”.
A partir de ello, Orlando Caputo sostiene que hay que superar el análisis de la presente crisis como crisis financiera, que conduce a ver sólo contradicciones entre ramas del capital, a la contradicción y “dominio creciente” del capital sobre el trabajo, del capital sobre los recursos naturales y del capital sobre los Estados.
En esencia, Caputo alega que en los últimos 30 años, la fase neoliberal, ha creado una verdadera economía mundial que ha permitido polarizar la riqueza planetaria del lado de las grandes empresas transnacionales en desmedro de los salarios y los Estados nacionales, superando la crisis de los años 70, aumentando y creando superganancias que fueron canalizadas a la especulación financiera e hipotecaria.
“ En nuestra interpretación teórica e histórica -diferente y opuesta a la caracterización simple como crisis financiera- partimos de constatar que a nivel de la economía mundial, las ganancias y la tasa de ganancias de las grandes empresas trasnacionales productoras de bienes y servicios, se han incrementado a partir de mediados de los 80 y se han mantenido elevadas en los últimos años, previo al inicio de la actual crisis mundia l”, dice Caputo.
La lógica de la crisis estaría en la acumulación de una masa enorme de capital en las empresas transnacionales y los países imperialistas gracias a la “globalización”, que le ha permitido por un lado aumentar la explotación del trabajo asalariado, expresada en una pérdida de la participación de los salarios en el PIB mundial (gracias a la precarización del empleo) , la apropiación privada de los fondos de pensiones d ellos trabajadores, las transferencias de capital extraídas de los países subdesarrollados por las privatizaciones, la deuda externa y la compra de bonos y dólares con las reservas de los Estados, y una sobre explotación creciente de los recursos naturales del mundo.
La sobre acumulación permitió a las transnacionales convertirse en “ prestatarias netas del sistema financiero ”, el cual condujo la masa de capitales (ganancias) hacia la especulación de diverso tipo, desde la inmobiliaria, pasando por las “ puntocom ”, hasta el crecimiento desmedido del crédito. Todo ello permitió a Estados Unidos, país al que se canalizaron las sobre ganancias, mantener el ritmo del crecimiento económico de los últimos años.
Sin embargo, y he aquí el quid de la cuestión, “ ...la crisis inmobiliaria sería el preludio, pero la explicación fundamental, (de la crisis actual) sería la disminución de las ganancias ” y, por ello, la duración y profundidad de la crisis dependerá del grado en que disminuyan estas ganancias en EE UU y el mundo desarrollado.
Se desprende del planteamiento de Caputo que el problema central de la crisis capitalista está en que la creciente explotación del trabajo y la consecuente pérdida de las remuneraciones (salarios) en todo el orbe deriva en una crisis de sobreproducción (o subconsumo para algunos), tal como las analizaba Marx.
“ En Europa, Estados Unidos y América Latina se produce un aumento de la participación de las remuneraciones en el período previo a la década de los años setenta. Con la globalización de la economía mundial, se produce un proceso inverso, disminuye la participación de las remuneraciones en el PIB ”, dice Orlando Caputo.
La ponencia aporta información estadística que muestra la caída de la participación de los salarios en el PIB en diversas regiones del mundo. En Europa, éstos cayeron de 75,3%, en 1971-80, para 69,7% en 1991-2000. En América Latina, partiendo de un nivel inferior de la participación de los salarios en el PIB regional, de 42.3% en 1970 se ha bajado a 34.2% en 2004. “ Una disminución de 8,1 puntos porcentuales que en términos globales significa una disminución cercana al 20% de la participación de las remuneraciones en el PIB ”.
En el sentido inverso, hablando de América Latina, los excedentes operacionales (ganancias) “ más la depreciación del capital aumenta de 57,7% en 1970 a 65,8% en 2004 ” .
La caída de los salarios en Latinoamérica sería peor en países como Argentina, donde decreció desde 45,8% en 1970 a 23,9% en 2004; Venezuela con 42,9% para 33,2%; Perú de 39,0 % a 26,1%. Pareciendo que sólo en Brasil se produce una marcha positiva de 40,7 a 42,9% en los mismos años. Por supuesto, agregamos nosotros, que la situación empeora si tomamos en cuenta que estos guarismos se refieren a promedios que incluyen los altos ingresos salariales de los gerentes, lo cual infla los promedios, y que la masa laboral se agrupa en los rangos inferiores de salarios.
Según Caputo, los trabajadores de Estados Unidos no escapan a la tendencia general producida por la globalización. Así tenemos que si bien, entre 1950 y 1980 un incremento en la participación de las remuneraciones en el Valor Agregado Bruto de las empresas, desde 1985 se baja del 67% para 62,5%, mientras que del lado opuesto, las ganancias crecen.
Otra evidencia de la polarización de la riqueza presentada por Caputo es el crecimiento voluminoso de las ganancias remesadas por las empresas transnacionales desde los países de América Latina, producto de Inversiones extranjeras Directas, las cuales crecieron desde 32 mil millones en 1980 a 126 mil millones en 2006.
Esta transferencia de recursos, además de otros provenientes del resto del mundo, producían hasta finales de 2007 grandes ganancias de las empresas estadounidenses. Sin embargo, a partir del primer trimestre de 2008, se han empezado a producir fuertes pérdidas de ganancia en dichas empresas. En el caso de las automotrices, dice Caputo, las pérdidas anualizadas en los dos primeros trimestres de 2008, se expresaron en caídas de la ganancia de 3,3 y 4,6 veces, las cuales fueron tapadas con ganancias provenientes de otros países.
Una situación similar sufren los sectores de la construcción y la producción de bienes durables, cuyas ganancias disminuyeron 57,3% desde el nivel más elevado en el tercer trimestre de 2006. “ Las ganancias en el comercio al por mayor disminuyó en 54% y en el comercio minorista disminuyeron en 30% ”.
En conclusión, dice Caputo: “ El fuerte incremento de las pérdidas y la fuerte disminución de las ganancias en estados Unidos han transformado la crisis inmobiliaria en crisis de la economía mundial ”.
La presente crisis, la más profunda y prolongada de las seis que se han vivido bajo la globalización neoliberal, tendrá como consecuencia una crisis de la hegemonía de Estados Unidos y de su moneda. Crisis que puede conllevar a una nueva forma de globalización, basada en bloques regionales y una nueva base monetaria (una canasta de monedas) , pero el futuro dependerá de: “l as decisiones y las acciones políticas de los gobiernos y de las movilizaciones de los trabajadores y de los movimientos sociales ”, dice Caputo.
Por lo pronto, el economista chileno sugiere la adopción de medidas urgentes por parte de los países latinoamericanos como: control de la banca e instituciones financieras, controlando al fuga de capitales, rescatar las inversiones de los Estados en el extranjero, la repatriación de los fondos de pensiones, la defensa de los precios de las exportaciones, la recuperación de la soberanía nacional sobre los recursos naturales, la aceleración de los procesos de integración regional, junto con la creación de entidades financieras como el banco del Sur y, por qué no, de una moneda común.
Olmedo Beluche (PANAMÁ PROFUNDO)
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