El dulce panorama internacional que presumía el Gobierno golpista de Roberto Micheletti comienza a transformarse en un trago amargo. La reacción general de repulsa e indignación ha sorprendido en América Latina.
Una muestra sin mácula del rechazo unánime a la destitución del presidente de Honduras Manuel Mel Zelaya fue la decisión de un presidente conservador como el mexicano Felipe Calderón de acompañar a Managua a la depuesta canciller hondureña, Patricia Rodas, expulsada el domingo tras ser secuestrada en su propia casa por militares encapuchados.
"Más que un gesto simbólico de cara a la galería, es una importante señal de que Micheletti se encuentra solo", aseguró a Público un alto diplomático suramericano. Más aún. Ni un sólo país en el mundo ha movido una ceja a favor del golpe. La condena es total y la exigencia para la restitución de Zelaya, abrumadora.
Zapatero reitera su rechazo al Ejecutivo de Micheletti y da su apoyo a la OEA
Este lunes, el primero en subirse al ring de las condenas cargado con los más ácidos calificativos fue Hugo Chávez. El líder venezolano tildó de "trogloditas" a Micheletti y al jefe de las Fuerzas armadas hondureñas, Ramiro Vásquez. El presidente de facto de Honduras esperaba el golpe. Micheletti despertó este lunes templando gaitas en la soledad diplomática de un diario hondureño al asegurar que el regreso del depuesto Zelaya "sería aceptado siempre y cuando lo haga sin Chávez". Pero la maquinaria internacional ya está en movimiento.
En la reunión extraordinaria de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) celebrada en Managua, el ecuatoriano Rafael Correa lanzó con furia todo tipo de descalificaciones contra el Gobierno golpista y concluyó señalando que ahora "sólo la resistencia civil podrá restaurar el orden democrático y sacar a ese grupo de usurpadores de la residencia presidencial".
Los ocho paises que integran el ALBA negaron la más mínima posibilidad a una hipotética negociación con Micheletti que facilite el retorno de Zelaya y anunciaron la retirada de todo el personal diplomático de Tegucigalpa. El propio presidente destituido indicó que no renunciara "nunca al mandato que el pueblo hondureño me otorgó".
El nuevo presidente dice que Zelaya tenía que haber sido encarcelado
La respuesta de su sustituto llegó en Radio Caracol: "El Ejército fue benevolente al permitir que el ex presidente saliera del país, cuando en realidad tenía que haber entrado a las cárceles nacionales por los delitos cometidos en diferentes circunstancias". Pero todos sus esfuerzos para lograr un sólo apoyo a la asonada son papel mojado.
La chilena Michelle Bachelet adelantó solemnemente que su gobierno "no reconocerá" al Ejecutivo de Roberto Micheletti. Aún más contundente se mostró el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva al revelar que su país "estudia" la retirada del embajador de Honduras "si no se restituye al presidente Zelaya, el único que reconocemos".
Fuentes cercanas al Gobierno de Brasilia aseguraron a este diario que su diplomacia mantiene "reuniones al más alto nivel para lograr salida inmediata del poder de Micheletti". Estas mismas fuentes indicaron que el gigante latinoamericano ha decidido ejercer su liderazgo continental de forma contundente: "El golpe desestabiliza el continente y abre la puerta a otros movimientos similares que son inaceptables".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario