viernes, octubre 23, 2009

Camilo, héroe eterno de la patria


Cada 28 de octubre, dondequiera que una corriente de agua evoque el eterno fluir de la vida, se transforma en un colorido jardín. Cada año los cubanos le rinden tributo este día, arrojando flores, a Camilo Cienfuegos, el Héroe de la sonrisa eterna, de cuya desparición fìsica se cumplen 50 años.
Exactamente el 28 de octubre de 1959 la avioneta en la que retornaba a La Habana desapareció sin dejar rastros, tras cumplir la misión encomendada por el máximo líder de la Revolución Fidel Castro, de neutralizar y arrestar en la ciudad de Camaguey al traidor Hubert Matos.
El pueblo cubano de esa forma, no hace sino traer de vuelta a la memoria, allí donde habitan los que tienen el raro privilegio de ser inmortales, la imagen de un hombre que con la mayor naturalidad, con la más completa sencillez, sin el más mínimo alarde de valor o sabiduría supo enfrentar, durante nuestra última etapa de lucha contra regímenes dictatoriales, los más grandes peligros. Su trayectoria así lo tipifica.
El Señor de la Vanguardia, como también fuera reconocido, nació en la Ciudad de la Habana el 6 de febrero de 1932 y se incorporó a la lucha revolucionaria al comprender que la situación social que afrontaba su patria exigía acciones trascendentales, necesarias de emprender de forma unida, como única vía posible para alcanzar un sistema político con verdadera justicia social.
Preso, torturado y fichado por los sicarios del régimen dictatorial, tuvo que tomar el camino del exilio en Nueva York. Allí supo del proyecto que encabezaba el líder cubano Fidel Castro, encaminado a organizar una expedición armada en México con el propósito de desembarcar en Cuba y emprender la lucha insurreccional contra la dictadura batistiana.
Aquella empresa encajaba en sus ideales y de inmediato partió para integrarse como uno más de los 82 expedicionarios del yate Granma, que el dos de diciembre de 1956 desembarcara en las costas cubanas.
Su valía y audacia fueron factores claves en el desarrollo de la guerra. Llegó a ser ascendido al grado de Comandante.
Otros rasgos que siempre lo caracterizaron igualmente fueron su franqueza, alegría, madurez de carácter y la disposición permanente de ofrecer su vida por la causa.
El Guerrillero de la sonrisa hermosa estará siempre por ello en el recuerdo agradecido de su pueblo, como el héroe eterno que fue, es y será.

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