domingo, julio 24, 2011

Mundo laboral: una nueva era de injusticia social


En medio de la agudización de la crisis mundial en los países centrales, la desocupación vuelve a ser el centro de las preocupaciones. Así lo han señalado recientemente tanto la OIT como el FMI. Por Eduardo Lucita.

Por ANRed - L (redaccion@anred.org)

Para la OIT (Organización Internacional del Trabajo) todo indica que el 2011 será el tercer año consecutivo con más de 200 millones de personas que buscan un trabajo sin encontrarlo. A principios de este año, el informe del organismo daba cuenta que el mercado laboral en el mundo no mostraba reacciones frente al récord de desempleados, literalmente señaló: “...está hundido”. Agregando que desde el inicio de la crisis económica -mediados del 2007- hubo un incremento de 27,6 millones de desocupados en el mundo. Por su parte el FMI (Fondo Monetario Internacional) hace un año atrás ya pronosticaba que la desocupación en las naciones desarrolladas rondaría en promedio el 9 por ciento.

Los países centrales

En los países desarrollados vive solo el 15 por ciento de la fuerza de trabajo mundial, sin embargo es en estos países, los más industrializados, donde se concentra más del 50 por ciento de los puestos de trabajo perdidos desde 2007 hasta ahora.
Unos 15 millones de trabajadores no tienen empleo hoy en los EEUU. Con el agravante que en el último trimestre la creación de nuevos puestos solo alcanzó un cuarto de lo logrado en trimestres anteriores (54.000 contra 220.000). En Europa, España, que lideraba el ranking con casi el 21 por ciento de la población activa desempleada, unos 5 millones de personas, ya no está tan sola. Según la Oficina de Estadísticas de la Unión Europea (Elstat) el desempleo en Grecia llegó ya al 14,8 por ciento, la cifra más alta desde que el país comenzó a publicar estos datos mensualmente en 2004, y todavía no iniciaron el ajuste recientemente aprobado por el parlamento que exige privatizaciones y drástica baja del empleo público. En Portugal, que inexorablemente sigue el sendero trazado por Grecia, la tasa de desempleo subió al 11,1 por ciento al final de 2010, el nivel más alto de las últimas dos décadas, según comunicó el Instituto Nacional de Estadísticas.
En Francia, Alemania y Holanda, países que parecieran estar saliendo de la crisis -el país germano tracciona creciendo al 4.5 por ciento anual- la desocupación está estancada en el 8 por ciento y no da señales a la baja. Otra vez como en los ’90, donde se registra crecimiento de la economía esta no crea proporcionalmente empleos.

Desempleo juvenil

Para la OIT al menos 78 millones de jóvenes en el mundo se encontraban desempleados en el 2010, cifra superior en más de 4.5 millones a los registrados en 2007. Los desocupados de entre 15 y 24 años representaron el 12,6% en 2010. Reveló también que la tasa mundial de desempleo entre jóvenes supera en 2,5 veces al mismo índice entre adultos. No obstante el mismo informe advierte que, de acuerdo con tendencias previas a la crisis, entre los 56 países con datos disponibles había 1.7 millones de jóvenes menos de los previstos en el mercado laboral. Estos trabajadores no registran como desempleados porque ya, desalentados, no estaban buscando trabajo de manera activa.
No es ocioso recordar aquí que han sido en su mayoría jóvenes los que impulsaron el movimiento de los Indignados en España, o las revueltas contra regímenes despóticos en los países árabes o en Grecia contra el ajuste impuesto por el FMI y el BCE (Banco Central Europeo). Es la juventud que en el capitalismo globalizado no ve un futuro en el horizonte como no sea el agravamiento de las condiciones del presente.

América Latina y el Caribe

En la región, en medio de un ciclo de crecimiento de nuestras economías, el desempleo promedio está en el orden del 7 por ciento, lo que alcanza a unos 18 millones de personas. En la Argentina la tasa de desocupación ha descendido fuertemente desde el más de 20 por ciento alcanzado en 2002/2003, incluso habiendo capeado el cimbronazo de la crisis mundial en 2009 cuando se perdieron cerca de 200.000 empleos. La desocupación está ahora en el 7.3 por ciento de la población económicamente activa, en torno a 1,2 millones de personas.
Sin embargo la elasticidad empleo/producto -esto es cuanto crece el empleo por cada punto del PBI, que fue muy fuerte en el período 2003/2007- es ahora muy débil, prácticamente la creación de empleo en el sector privado es nula, y ha estado sostenida por el crecimiento sector público en los últimos tres años.

Una nueva era de injusticia social

Según la OIT, “...existe una muy variada recuperación en los mercados de trabajo, mientras en los países desarrollados hay altos niveles de desempleo y un creciente desaliento, en los países en vía de desarrollo persisten el empleo vulnerable y la pobreza laboral”...“Dichas tendencias contrastan fuertemente con la recuperación de varios indicadores macroeconómicos clave como el PIB mundial, el consumo, el comercio mundial y los mercados bursátiles”. También las altas tasas de ganancia de las multinacionales, agregaría este redactor.
“Nueva era de injusticia social”: así calificó Juan Somavía, director general de la OIT, el período actual “...donde las desigualdades sociales crecen cada día más”. De los 3000 millones de trabajadores que hay en el mundo, más de la mitad, según el organismo, tienen un empleo vulnerable o temporal.
Agregando: “... la lentitud de la recuperación de los mercados laborales se observa no sólo en el desfase entre el crecimiento de la producción y el crecimiento del empleo, sino también en un retraso entre los beneficios de la productividad y el crecimiento de los salarios reales en muchos países”.
En la Argentina, la informalidad laboral, si bien se ha reducido, está todavía en el 35 por ciento, si le sumamos el porcentual de desocupación más los precarizados registrados, tendremos que como mínimo más del 50 por ciento de la PEA tiene serias dificultades en el mercado laboral. Mientras que la inflación limita la capacidad adquisitiva de los salarios.
El capital ha impuesto en el mundo un nuevo piso a la pobreza (mayor desocupación y caída de los salarios reales). Combatir esta realidad implica combatir contra los pilares sobre los que en la actualidad obtiene las fuertes tasas de ganancia. Esto es combatir a fondo el trabajo en negro, la precarización y tercerización, retomar los esfuerzos por el ajuste periódico de los salarios y por imponer la reducción de la jornada laboral y el reparto del trabajo existente, para absorber desocupación y que los trabajadores se beneficien de la mayor productividad.

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