sábado, julio 30, 2011

La trama negra del capitalismo mundial


Mientras usted lee este escrito se están llevando a cabo fuertes combates, de alguna de cuyas modalidades no escapan ni europeos ni norteamericanos. Y es precisamente desde estos dos epicentros del capitalismo, que se incuban, eclosionan y exportan conflictos. Unos son armados y se llevan a Irak, Afganistán, Somalia, Palestina, Libia y donde sea necesario para enriquecer a sus principales promotoras: las industrias relacionadas con la guerra e industrias anexas (vehículos, armas, siderurgia, municiones, equipamiento individual del soldado, fármacos, alimentos, combustible, etc). Estos serían elementos para un tipo de combates que no cesan, pero además están los otros. Y ¿qué otros? Los financieros, que crean pobreza y conflictos sociales a la vez que invierten en sostener a los otros, los bélicos y anexos proporcionándoles créditos. Y estos combates incruentos pero de terribles efectos, tampoco cesan, sino que lejos de eso se extienden por el mundo como una sucia mancha. Estamos ante un organizado Frente Antisocial Mundial con sus soldados (OTAN), su cobertura legal (ONU), su cobertura moral ( el Vaticano) su Estado Mayor (Club Bilderberg) sus tribunales selectivos (Tribunal Penal Internacional), su policía del pensamiento y especialistas en crear golpes de estado ( La CIA y otros), sus soldados no uniformados para la guerra sucia (Black Water y semejantes) la difusión de su pensamiento único a través de los media y en los centros de enseñanza públicos y privados, y, por supuesto, sus grandes financieros ricos escondidos bajo siglas bancarias y en paraísos fiscales. Y siempre, en la sombra, las mafias que tienen atrapadas en sus redes a unos y a otros, como víctimas, como cómplices, como compañeros de viaje o como representantes públicos que lo mismo pueden ser presidentes de grandes corporaciones multinacionales que ministros, jueces o presidentes de naciones. Esta es la trama negra del mundo. Y esta trama es camaleónica y escurridiza; brutal o sinuosa y aparentemente bondadosa. Cuando quiere se nutre de lenguaje serio, argumentado, aprendido en universidades donde antes que nada se les enseña a perder la conciencia. Y cuando terminan su elaborado discurso de buenas intenciones, firman tranquilamente órdenes de movilización, anulan derechos sociales, elaboran decretos anti-obreros, o mandan a alguien a algunos de sus corredores de las muertes oficiales o extraoficiales. Esta trama internacional es la que decora el mundo con grandes carteles sobre la geografía de cada país donde un día leemos democracia, otro fascismo, otro comunismo capitalista y lo que vaya siendo oportuno rotular, todo como parte del juego donde lo que se vende siempre es una imagen para comprar voluntades, asaltar conciencias y pueblos, expoliar las riquezas del Planeta y aparentar –cada uno de esos integrantes de la trama- que ellos son los buenos, y todos aquellos que les descubren el juego y lo rechazan, los malos: por supuesto. Y los malos pasan a llamarse “tipos incómodos”, “personas non gratas”, “radicales”, “extremistas de izquierda” , “fanáticos”, “antisistemas”, “enemigos de la patria”, “perro-flautas”, ”rebeldes”, “ecologistas radicales”, y de otras maneras según latitudes. Para tenerlos controlados por todos los medios están policías y tribunales siempre dispuestos a cumplir los códigos legales que se les dictan para que reine la paz, la justicia, la ley y el orden. Los integrantes de la trama negra necesitan por todos los medios que los pueblos estén dormidos, hipnotizados, anestesiados por los medios de comunicación, las elecciones de entre sus candidatos, el alcohol, el sexo y los deportes. Y cuando alguien les recuerda sus derechos, caen sobre él automáticamente los reflectores del Sistema.

Una triste historia con “jubilación ni se sabe”.

Todo comenzó con el capitalismo, pero desde que este se ha volcado de un modo febril en juegos de Monopoly y Bolsa, hemos comprendido por qué la quiebra de los grandes bancos norteamericanos era una quiebra amañada con la que han aumentando sus riquezas de un modo exagerado algunos individuos: los gestores de esos bancos, que fueron premiados y retirados con primas multimillonarias y los congresistas del partido republicano y demócrata en los Estados Unidos con cuentas en esos bancos que desataron la caja de Pandora mundial. Y el ejemplo se calcó a otros países. A partir de ahí aumentó el tráfico a los paraísos fiscales a los que no hay rico ni gobierno que mencione o quiera tocar.( ¿Cómo puede ser de otro modo? ) Eso de los manejos sucios del dinero viene sucediendo hasta hoy mismo (véase el fiasco de la CAM) o consúltese la relación que existe entre los super-ricos de la lista Forbes, el Ibex 35 y las agencias de calificación de riesgos. Verán cuántas sospechosas coincidencia; y cómo quedan multimillonarios que también sospechosamente no aparecen oficialmente.

Pero sigamos con la evolución del proceso.

El descubrimiento de la existencia de las hipotecas-basura dejó al descubierto la duda de la solvencia interbancaria, lo que contribuyó a refrenar los préstamos a industrias medianas a negar hipotecas a nuevos demandantes, y rechazar demandas de préstamos que precisarían para su desarrollo las pequeñas y medianas empresas y los trabajadores autónomos. Esto desencadenó un alud encadenado de graves problemas: se cerraron empresas, se arrojó al paro a trabajadores, -muchos de ellos hipotecados con anterioridad a la crisis programada-, que ahora no pueden trabajar, no pueden pagar su hipoteca y además se les desahucia de un modo cruel, se les arroja a la calle con sus familias y además tienen que pagar su deuda. A estos se añaden los otros expulsados del circuito productivo: las víctimas del desarrollo tecnológico, y los jóvenes que no encuentran trabajo. Todos ellos suman más de cinco millones que no solo no pueden llenar las arcas del Estado, sino que demandan ayudas. Pero los estados ingresan menos dinero y entonces dicen: “reduzcamos gastos sociales y aumentemos la edad de jubilación hasta alcanzar la de matusalén.” Pero para alcanzar el derecho a morirse en esa edad, tiene uno que estar cotizando durante tantos años que nunca podrá garantizar el sistema. Porque a ver: ¿Quién podrá jubilarse a los 67 años _edad que puede ser aumentada lo mismo que la jornada laboral- y con 38 años y medio de años cotizados? ¿Cuántos de los hoy jóvenes se quedarán “fuera”? Los gobiernos lo saben y esa es una razón más para endeudarse con los bancos emitiendo deuda pública bajo la atenta vigilancia y control del trío de agencias de calificación de riesgos: esos tres caballos de Troya de la guerra sucia contra los pueblos.

La o­nda expansiva

Los bancos del resto del mundo, entre tanto, han aprendido la lección de los EEUU y muchos aducen pérdidas que son imposibles de demostrar, pues luego vimos que llaman pérdidas a ganar menos de lo calculado por ellos. ¿Y quien acude en su auxilio? Los gobiernos. Y los gobiernos dan dinero público una y otra vez a los bancos, con lo cual se producen enormes desequilibrios presupuestarios, y es necesario recortar gastos ¿de dónde? De donde es más fácil sin que los ricos sufran: sanidad, educación, asalariados de todo tipo,- incluidos los funcionarios, -pensionistas, viudas, parados, grandes inválidos, inmigrantes, becarios son víctimas inmediatas. No se contempla siquiera la posibilidad de cargar impuestos a la banca, a las transacciones de dinero de los grupos financieros ni se habla del cómo ni del cuándo los pueblos vamos a recuperar el dinero que el Estado prestó. Muy al contrario, se deja entrever que esto irá a peor, y hasta se habla de pagar las consultas médicas (como en Italia y Grecia). Entre tanto, los gobiernos, serviles a sus amos y desbordados en sus cuentas no cesan de emitir bonos de deuda pública a intereses muy altos para terminar de rematar la faena y pasar a las generaciones siguientes la deuda que ahora contraen con el FMI y los bancos. A ello colaboran-por supuesto- las 3 famosas “agencias, un feroz y agresivo dispositivo de los cuarenta de _Ali Babá con nombres y apellidos (siempre de multimillonarios del Ibex 35 y otros Alibabás) para seguir obligando a los gobiernos a que inviertan más y más en bonos que ellos compran con altos intereses para serles devueltos a cuenta de que cada país haga duros ajustes (así llaman al atraco nacional) y privaticen todo lo que tengan público: sanidad, educación, lo que sea. De este modo no solo se acaba con los bienes de la nación, sino que se les entregan a capitalistas privados, y de paso se termina con los logros del Estado del Bienestar. Pero el asunto no termina aquí. Hay más.

Recapitulemos y sigamos avanzando.

Se sabe que la guerra empobrece a los países. Ahora mismo es una de las causas del aumento de la pobreza en EEUU. Y cuando se declaran, alguien tiene que pagarlas como alguien tiene que pagar los juegos sucios financieros pero no quienes provocan las guerra (porque lo hacen para ganar poder y dinero) ni tampoco los bancos, cuyo fundamento es el mismo que el de los anteriores. Ellos nunca pierden, pero sí los pueblos de los países cuyos gobiernos decretan las guerras, y los pueblos de los países a los que arruinan los bancos que subvencionan las campañas de políticos sin conciencia, que son todos ellos. Siempre pagamos los pueblos los negocios sucios de los ricos, ya lo sabemos, y la guerra es uno de los más sucios, el rey de los negocios sucios.
Las guerras arruinaron al imperio romano en su momento y como la lección no se quiere aprender está arruinando ahora a los países de la OTAN con EEUU en cabeza. Esta es una causa de la crisis económica, y no es pequeña si pensamos que tan solo en la guerra de Libia los EEUU llevan ya gastados más de 700 millones de euros que bastarían para dar de comer a muchos somalíes durante mucho tiempo. Y este no es –ni de lejos- el único ni el menor de los agujeros negros de la economía mundial, porque el gasto en armamento se viene aumentando desde 2008 a un ritmo vertiginoso, mientras los bancos aumentaron sus beneficios en todo momento. Todo ello a cambio del retroceso en inversiones sociales y restricciones de derechos laborales, el empuje hacia el pensamiento único y la militarización creciente de la vida cotidiana. Así que junto a la crisis provocada por los estados mayores del capitalismo se está acabando con los derechos laborales y las conquistas sociales de dos siglos y se llega poco a poco a la configuración de estados policiacos con vocación mundial. Ahí está la Interpol como avanzadilla y núcleo del proceso.

Terror al terrorismo… ¿a cuál?

Para que los pueblos aceptaran estos retrocesos de su calidad de vida en todos los sentidos resultó el invento de infundir en la población el terror al terrorismo que ellos mismos –los países con altos niveles de inversiones militares-provocaron o aceptaron, porque el miedo al terrorismo justificó más y más fabricación y venta de material militar siempre con el horizonte de una guerra contra los países que los fabricantes de armas por boca de sus gobiernos definieron como “eje del mal”. Y este dedo acusador que comenzó c o­n Irak , no ha dejado de señalar a Irán y Siria, y al movimiento de liberación palestino. Ahora acabó por señalar a Libia, e iniciar la guerra contra su aliado (hasta ese momento) Gadafi y a debilitar o derribar con sus métodos tradicionales made in CIA a los otros gobiernos aliados del norte de África para que todo esté controlado: el poder, los negocios de materias primas, los bancos y los pueblos. Pueblos siempre bajo dictadores a los que ahora los “amigos euroamericanos” hicieron creer que han conquistado la democracia. Pero muchos se han dado cuenta y se han puesto en movimiento. En África se habla de “primavera árabe”, y aquí se les llama “indignados”. Y tienen razones que les sobran para las dos cosas: para indignarse y para ponerse en marcha, aunque sea en verano.

Los indignados aman la justicia, la libertad y la democracia real.

Que les pregunten a los egipcios, que ya se han dado cuenta del juego y vuelven a manifestar su descontento por haber sido engañados. Y así sucederá inevitablemente con todos, porque es la lógica del Sistema: crear confianza, engañar, estafar, expoliar, dividir y dominar, pero no de un modo evidente, porque siempre habrá un fantoche dispuesto a tener a su pueblo bajo control con el amparo militar de la OTAN y el apoyo legal de la o­nU. Estas dos organizaciones que (como el Tribunal Penal Internacional por arremeter contra Gadafi) ya han perdido toda la credibilidad que se puede perder, se han convertido, junto al FMI, los bancos centrales, las agencias estadounidenses de calificación de riesgos, el Vaticano, los sionistas y los chicos del Bilderberg en un Frente coordinado respaldado por gobiernos y parlamentos cuyos tentáculos abarcan desde oriente a Occidente sin que ningún país se libre de sus sucios juegos. Miren si tienen razones los indignados del mundo para unirse y reclamar que sí, que otro mundo es posible, que es necesario y además, que es urgente. Hasta los chinos comienzan ya a darse cuenta.
Entre tanto, está bien apoyar la iniciativa de la marcha a pie a Bruselas. Una marcha que debería partir de todos los países vecinos, portando una gran pancarta donde poder leer “INDIGNADOS DEL MUNDO: UNÍOS”.

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